Comprende que nadie quiere más impuestos, ni temporales ni permanentes. Sabe que no es un buen momento para hablar del tema porque muchas personas perdieron sus empleos y negocios cerraron sus puertas por el golpe de la pandemia. La sombra de la Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas (9.635) todavía no se disipa de la memoria colectiva nacional.
Elian Villegas, el tercer ministro de Hacienda del gobierno de Carlos Alvarado, acepta que el grueso del plan que pretenden negociar con el Fondo Monetario Internacional (FMI), para buscar un rescate fiscal, está mayoritariamente recargado hacia tributos temporales.
Aunque sobre la mesa consideraron muchas ideas antes de elaborar el controvertido documento, finalmente optaron por incrementos a los porcentajes de renta, un gravamen a la transacciones bancarias, impuestos a los premios de lotería, incrementos al cobro por la tenencia de bienes inmuebles y la lista continúa.
EF entrevistó al jerarca para comprender las valoraciones que hicieron antes de definir la hoja de ruta que llevarán a discusión con el Fondo.
Malestar
¿Cómo fue la reacción inicial de los jefes de las fracciones legislativas tras conocer la propuesta?
Les hicimos una presentación, evidentemente ninguno asume compromisos, solamente escuchan. Las posiciones sobre el tema de fondo las tomarán una vez que llegue a la Asamblea Legislativa.
Las bancadas, cámaras y diferentes sectores anunciaron su oposición a los impuestos, sobre todo al de las transferencias bancarias. ¿Cuánto margen les deja esto?
Es una reacción esperable, la gente nunca quiere impuestos y eso es normal. Creo que hay un sector de la población que está sobredimensionando porque en el fondo no se va a ver tan afectado.
¿Cómo explicaría esa baja afectación?
Pongo el ejemplo de una persona que recibe ¢1 millón de colones de salario, en primer lugar, con el impuesto de renta, solo se gravaría el tramo entre ¢840.000 y ¢1 millón, con una tasa que subiría del 10% al 12,5%, eso son ¢4.000 al mes.
Mientras que en lo que tiene que ver con el impuesto a las transferencias va a recibir su salario y si lo transfiere todo, el ¢1 millón completo, para realizar distintos pagos, lo que se le rebajaría son ¢3.000.
Pero la gente no quiere más tributos porque ya pagan el Impuesto al Valor Agregado (IVA) y los ajustes en renta aprobados en la reforma fiscal del 2018.
El rendimiento de este tributo a las transferencias es un 3% del Producto Interno Bruto (PIB) anual, eso es igual a subir el IVA al 20%, pero si aplicáramos esta segunda medida, el efecto sobre un salario de ¢1 millón serían de ¢70.000. Entonces estamos hablando de ¢70.000 contra ¢3.000.
¿Es el momento para plantear más impuestos?
Nosotros entendemos que nadie quiere impuestos, yo mismo no quisiera, primero tener que andar hablando de impuestos a la gente, y segundo, que me los apliquen. Pero creo que en general la reacción es esperable, hay grupos que también se ven afectados y por supuesto reaccionan, tenemos un tema de necesidad y hay que actuar, no nos queda de otra.
Cuando se revisa el rendimiento esperado del plan, el 56,6% de los nuevos recursos provienen del impuesto a las transferencias. ¿Estamos frente una propuesta recargada en impuestos?
La mayor carga son impuestos temporales, eso está claro; pero además lo que buscamos es que esos tributos no recaigan sobre las personas que en este momento están en mayores dificultades económicas.
Un plan progresivo
¿Cómo se distribuye ese impacto con el plan que proponen?
El alza en el impuesto sobre la renta no recae, ni un sólo colón, sobre el 77% de la masa salarial y a los que más afecta es a quienes más están ganando, ahí hay un principio de progresividad. Igualmente en el tributo a las transacciones financieras, para una persona que haga sus transferencias de forma normal, con un ingreso promedio, la afectación es realmente mínima porque buscamos dos características: que tenga una tasa baja y que sea temporal.
¿Los impuestos eran la única ruta cuando se podría reducir el gasto y vender activos?
Yo puedo entender perfectamente que son más impuestos y que se agregan a los que ya estaban antes, desgraciadamente la pandemia nos trajo aquí, tenemos una situación fiscal en la que, de no haber sido por el coronavirus, no habríamos requerido hacer esto.
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Alguna gente dice que la economía antes no venía bien y estamos de acuerdo, las cosas no venían tan bien, pero este ajuste no se habría necesitado de no ser por la pandemia. Esa es la situación real que tenemos en este momento.
En el pasado se incluyó gravar los excedentes de las grandes cooperativas en la reforma fiscal, pero el sector logró evitar esta medida. ¿Cree que ahora se logrará?
Pareciera que es una idea a la que le llegó el momento de llevarla adelante desde el punto de vista político y nosotros no estamos involucrando a todas las cooperativas, hablamos de las que son grandes contribuyentes a nivel territorial y nacional, son cerca de 20, entonces las pequeñas no están incluidas, se trata de las grandes que han demostrado capacidad para competir en los mercados. Estamos pidiendo que realicen un aporte en la medida que tengan utilidades.
Todo el tema de renta aquí es progresivo, le pedimos más a quien tiene utilidades.
El Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) también generó molestias, pero es la segunda fuente más importante de recursos. ¿Por qué optaron por esta iniciativa?
Este impuesto se le cobra a quien es propietario de un bien inmueble, es un impuesto al patrimonio. Entonces si usted no tiene un bien de este tipo, no tiene que pagar el tributo, pero además cuenta con una base exenta importante.
¿A su criterio es una propuesta progresiva?
Lo que hemos oído a lo largo del tiempo es que cualquier reforma tributaria tiene que ser progresiva y estamos presentando algo progresivo, lo que sería absolutamente regresivo es subir el IVA o, incluso, un impuesto a todas las importaciones. Ese tipo de medidas sí son regresivas.
Lo que estamos planteando es progresivo, va al patrimonio de forma directa.
¿Por qué sólo incluyeron una compensación para los patronos con la eliminación del 5% al aporte del Fondo de Desarrollo y Asignaciones Familiares (Fodesaf)?
Para las empresas que tendrán un aumento de renta en sus utilidades y para el impuesto a las transacciones financieras, buscamos esta medida como un balance que en la suma total nos sirva para no maltratar a la gente que está —de por sí— mal por la pandemia.
Renegociar la deuda
Usted anunció desde su llegada al cargo que trabajaría en renegociar la deuda interna, ¿cuáles acciones concretas va a impulsar?
Lo primero que proyectamos es bajar drásticamente la tasa de interés en colones de forma unilateral, eso lo estaremos haciendo en las próximas semanas. Esperamos transmitir la información para que ya opere por lo menos de aquí a un par de subastas.
¿De cuánto será la reducción en las tasas?
Debe ser un bajonazo por lo menos de 75 a 100 puntos base. En dólares ya de alguna forma se transmitió la información mediante el canje y el mercado está reaccionando a eso.
¿Cuándo van a comunicar al mercado la reducción de la tasa en colones?
La idea es comunicarla para que conozca que vamos con una reducción importante de tasa, de alguna manera lo hemos venido diciendo y aún así se ha invertido en forma amplia en las últimas subastas y ventanillas, y ahora lo que haríamos es comunicar la reducción de la tasa porque es una necesidad del Gobierno en este momento. Tenemos también flujo de caja para poder proceder con ese bajonazo en este momento.
¿Cuáles son otras acciones puntuales para renegociar con los tenedores de deuda doméstica?
El segundo tema tiene que ver con caja única, hay una serie de instituciones que en este momento se rehúsan a ir a caja única, lo cual nos disminuiría la cantidad de circulante de deuda. Les haremos una última invitación afectuosa para que se trasladen, caso contrario, procederemos a aplicar una medida en la cual los montos que deben recibir por Presupuesto Nacional sencillamente no se les transferirán.
La forma de hacerles las transferencias es que estén en caja única y si no están ahí no podemos hacerles el giro.
¿Cuáles y cuántas instituciones conforman este grupo?
Hablamos de entidades como el Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA), es un grupo de varias y todas sacan su criterio legal donde dicen que son autónomas y que no tienen que estar en caja única, pero la Ley de la Administración Financiera de la República y Presupuestos Públicos (8.131) es muy clara. La vamos a aplicar de forma absolutamente estricta porque no es posible que estemos pagando intereses por dineros sobre los cuales no corresponde hacerlo.
¿Qué pasará con las entidades que tienen deuda y sí están en caja única?
Habrá que sentarse con ellas y ver las distintas necesidades que puedan tener. En el caso de las instituciones financieras tenemos que valorar si se les aplica un esquema de renegociación, porque si se les reduce por debajo del mercado eso las va a afectar en sus rendimientos y van a tener un problema en cuanto a la competitividad en los mercados en los que se desempeñan.
¿Y con las demás instituciones?
Hay que ver cuáles son las necesidades que tienen en relación con los plazos, el flujo de caja, y valorar de qué forma podemos apoyar esas necesidades y, a la vez, ver cómo pueden ellas apoyar las necesidades del Ministerio de Hacienda en esa materia.
¿Cómo prevén las fuentes de financiamiento para 2021?
La idea es que se logre aprobar el acuerdo con el FMI, eso dará confianza a otras multilaterales como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Mundial (BM), nosotros ya hemos estado conversando, además de otros que se sumarán en el camino. El plan es poder salir al mercado internacional al segundo semestre del 2021 en mejores condiciones, con mayor confianza y credibilidad, para poder colocar eurobonos.