El 24 de enero pasado, uno de los bonos soberanos de Costa Rica tuvo un movimiento abrupto en su precio y rendimiento en el mercado internacional.
Hasta ahí nada raro en este tipo de instrumentos, pero el hecho ocurrió justo después de que se revelara que el candidato a la presidencia Fabricio Alvarado encabezaba la predilección de quienes estaban decididos a votar.
Según datos de la plataforma Bloomberg, aportados por la firma Aldesa, el rendimiento del bono con vencimiento al 2023 pasó de 4,66% a 4,92% del 22 al 23 de enero. La diferencia de 0,26 puntos porcentuales resultó ser poco usual con respecto a los movimientos más recientes.
Otros instrumentos también tuvieron un movimiento que podría considerarse inesperado en las plataformas de negociación.
El Centro de Investigación y Estudios Políticos (CIEP) de la UCR dio a conocer los resultados de una encuesta en la que Alvarado tuvo el primer lugar y de segundo, a un punto porcentual, Juan Diego Castro. Ninguno de los dos alcanzó el 20%.
En Costa Rica, varios analistas explicaron que ese movimiento es común en época previa a las elecciones y que también es usual para países que participan con más frecuencia con emisiones de deuda soberana a nivel internacional.
EF entrevistó a Gabriel Torres, analista senior de la firma Moody’s respecto a lo ocurrido y de paso saber si afectará en alguna medida la lectura que haga su firma en la próxima calificación.
Moody’s rebajó la calificación de Costa Rica de Ba1 a Ba2 en febrero del 2017 y mantiene una perspectiva negativa sobre la situación del país en el corto plazo.
–Para el mercado internacional. ¿Son importantes las figuras que llevan los partidos políticos? Le menciono esto por el resultado divulgado por la encuesta.
–Sí, pasa para el mercado. El mercado toma decisiones con base a lo que percibe que sea mejor un candidato u otro. No es nuestro rol juzgar si un candidato es mejor que otro. En todo caso, podríamos juzgar posibles cambios de políticas públicas, pero la verdad a esta altura es muy temprano.
"El mercado es posible que decida actuar antes, que se asuste frente a un candidato o se alegre frente a otro.
"Nosotros como calificadores nos estamos absteniendo de esa parte, nosotros no estamos juzgando si un candidato es mejor que otro (...) porque no sabemos qué es lo que van a hacer".
–El precio de los bonos se modificó de manera llamativa. ¿Lo que pasó es algo normal o excepcional?
–Obviamente, si solo sucedió una vez, es difícil saber si es algo permanente o no. Pero, hay otro tema que tal vez está jugando un rol en esto. Es que la relación entre el déficit, la deuda de Costa Rica y el riesgo que percibe el mercado es lineal hasta que deja de serlo.
"¿Qué quiero decir con esto? Que durante mucho tiempo viene aumentando lentamente la deuda, el mercado y nosotros tal vez teníamos una visión un poquito cada vez más negativa. Pero en algún momento va a aumentar poco más la deuda, ya el cambio no va a ser tan de a poco y va a haber un aumento grande. El mercado va a empezar a perder la fe de que esto (el problema fiscal) se va a resolver y ahi si eso sucede puede haber cambios grandes en poco tiempo. Ahí es donde uno puede decir 'pero cómo si apenas aumentó un poquito más la deuda', y de golpe y porrazo se le vuelve mucho más dificíl al Gobierno financiarse, esos momentos no se pueden predecir, no se cuando va a suceder.
"A medida que no se resuelva el tema fiscal, en la medida que la deuda siga aumentando, lo que acaba de suceder puede volver a suceder, y la probabilidad es alta, o de hecho volverse aún peor".
–¿Realmente existe un cambio en la percepción de riesgo hacia Costa Rica?
–Tenemos una calificación que está bajo perspectiva negativa al año o año y medio (desde febrero 2017), con lo cual en principio podemos actuar en cualquier momento.
"También hemos dicho que estamos esperando que haya un nuevo gobierno para ver qué va a hacer. Entonces, no estamos en este momento esperando cambiar la calificación en el corto plazo; hay que ver quien gana y qué deciden hacer.
"Lo que estamos viendo es que la cuestión fiscal cada año que pasa se agranda el problema porque aumenta la deuda".
–¿Hasta cuándo van a esperar para emitir una nueva calificación?
–Dejemos una (eventual) emergencia de lado (de fondeo del Gobierno). Supongamos que no hay nada de eso. Creo que esperaríamos a que el (nuevo) gobierno asuma, que es en mayo, quedarían un par de meses para que indique qué es lo que piensa hacer.
"Es decir, no vamos a esperar a que algo se haya resuelto porque eso se puede tardar mucho tiempo, pero sí tener una idea de la prioridad del próximo Gobierno. Idealmente, si podemos coordinarlo, me gustaría visitar al Gobierno antes de actuar, para que nos den oportunidad de entender".
–Me dice que revisarán la situación de Costa Rica tiempo después de que el Gobierno asuma. Pero, si presentan un nuevo proyecto de ley, serían solo intenciones sin que nada se resuelva. ¿Hasta donde pueden creer en los mensajes del nuevo gobierno?
–Estoy de acuerdo, no hay duda. Ese es un problema para nosotros. Te diría que de algún modo estamos esperando con la visión más negativa, es decir, qué pasa si el gobierno que asume ni siquiera le da prioridad, recordemos que el actual cuando asumió dijo que no iba a hacer nada por dos años.
"Imaginemos que el próximo gobierno diga algo parecido, no digo dos años, pero que dijera que no lo tocarán hasta el año que viene, o que no hay apuro o que se va a enfocar en otra cosa... hay formas en que los gobiernos dan a entender sus prioridades.
"Si esta (situación fiscal) no es una prioridad para el Gobierno ya es información muy grande para nosotros. Si el gobierno le da toda la prioridad y nosotros tenemos nuestra idea de que es posible, bueno… esperaremos un poco más, pero lo que hace la diferencia es que se apruebe algo.
"Siempre estamos dispuestos a darle un poco de flexibilidad –si se quiere– a un nuevo Gobierno. (...) Ahora, la alternativa en donde no le dan prioridad, eso sería una información muy directa y clara para nosotros actuar".
–Hacienda busca $1.500 millones en este momento. Han ocurrido variaciones importantes en las tasas de interés para las subastas. ¿Detectan ustedes problemas de flujo de caja?
–Nos sería muy difícil para nosotros notarlo.
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"Lentamente va aumentando el peligro por muchos años. Esto empezó en el 2010, estamos en el 2018, han pasado ocho años desde que Costa Rica tiene déficit alto.
"No ha habido una crisis, pero cada vez el riesgo es más grande".
–¿Cuáles son las opciones que tiene Costa Rica?
–Lo increíble es que no es tan difícil. Costa Rica tiene un déficit (fiscal) de unos seis puntos del PIB, a veces un poquito o un poquito menos. Nosotros y el Fondo Monetario Internacional ha hecho el cálculo que el déficit por el cual la deuda se estabiliza es creo que unos 2,5%.
"Este es un punto importante, mucha gente cree que para resolver el tema fiscal hay que tener déficit cero. No, no hay que tener déficit cero. Como primer paso, hay que llegar a un punto en el cual la deuda ya no aumente más.
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"Es decir, que si calculamos que puede ser 5,5% a 2,5%, estamos hablando de tres puntos de déficit del PIB que hay que bajar, no es de ocho puntos. Tampoco hay que hacerlo de un año al otro, basta con –por decir algo– pasar una ley que diga que se va a hacer a,b y c, y el primer año se baja un punto, el siguente otro, se estabiliza y finalmente se baja un poco más y entonces la deuda empieza a bajar. Pero eso requiere un acuerdo político.
"Yo sospecho que el énfasis va a ser aumentar los impuestos. Los ingresos Costa Rica como porcentaje del PIB son bajos internacionalmente y no son particularmente altos en Centroamérica.
"No se cuánto más pueden bajar el gasto, yo se que siempre hay debate (acerca del crecimiento), pero ningún país malgasta tres puntos del PIB. Cuando un político dice que vamos a bajar el gasto con base en mejoras de cómo gastan, eso vale una centésima de PIB, salvo que estén dispuestos a echar miles de empleados".