El tributo a las transacciones bancarias representa la mayor parte de los nuevos ingresos en el plan para negociar con FMI. Si la tarifa propuesta se hubiera aplicado a las transacciones realizadas en la plataforma del Sistema Nacional de Pagos Electrónicos (Sinpe) entre enero y agosto de este año la recaudación hubiera sido de ¢222.000 millones.
De enero a agosto del 2020, tomando en cuenta los servicios de movilización de fondos del Sinpe, en todo el sistema financiero se realizaron 52,8 millones de transacciones por una suma total de ¢74,3 billones (millones de millones).
La suma de los ¢222.000 millones excluye operaciones con cheques, pagos con tarjetas de crédito o las operaciones del mercado de valores. Además, a este monto habría que descontarle los cobros de las entidades gubernamentales, las cuales, de acuerdo a la propuesta, estarían exentas del impuesto.
La propuesta del Poder Ejecutivo dada a conocer el 17 de setiembre, incluye que durante los primeros dos años se cobrará una tasa de 0,3% a todo tipo de transacción bancaria incluyendo, pagos con tarjetas, cheques, transferencias digitales, sinpe móvil, entre otras.
En el documento presentado por el Gobierno, estiman que por cada 0,1% de impuesto sobre transacciones electrónicas y cheques realizadas en el país, estarían recaudando ¢410.000 millones.
En otras palabras, por el 0,3% que desean recaudar durante el primer año podrían obtener ¢1,23 billones, lo que supone un 3% del PIB.
El servicio de Sinpe Móvil, ha crecido durante los últimos meses con la llegada del COVID-19 y las restricciones de movilidad, desde abril el servicio ha roto su propio récord en cantidad de movimientos en varias ocasiones.
En julio alcanzó un nuevo récord histórico de crecimiento en las transacciones con 4,53 millones de movimientos, frente a 3,28 millones registrados un año atrás. En la comparación interanual se refleja un crecimiento del 841%.
No obstante, pese a que es el segundo servicio con más cantidad de operaciones, se encuentra de último en términos de monto, pues en total a agosto sumó ¢262.500 millones.
Es decir, durante este periodo Sinpe Móvil habría recaudado ¢787.000 en caso de que se aplicara el tributo
Por el contrario, el servicio de pagos inmediatos, es decir cuando una empresa o persona envía dinero para que se acredite en el momento, sumó ¢35 billones, lo que en términos de tributo representaría ¢105.000 millones.
Detractores
Desde la presentación del plan para el FMI el impuesto a las transacciones bancarias han presentado múltiples críticas. Elian Villegas, Ministro de Hacienda, aseguró en una entrevista para EF que era de esperar la oposición al mismo, ‘la gente nunca quiere impuestos y eso es normal’.
La Asociación Bancaria Costarricense (ABC) argumentó que el tributo empuja a los sectores hacia la informalidad al mismo tiempo que pone marcha atrás en los avances que ha logrado el país en bancarización.
“Los efectos son sobre los ciudadanos. Las personas físicas y jurídicas que día a día usan el sistema financiero”, dijo Mario Gómez, asesor legal de la ABC.
De acuerdo a la ABC este impuesto es un retroceso en el apartado tecnológico del país. Que más personas regresen a usar efectivo sería contrario a otras medidas impulsadas por el Gobierno como el uso de la factura electrónica. Esto afectaría la trazabilidad. También es contrario a la propuesta del Ejecutivo de impulsar el pago electrónico en el transporte público.
Bajo la misma línea lo ve Danilo Montero, director general de la Oficina del Consumidor Financiero.
“Es un gravamen ingrato, que se suma a la serie de impuestos que ya de por sí tiene que pagar la ciudadanía. Y si los consumidores no lo consideran un impuesto justo, lo que harán es moverse al efectivo, a mantener bolsas de billetes para pagar en la pulpería, para enviar fondos a un familiar, o para pagar los servicios públicos”, agregó Montero.
En varias declaraciones a la prensa después del 17 de setiembre, Villegas ha reconocido que probablemente se hagan modificaciones a la propuesta inicial del tributo y se establezcan algunas limitaciones.