En las últimas cuatro semanas, el tipo de cambio pasó de rozar los ¢700 colones a bajar hasta ¢674,84, este viernes 22 julio, según el promedio ponderado del mercado mayorista. En este mes de julio, específicamente, el precio del dólar ha caído ¢17,80 en una breve reversión a la tendencia alcista que ha predominado en el 2022.
Para las 11:02 a. m. del 23 de julio, el precio de venta en las ventanillas de los bancos, financieras, mutuales de vivienda y cooperativas estaba entre ¢676 y ¢684. La compra, en cambio, se posicionaba entre los ¢662 y ¢668.
Para Juan Robalino, director del Instituto de Investigaciones en Ciencias Económicas (IICE) de la Universidad de Costa Rica, este cambio responde a una cuestión cíclica: julio y agosto son los meses en los que aumenta el turismo proveniente de Estados Unidos y esto crea una estacionalidad donde el mercado se llena de divisas y se aliviana su subida.
Marzo, abril, mayo y junio, son, a diferencia, meses históricamente secos donde el precio del dólar tiende a encarecerse. A partir de setiembre y hasta noviembre, el grifo de divisas por turismo vuelve a cerrarse a espera de la próxima temporada alta de final de año y principio del siguiente.
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El turismo en 2022 muestra signos de recuperación. El primer trimestre del año registró un ingreso de $810,6 millones por concepto de viajes turísticos, según la balanza de pagos del Banco Central de Costa Rica (BCCR), un 220% más que los $253,7 millones que entraron durante el primer trimestre del 2021.
Vidal Villalobos, asesor económico de Grupo Prival, agrega que hay un factor de expectativa que también pudo haber influido en la baja del precio del dólar, especialmente por los anuncios del Central de nuevos préstamos que fortalecerán sus reservas, entre ellos incluido uno por $1.000 millones al Fondo Latinoamericano de Reservas (FLAR).
A pesar de no haber terminado todavía el mes, para el 22 de julio ya se negociaron más dólares en el Mercado de Monedas extranjeras (Monex) que en todo junio con $456,75 millones, mientras que en el mes pasado fueron $438,10 millones.
Pese a su recuperación, el tipo de cambio sigue más de ¢30 por encima de como inició el año, lo que se traduce en una devaluación del 4,90% en la moneda nacional. Si se mide a través de la variación interanual, la caída en su valor con respecto al dólar es de un 8,85%.
Mayo y junio fueron meses en los que esa devaluación se aceleró e inclusive el Banco Central decidió realizar una serie de operaciones de estabilización de ventas, entre el 30 de mayo y el 14 de junio, para desacelerar la tendencia. En estas intervenciones el Central usó $164,77 millones de sus reservas y acaparó el 69% de los montos negociados en el Monex.
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Este tipo de intervenciones multimillonarias no son comunes, de hecho, El Financiero encontró que desde la adopción del régimen de flotación administrada en febrero de 2015, el Central solo realizó operaciones de estabilización por montos mayores a los $100 millones —en periodos menores a cuatro semanas— en cinco ocasiones. Las cinco intervenciones coincidieron con una posterior desaceleración en el alza del tipo de cambio.
La caída del colón
Desde que inició la pandemia en 2020, el colón es víctima de una serie de presiones cambiarias que empujan su valor hacia abajo. En este 2022 se magnificaron con las consecuencias internacionales de la guerra en Ucrania.
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Entre las razones enumeradas por el Banco Central para explicar esta tendencia se encuentran los mayores requerimientos de divisas por parte del Sector Público no Bancario (SPNB) y de las operadoras de pensiones. Particularmente, en el caso del SPNB, la mayor demanda de divisas se relaciona con el aumento en la factura petrolera, debido al alza registrada en el precio internacional del crudo, y con los pagos de la deuda externa efectuados por el Ministerio de Hacienda. Mientras que la demanda de divisas de las operadoras responde a la internacionalización y dolarización de sus inversiones ante el premio negativo de colocar en colones.
Además, la cantidad de divisas que ingresaron al país en 2020 cayó a una tercera parte de lo reportado en 2019 y, para 2021, la recuperación fue apenas de un 15% en comparación al 2020. Esto creó una época seca en la que la demanda de la divisa subió cuando había poca oferta en el mercado y, como consecuencia, su precio se disparó.