San José de Costa Rica es la sexta ciudad donde sus habitantes dejan mayores montos de deudas al fallecer. No obstante, en el país hay una serie de mecanismos que pueden adoptar las personas para evitar que las cuentas morosas queden como herencia a sus familiares.
El estudio realizado por la empresa británica Our Life Plan analizó los hábitos de gasto y ahorro de diferentes ciudades del mundo para revelar los lugares en los que las personas dejan la mayor cantidad de dinero o deudas cuando fallecen.
Costa Rica, pero en específico la ciudad de San José es uno de los lugares con mayores montos adeudados antes de fallecer. Quedó en sexta posición entre los países en los que es más probable morir con deudas. De hecho el estudio estima que los ciudadanos dejan un equivalente a más de ¢215 millones.
En el país los familiares de las personas que fallecen deben enfrentarse a un proceso sucesorio, deudas sin pagar y una serie de trámites relacionados con las finanzas personales del recién fallecido.
Rafael González, socio de impuestos y legal de Grant Thornton explicó que en Costa Rica, no existe un régimen de solidaridad. Es decir, los bienes del difunto servirán para responder por sus deudas, sin que los bienes de sus eventuales herederos puedan verse afectados.
Consecuentemente, si los bienes del causante o fallecido son insuficientes, los herederos o familiares no deberán asumir esa responsabilidad.
Las entidades financieras normalmente se cubren con pólizas de saldo deudor, donde el seguro cubre el riesgo muerte por el saldo del crédito.
Igualmente, quedan normalmente protegidos por hipoteca o prenda, de modo que existe preferencia sobre esos bienes en relación con los herederos, aunque siempre es necesario entrar al nombramiento de un albacea en el proceso sucesorio. En algunos casos, como tarjetas de crédito, las entidades se ven obligadas a participar en estos procesos como parte del resto de la masa de acreedores.
La Ley no le otorga ningún derecho a nadie (a ningún acreedor) a cobrar deudas del difunto a sus familiares.
— Rafael González, Socio de Impuestos y Legal de Grant Thornton
“Es importante recordar que existen niveles de prelación en relación con los bienes del difunto. Primero habrá acreedores hipotecarios, prendarios y alimentarios. También vendría luego la Tributación y la CCSS. Recordemos también que el cónyuge entra con los gananciales de manera inmediata a la muerte, con lo cual la herencia ya queda dividida a partir de esa mitad”, explicó González.
No obstante, hay un vacío legal que puede poner en riesgo esta libertad económica. La idea que muchas personas tienen de que las deudas mueren con la persona puede haberse formado porque estas obligaciones no se traspasan a los herederos. “La deuda se acaba cuando se acaba el patrimonio que dejó la persona fallecida”, aclara Gutiérrez.
El abogado Benjamín Gutiérrez, de BG&A Abogados, explicó que uno de los mitos más comunes es asumir que las deudas desaparecen con la persona al fallecer, pero no siempre es así.
Luego de que una persona muere y se da inicio al proceso sucesorio, el juez o notario deberá proceder con la publicación del edicto de ley en el Boletín Judicial, otorgando 15 días hábiles para que cualquier interesado o acreedor reclame ante un juzgado el pago de la deuda que dejó la persona fallecida. Uno de los casos más comunes son las tarjetas de crédito.
En Costa Rica hay colocadas casi 3 millones de tarjetas de crédito, de las cuales por lo menos la mitad tienen un saldo por pagar, según datos del Ministerio de Economía Industria y Comercio.
Cuando una persona muere y deja una deuda por tarjetas de crédito, la mayoría de bancos o entidades financieras seguirán adelante con el reclamo de la deuda en sede judicial, lo que les obligará a ser parte del proceso sucesorio para que el patrimonio de la persona fallecida responda por las obligaciones pendientes.
“No es correcto decir que cuando alguien muere también mueren sus deudas. Siempre que la persona haya dejado un patrimonio del cual se puedan pagar sus deudas esas deudas se mantienen vigentes”, advirtió Gutiérrez.
La idea que muchas personas tienen de que las deudas mueren con la persona puede haberse formado del hecho de que las deudas no se traspasan a los herederos. La deuda se acaba cuando se acaba el patrimonio que dejó la persona fallecida.
— Benjamín Gutiérrez, de BG&A Abogados,
Según el abogado es muy frecuente que los bancos busquen cobrar las deudas por tarjeta de crédito de un ser querido fallecido cuando son de ¢300.000 en adelante. Además de la deuda, los bancos usualmente también piden cobrar a la herencia el costo del proceso legal que reclama la deuda.
Tras realizar el estudio Ian Wright, fundador de Our Life Plan comentó que morir con demasiado dinero es tan problemático como morir sin nada.
“Nuestros hallazgos muestran que hay muchas ciudades en las que sus residentes están dejando un excedente de efectivo cuando fallecen, y sin una planificación adecuada, como hacer un testamento, puede ser difícil para los seres queridos acceder a lo que se ha dejado”, agregó Wright.
La abogada Gabriela Monge, de BG&A Abogados, explicó que un proceso sucesorio cuando un ser querido fallece y deja bienes para heredar; este proceso se tramita para resolver la distribución de dichos bienes.
Este puede ser gestionado en sede judicial o en sede notarial. “Cuando sea otorgado un testamento, la voluntad del testador puede ser ejecutada en sede notarial, siempre que no existan menores, ni incapaces, ni conflicto entre los herederos, lo que hace el trámite más rápido, simple y económico”, señala la licenciada Monge. Y, en caso de que no estén conformes deben acudir a un juzgado civil y un juez o jueza determinará cómo se distribuirán.
Incluso, un proceso sucesorio podría ser abierto por algún acreedor de la persona fallecida o cualquier persona que crea que tiene derecho a esos bienes, ya sean pólizas, propiedades o incluso la liquidación laboral
Principales hallazgos del estudio
La capital de Suiza, Berna es la ciudad cuyos residentes dejan más dinero sin gastar al morir, seguida por Luxemburgo.
En ambos países la esperanza de vida es de 82 años y según datos del estudio esto responde a una buena educación financiera desde corta edad, además de un buen esquema de políticas públicas.
De los 18 a los 65 años, los residentes de Berna tienen la mayor renta disponible en comparación con todos los demás países.
En el lado opuesto Seúl, México DF y Budapest son el hogar de quienes dejan más deudas cuando fallecen.
Con 83 años de esperanza de vida en promedio, los habitantes de Seúl no dejan nada para compartir con sus familiares. De hecho, están muriendo endeudados.
Recomendaciones
Para evitar dejar cabos sueltos los especialistas enlistan una serie de recomendaciones que cualquier persona, por más jóven que sea debe de
1. Planear su muerte. Es importante es contar con un plan funerario para cubrir los gastos de las honras fúnebres.
2. Seguros. Siempre es recomendable que las personas cuenten con un seguro de vida, para dejar algo a sus familiares. Además si se tienen deudas, la póliza de saldo deudor es muy importante y les protegerá.
Una de las recomendaciones que hace el especialista de BG&A para facilitar el pago de nuestras deudas tras la muerte es tener un seguro de saldo deudor. “Este seguro aplica para cualquier tipo de deuda que tengamos vinculada a una póliza determinada, ya sea por tarjeta de crédito u otros tipos de créditos” agregó Gutiérrez.
3. Testamento con un notario. Por más pequeño que sea su patrimonio dejar por escrito lo que le corresponde a cada allegado le ayudará a mejorar la distribución de bienes.