Vender activos es una de las soluciones que en ocasiones se recomienda para pagar deudas, en especial las más caras. Esa es una de las razones por las que en estos días nuevamente se habla de la venta de empresas estatales, específicamente del Banco de Costa Rica (BCR) y del Banco Internacional de Costa Rica (Bicsa) con el fin de disminuir la deuda pública.
De acuerdo con Eduardo Rodríguez, socio de Grupo Camacho Internacional y experto en temas económicos, hablar de vender activos es “normal” cuando se enfrenta una crisis fiscal.
En caso de que se llegue a concretar la venta del BCR sería la primera vez en la historia reciente del país en que se privatizaría un banco público. Según recordó Ennio Rodríguez, presidente del Colegio de Ciencias Económicas, la idea de vender el Banco de Costa Rica no es nueva, pues se ha mencionado desde el gobierno del expresidente José María Figueres, específicamente en 1996, cuando también se propuso vender, entre otras entidades, el Bicsa.
Otra de las ideas que se planteado, en el pasado, era la de fusionar al Banco Nacional de Costa Rica (BNCR) con el BCR. “Esas son las dos (propuestas) que yo recuerdo con más fuerza”, dijo el presidente del Colegio de Ciencias Económicas.
Ante el reciente anuncio de la posible venta del Banco de Costa Rica, el gerente general de la entidad, Douglas Soto, dijo el pasado miércoles 17 de agosto que la institución espera conocer con más detalle la propuesta del Gobierno para emitir una opinión.
“El conglomerado financiero BCR continuará laborando por el bien del país. Somos un banco sólido, innovador, que contribuye fuertemente con la democratización de los servicios bancarios”, expresó Soto.
En menos de 30 años, el Estado de Costa Rica se quedó sin dos activos bancarios: el Banco Anglo cerró porque fue declarado en quiebra en 1994 y el Banco Crédito Agrícola de Cartago dejó de operar en 2017, cuando su operación comercial se volvió inviable.
A continuación, EF explica por qué se propone la venta del BCR, cuál es el proceso que debe llevarse a cabo para lograrlo y las implicaciones de la posible venta.
¿Por qué se quiere vender el BCR?
El Banco de Costa Rica fue fundado el 20 de abril de 1877 con el nombre de Banco de la Unión, el cual mantuvo hasta 1890, año en que lo cambió por el actual.
A junio de 2022, el saldo de la cartera crediticia del Banco de Costa Rica fue de ¢4.109.589 millones, mientras que el activo total fue de ¢7.267.827 millones; según muestran los estados financieros de la entidad bancaria.
El BCR fue el segundo banco en Costa Rica que registró el activo total más alto en junio pasado, solo superado por el Banco Nacional; así se observa en la información reportada por las entidades supervisadas y disponible en el sitio web de la Superintendencia General de Entidades Financieras (Sugef).
Con respecto al patrimonio del BCR, al primer semestre del año en curso, este fue de ¢730.017 millones.
De acuerdo con Carlos Fernández, exgerente general del Banco de Costa Rica, a través del tiempo esta entidad ha venido siendo una “joya de la abuela”. Además, es una institución muy rentable, sólida e interesante para el sector bancario privado porque maneja carteras muy empresariales, corporativas y de consumo.
“Eso ha hecho que sea con un banco más apetecido y donde los diferentes gobiernos, independientemente de a quién tengamos en el poder, han agarrado al Banco de Costa Rica pensando en poder venderlo y poder amortizar parte de la deuda interna del país”, dijo el exgerente general del BCR.
El acumulado de deuda pública alcanzaba los ¢28,9 billones hasta finales de junio pasado.
(El Banco de Costa Rica) es un banco estatal pero tiene condiciones de sector privado, y creo que eso lo ha hecho interesante para entrar en un eventual proceso de venta.
— Carlos Fernández, exgerente general del BCR
Para el socio de Grupo Camacho Internacional el Banco de Costa Rica es una entidad atractiva para la venta y además es una de las principales instituciones bancarias del país.
De manera tal que el comprador del BCR va a estar adquiriendo una cartera muy importante en el país, lo cual le permitiría, eventualmente, potenciarse de una forma más fácil. “Es un mercado desarrollado, es un banco interesante para la venta y esa es básicamente la razón por la que se quiere vender”, agregó Rodríguez de Grupo Camacho.
El exgerente general del BCR indicó que a su criterio hay jugadores que pueden estar interesados en adquirir a la entidad no solo del ámbito local sino también bancos regionales de Latinoamérica, en particular los colombianos y panameños, que todavía están interesados en Costa Rica.
Desde la perspectiva de Fernández la venta del BCR sí es un buen negocio para el Estado, como dueño de la institución, empero considera que se debería de vender en un solo paquete con Bicsa —subsidiaria propiedad del BCR (51%) y del BNCR (49%)—, por dos razones:
-Es “mucho más” interesante para un banco internacional, sobre todo para los regionales de Latinoamérica, como los colombianos y panameños, comprar al BCR y al Bicsa porque obtendría licencias bancarias en Costa Rica y Panamá para operar como un banco local. Además, se puede lograr un mejor precio por el paquete.
-Vender ambos bancos le permitirá al BCR y al BNCR generar una ganancia de capital con la venta de Bicsa, si se vende por encima del “valor en libros”, debido a que las dos entidades liquidarían su participación en Bicsa. La ganancia le generaría ingresos tributarios al Gobierno de Costa Rica.
Proceso para llevar a cabo la venta
De acuerdo con Mariela Hernández, socia de la firma Ecija Legal, especialista en derecho público y regulatorio, para vender el BCR se requiere aprobar una ley especial que autorice al Estado a realizar la venta.
Para esto es necesario que el Gobierno presente un proyecto de ley en la Asamblea Legislativa, el cual debe tener el voto positivo de al menos 38 diputados para convertirse en ley. Según el presidente de Costa Rica, pronto presentarán al Congreso la iniciativa de ley.
En caso de que el plan se convierta en ley, “probablemente” reformaría la Ley Orgánica del Sistema Bancario Nacional (1644), la cual “menciona al Banco de Costa Rica como parte de los bancos comerciales del Estado”.
“También (...) tendría que regular el proceso de venta en sí, no solamente la autorización sino también cómo se va a proceder a vender, qué mecanismo va a diseñarse para poner a disposición, a quiénes se les va a vender, en qué condiciones se les puede vender y qué información se les puede dar a los compradores interesados para conocer el bien y su condición a efectos de que pujen y ofrezcan un precio. Todo esto tendría que estar regulado en la ley y en el reglamento que luego se emita”, explicó Hernández.
Precisamente, la especialista en derecho público y regulatorio detalló que en las ventas de este tipo de activos, que a veces son muy sofisticadas y muy complejas, participan con el apoyo de una banca de inversión. “No son bancos necesariamente, son usualmente empresas que se dedican a encontrar compradores o vendedores para determinadas empresas en marcha (...) y promover transacciones de adquisición de activos”, agregó.
Por su parte, un comunicado de prensa emitido por el Banco de Costa Rica, el pasado 17 de agosto, detalla que el anuncio presentado por el Gobierno tiene que analizarse con detenimiento, “por lo que desde el BCR instamos a los actores respectivos a que realicen un análisis profundo sobre el alcance de la posible venta, así como de la afectación real que la medida tendría para el país en su desarrollo socioeconómico”.
A criterio del exgerente general del Banco de Costa Rica, si hay consenso, si se logra “vender” bien el proyecto y si hay una debida comunicación con los partidos políticos que conforman la Asamblea Legislativa, esto podría ser un asunto de no muy largo plazo.
Con respecto a la venta de Bicsa, lo más “conveniente y transparente” es que también sea aprobada por ley.
Implicaciones de la posible venta
Ventajas:
Carlos Fernández, exgerente general del BCR, enumeró varias ventajas de la posible venta del BCR y de Bicsa, entre ellas se encuentra el ingreso de divisas al país en caso de que el comprador sea un banco extranjero. Esto fortalecería las reservas monetarias del Banco Central de Costa Rica (BCCR), “aunque sea transitorio para pagar deuda externa del Gobierno Central”.
Además, la mayor competencia en la banca privada podría contribuir a bajar las tasas de interés. Aunado a esto, el país se quita el riesgo o contingencia de la garantía del Estado sobre una de sus operaciones.
Adicionalmente, según Fernández, los “buenos colaboradores” del BCR recibirían sus derechos laborales y es prácticamente seguro que continuarán en el banco con salarios de mercado.
Por otro lado, Eduardo Rodríguez consideró que concretando la venta del BCR ingresaría dinero líquido que permitiría gestionar deuda, es decir, cambiar deuda cara por deuda barata. También ayudaría “muchísimo” a cumplir con lo que Costa Rica se comprometió a lograr para recibir desembolsos del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Aunado a esto, si un “pez gordo” compra el Banco de Costa Rica, eso implicaría una mayor competitividad, porque va a entrar con un buen tajo del mercado y ese comprador va a decir ‘voy por más’.
Desventajas
Ennio Rodríguez, presidente del Colegio de Ciencias Económicas, indicó que no apoya la venta completa del BCR porque es un tema que a su criterio polariza a la sociedad y en caso de que la entidad se privatice, perdería clientes institucionales que requieren trabajar con un banco estatal como la Corte.
“Esos defectos reducen o desaparecen si solo se vende un 49% y a las operadoras de pensiones con acciones que no son transables públicamente, sino solo entre operadoras de pensiones, y el mecanismo debiera ser de reducción de la deuda pública en manos de las operadoras. Puede hacerse en proceso gradual para que los operadores no impacten los mercados de deuda nacionales o los mercados de bonos nacionales dejando de asistir porque están en este proceso, pero podría hacerse de una manera mucho menos controversial”, expresó el presidente del Colegio.
Los clientes del Banco de Costa Rica que no tienen restricción de trabajar con un banco público o con uno privado, no tendrían por qué verse afectados con la venta de la entidad.
“Recuerde la compra de Scotiabank de Interfin, los clientes pasaron de un banco al otro y si les gustó el servicio se quedaron y sino pues tomaron sus decisiones, pero no afectó ni los saldos ni nada de las transacciones que realizaban, todo pasó de un banco al otro. Eso es normal en el mundo financiero”, detalló Ennio Rodríguez.
Por su parte Carlos Fernández consideró que una de las desventajas es que el Gobierno tendría que blindar al máximo el único banco estatal que le quedaría: el Nacional, debido a que el market share (participación del mercado) de la banca privada aumentaría radicalmente.
El Banco de Costa Rica tiene un aporte “importante” para la Comisión Nacional de Emergencias (CNE), el Régimen de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM), Instituto Nacional de Fomento Cooperativo (Infocoop), y para diferentes instituciones del Estado. “... financieramente si yo comparo lo que se va a estar ahorrando por intereses versus lo que está aportando hoy día el Banco de Costa Rica (a instituciones del Estado) puede que no me salgan también las cuentas, a efectos financieros (...) Entonces vamos a tener que buscar nuevas formas de cubrir eso que va a dejar de aportar el Banco de Costa Rica a la economía costarricense y al Estado costarricense como tal”, agregó el socio de Grupo Camacho Internacional.