El precio de los bonos de Costa Rica mostró una reducción hace pocos días, a un nivel mínimo no visto en los últimos ocho meses, pero su volatilidad está lejos de acabar.
Las razones que motivaron al mercado a reaccionar de esta manera no se han disipado.
Por un lado, está la encuesta de intención de voto que publicó la Universidad de Costa Rica (UCR), y que ubicó a la cabeza a Fabricio Alvarado, candidato del Partido Restauración Nacional.
Este estudio fue la gota que derramó el vaso luego de varias presiones. La encuesta detonó el movimiento a la baja que registró el precio de los bonos de Costa Rica el 23 de enero, aun cuando desde el año pasado, el país acumuló una serie de alertas.
El déficit fiscal sin solución, los mensajes de poca liquidez del Gobierno, la reducción en la perspectiva de la calificación por parte de Fitch Ratings y el señalamiento de la falta de acuerdo político para solventar el tema tributario que realizó Moody’s, son parte de esos factores que sumaron dudas en el mercado e hicieron que los bonos ticos se hicieran más caros.
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En adelante, aunque se publique una nueva encuesta, es poco probable que el rumbo de los bonos varíe, al menos no hasta que exista un panorama electoral claro y esto llegaría solo con las elecciones.
Además, la consolidación fiscal que requiere el país está lejos de llegar y todo esto hace que los inversionistas estén dispuestos a deshacerse de los ya caros títulos ticos.
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Todos estos factores siguen presentes y por tanto, la volatilidad en el precio no acabará todavía.
El déficit continúa en alza (cerró el 2017 en 6,2%, casi un punto porcentual por encima de 2016), las calificadoras mantienen sus alertas y en febrero podrían revisar la nota que le dan al país. Además, a pesar de los esfuerzos del Gobiernos por abastecerse de recursos, es incierto si encontrará dinero suficiente para atender sus obligaciones.
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Así, cuesta pensar que la reacción que tuvo el mercado se pueda desvanecer rápidamente inclusive con una nueva encuesta y el camino más posible es que la volatilidad continúa al menos hasta las elecciones del próximo 4 de febrero.
De igual forma, si los indecisos de votar no se deciden por un candidato y aumenta nuevamente el abstencionismo, el país estaría al frente de una segunda ronda electoral y entonces la incertidumbre perdurará por más tiempo.
Respecto a los efectos que esta movida en el precio de los bonos pueda generar, está claro que cualquier endeudamiento que adquiera Costa Rica le saldrá más caro que en el pasado si se mantienen los precios actuales.
Inclusive, la colocación que negocia el Ministerio de Hacienda por $1.500 millones podría salir más onerosa si se mantienen los precios a la baja.
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Cabe recordar que cuando el rendimiento de un bono sube, su precio baja.
El 23 de enero cuando bajó el precio, la tasa era mayor y esto se traduce en un mayor costo.
¿Cuál fue el movimiento que registraron los bonos? Los rendimientos de los títulos con vencimiento al 2023 fueron los que más subieron, y la tasa pasó de 4,6% a 4,8% del 22 al 23 de enero. Por su lado, el precio bajó de 98,33 a 97,63.
El resto de bonos también registraron algunas bajas.
Los bonos de Costa Rica son bastante líquidos y es un crédito defensivo (esto significa que cuando la gente tiene incertidumbre se refugia en Costa Rica), pero esto puede cambiar si a lo interno no hay un panorama claro.
Los precios habían mostrado alzas pero recientemente habían tendido a bajar. El lunes 22 de enero bajaron un poco y el martes 23 cayeron más, y es una situación normal porque al mercado no le gusta la incertidumbre, afirmó Douglas Montero, director de Fondos de Inversión de Aldesa.
Las implicaciones
Si el precio de los bonos mantiene una tendencia a la baja, los rendimientos continuarán al alza y esto se traducirá en un mayor costo del fondeo al que quiera acceder el Gobierno Central.
Hacienda ya enfrenta dificultades para financiarse en el exterior dado el alto déficit fiscal y ha tenido que negociar operaciones a tasas por encima del promedio del mercado con tal de que los inversionistas estén dispuestos a asumir un mayor riesgo.
Así, el alza en los rendimientos de los bonos de Costa Rica se convierten en un factor adicional que presiona el costo del fondeo del Gobierno.
“Una negociación alta con inversionistas sofisticados cualquier variable puede afectar”, afirmó Martha Cubillo, viceministra de egresos de Hacienda.
¿Por qué los bonos reaccionaron a la encuesta?
Los rendimientos de los bonos reaccionan ante diversos eventos, tales como movimientos en las tasas de interés, la situación económica de un país, riesgos financieros e inclusive riesgos políticos.
En términos generales, los bonos son muy sensibles ante cambios o dudas en esos ámbitos y no necesariamente por especulación.
A la industria le interesa, especialmente, tener claro cuál será el panorama económico y fiscal que podría prevalecer con la llegada de un nuevo Gobierno, y toda perspectiva se derrumba si esto no está claro.
Esto sucedió ante las elecciones presidenciales de Estados Unidos, en las que Donald Trump era candidato, y también sucedió cuando las encuestas situaban a la cabeza a José María Villalta, aspirante por el Frente Amplio, en las elecciones presidenciales de hace cuatro años.
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En el caso actual de Costa Rica, en medio del apremiante desbalance fiscal, la incertidumbre se exacerba si una encuesta de intención de voto es liderada por un aspirante a presidente que es en cierto modo desconocido por el mercado internacional y que, además, “ha sido menos claro” con sus planes de política económica y el rumbo fiscal del país, afirmó Luis Liberman, economista y exvicepresidente de la República.
“Cuando ya la cosa es de no saber quién es el equipo detrás, de no saber si sus propuestas son sensatas o no, los mercados reaccionan”, añadió Liberman.
La propuesta de Fabricio Alvarado aborda un plan de recorte de gastos, enfocado en congelar durante los primeros dos años aquellos que no sean indispensables, gestionar un plan de contingencia fiscal, reducir la evasión, entre otras líneas de acción relacionadas a los egresos.
Sin embargo, en el tema de impuestos, su plan de Gobierno habla de una progresividad fiscal, sin detallar cómo se aplicará.