La quiebra de Credit Suisse habría tenido “efectos devastadores” para Suiza, declaró este martes el presidente de la confederación, Alain Berset, asegurando que la absorción del banco por UBS era la única solución viable.
Berset habló durante una sesión extraordinaria del parlamento, que durará tres días, convocada a petición de los diputados tras la compra urgente del banco con graves problemas el 19 de marzo
“El tiempo apremiaba” y el Consejo Federal buscó “la mejor solución posible para evitar una crisis financiera de consecuencias incalculables”, dijo ante la cámara alta, asegurando que una quiebra habría tenido “consecuencias catastróficas” para el país, el mundo entero y la reputación de la plaza financiera suiza.
“Suiza se ha visto sacudida por este doloroso episodio”, reconoció, pero “la desaparición de Credit Suisse no es la desaparición de Suiza, es la desaparición de un banco, un gran banco, pero solo un banco”.
El 19 de marzo, UBS aceptó comprar Credit Suisse por 3.000 millones de francos suizos (unos $3.300 millones) tras intensas negociaciones con las autoridades suizas y con importantes garantías.
La operación no gustó a los partidos políticos del país, sobre todo porque la Confederación ya tuvo que acudir al rescate de UBS hace 15 años, durante la crisis financiera de 2008.
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Además la compra de Crédit Suisse por parte de UBS crea un gigante bancario que suscita preocupaciones sobre el empleo y la competencia en Suiza.
El UDC, el principal partido del país, de derecha radical, pide endurecer la normativa sobre los bancos y que el gobierno se comprometa a pedir cuentas a los ejecutivos de Credit Suisse y a exigir la devolución de las primas injustificadas.
El gobierno dio un primer paso en este sentido anulando las primas de 2022 y 2023 de los altos ejecutivos de la entidad.