¿Qué sucede en el sistema financiero internacional? Esa es la pregunta que cuatro especialistas en la materia buscaron responder en un foro organizado por El Financiero este 29 de marzo.
El evento patrocinado por Acobo Grupo Financiero estuvo dividido en dos partes: en la primera mitad los economistas José Luis Arce, director de la firma FCS Capital, y Adriana Rodríguez, gerente general de Acobo Puesto de Bolsa discutieron la coyuntura macroeconómica que derivó en un turbulento primer trimestre del 2023.
En la segunda parte dos importantes autoridades del sector bancario costarricense, la superintendenta de Entidades Financieras, Rocío Aguilar, y el gerente General del Banco Nacional de Costa Rica, Bernardo Alfaro, conversaron sobre cómo se prepara el país para hacerle frente a situaciones desfavorables en materia bancaria.
Una coyuntura adversa
Este marzo ha estado marcado por sucesos de desestabilización bancaria. Primero en Estados Unidos cayó el Silicon Valley Bank (SVB), el banco estadounidense más grande en cerrar desde la crisis del 2008. Escasos días después le siguió la caída Signature Bank en un caso de contagio.
En Europa, una semana después, tambaleó Credit Suisse, el segundo banco más grande de Suiza, y tuvo que ser vendido a su competencia, el banco UBS, para evitar un cierre.
Ambos economistas coincidieron en que el caso de SVB corresponde a la combinación de la coyuntura macroeconómica (un agresivo aumento en las tasas de interés) y una vulnerabilidad particular que tenía el banco: se trataba de una entidad enfocada en el nicho tecnológico y con una base importante de clientes que tenían depósitos superiores a lo que cubre el depósito de garantía estadounidense.
“El SVB era un banco muy particular, se parecía más a un fondo de mercado de dinero que a un banco tradicional que capta depósitos y da crédito”, dice Arce.
Aquí básicamente se combinó una caída en el valor de las inversiones del banco (producto de la subida de tasas) con una clientela que, producto de esa misma situación adversa, empezó a retirar su depósitos del banco hasta provocar una crisis de liquidez que derivó en la corrida y eventual cierre del banco.
En los días continuos a estas caídas bancarias empezó a surgir una incertidumbre alrededor de la estabilidad financiera mundial, sin embargo tanto Arce como Rodríguez coincidieron en que las aguas se han calmado desde entonces y la confianza en el sistema se ha recuperado.
LEA MÁS: Caso SVB: qué es una corrida bancaria, cómo se contagia y cuáles medidas toma Costa Rica
“Las lecturas del mercado lo que dicen es que (el daño) estuvo muy contenido; el papel de los reguladores, la rapidez con la que actuaron, las líneas de crédito, el cambio que hicieron en el mercado de recompras y el tema de proteger a los depositantes ayudó mucho a contener ese miedo de corridas bancarias en bancos regionales que eventualmente pudieran afectar a otros bancos. Hubo un bache, pero pareciera que fue solventado de forma práctica y rápida”, considera Rodríguez.
“El problema no es tan grave, porque si lo fuera la Fed probablemente no hubiera subido las tasas de interés (como hizo en marzo)”, agrega Arce.
También agregan que si la incertidumbre todavía continuara se hubiera congelado la emisión de deuda en los mercados. Esto habría hecho que Costa Rica probablemente no hubiera podido tener una emisión de eurobonos exitosos la semana anterior, aspecto que sí sucedió.
Lecciones para la banca y reguladores
Tanto Aguilar como Alfaro consideraron que las réplicas del terremoto bancario en Estados Unidos no tuvieron consecuencias en Costa Rica, sin embargo sí se pueden anotar una serie de enseñanzas claves para aplicar en el país.
La superintendenta recalcó la importancia para los bancos y los reguladores de poder actuar rápidamente cuando se enfrenta un escenario de crisis de liquidez. De hecho los dos ajustes claves que Aguilar menciona que la superintendencia está trabajando por mejorar, en conjunto con el resto de los integrantes del sistema, tienen que ver con esa velocidad de respuesta.
El primero es la revisión de la ley de resolución bancaria. “Hemos determinado que la velocidad en la uno debería poder liquidar un banco tiene que ser mucho mayor de lo que esa ley hoy en día nos permite. Ya tenemos prácticamente el proyecto de ley (listo)”, menciona Aguilar.
El otro aspecto clave tiene que ver con la disponibilidad inmediata del Banco Central de Costa Rica en caso de una crisis de liquidez. “Hemos venido trabajando de forma intensa en los últimos tiempos en cómo ese carácter de prestamista de última instancia del Banco Central efectivamente puede operar en horas, no en días”, agrega Aguilar.
El recalco en el tema de la velocidad no es antojadizo y responde, más bien, a las necesidades de la era digital. Hoy en día una corrida bancaria no sucede en sucursales sino en los celulares. A SVB lo desangró la propagación del pánico en redes sociales y la facilidad de trasladar depósitos de un banco a otro por medio de aplicaciones móviles a coste prácticamente cero.
Para Alfaro, ante este riesgo tecnológico, además de todas las pruebas de estrés a las que se tienen que someter los bancos, también es importante la velocidad y transparencia con la que los intermediarios y los reguladores se comuniquen con el público para apaciguar la euforia.
“La velocidad en la que los bancos y las autoridades salen a comunicarse es tal vez incluso más importante que algún mecanismo al que se puede acceder para obtener recursos. En el caso del SVB, que salieran las autoridades a decir que están cubiertos todos, incluso los depositantes de más de $250.000 (límite superior al fondo de garantía de depósitos), fue importante. En el caso de Credit Suisse, que hayan salido las autoridades suizas a decir: no vamos a dejar que este banco se caiga, eso inmediatamente cortó el nerviosismo”, dice Alfaro.
Perspectivas a futuro
En materia de tasas de interés Rodríguez y Arce consideran que la Reserva Federal Estadounidense está cerca de terminar sus ciclo alcista, sin embargo todavía se esperan un par de ajustes hacia el alza en los próximos meses antes de alcanzar un techo.
No obstante, Arce predice que las tasas no empezarán a bajar rápidamente, sino que se mantendrán en un nivel relativamente elevado durante gran parte del 2023 y que será en el 2024 cuando se estabilicen.
En el ámbito bancario parece que el incendio de SVB y Credit Suisse fue cercado con eficiencia, así que los riesgos de contagio se han disipado. Sin embargo, para la banca sí se asoman retos de financiamiento, consideran los economistas.
El hecho de que los reguladoras protegieran a los depositantes, mas no a los inversores del banco, probablemente obligará a las entidades a replantear sus métodos de financiamiento.
“La implicación en los próximos meses es que los costos de fondos para los bancos van a aumentar. Entonces la pregunta que viene es el impacto que eso va a tener en la disponibilidad de crédito para la economía mundial, que es probablemente el riesgo más grande”, considera Arce.
Para conocer más sobre las conclusiones de los cuatro expertos puede escuchar el foro completo en el siguiente enlace: https://www.youtube.com/watch?v=1m4ZnTN56Gk