El tipo de cambio lleva alrededor de tres meses en una estabilidad relativa entre los ¢530 y los ¢520, aproximadamente, pero esto es probable que cambie cuanto más se acerque el final del año.
En los últimos dos meses del calendario—y los primeros tres— el país suele experimentar un aumento en la oferta de divisas que suele presionar hacia la baja el precio del dólar y este 2024 no parece que vaya a ser la excepción. Dicha oferta tiende a proceder principalmente de la temporada alta del turismo, la cosecha de frutos de exportación y el pago de impuestos.
LEA MÁS: Riesgo sobre el tipo de cambio: así está colocada la cartera en dólares en Costa Rica
Sin embargo, también habrán algunas presiones alcistas que, dependiendo de con cuánta fuerza se manifiesten, puede que compensen parcialmente las fuerzas a la baja.
Fuerzas a la baja
José Luis Arce, economista y director de FCS Capital, considera posible que se vea un aumento en la oferta de divisas relativamente similar al de los últimos dos años, periodos en los que la divisa abundó por encima del promedio prepandémico.
Arce se fundamenta en que las expectativas de turismo mundial prevén una temporada alta más fuerte, esto podría incrementar la cantidad de dólares que traen al país los vacacionistas extranjeros. Cuanto más alta es la oferta, más probable es que baje el tipo de cambio.
El economista también considera que la inversión de las empresas transnacionales sigue creciendo con la suficiente fuerza —menos que antes, pero crecimiento, a fin de cuentas— como para garantizar un flujo importante de dólares a la economía.
“Están entrando nuevas inversiones y en el área de servicios sigue habiendo crecimiento, entonces la oferta de los flujos de dólares asociados con el sector externo va a seguir positiva”, dice Arce.
Pablo González, analista económico de Mercado de Valores, menciona que es esperable que la oferta de divisas suba hacia finales de año. “Qué tanto afecte esta mayor oferta al tipo de cambio dependerá en parte de cuánto suba este indicador en este resto de la temporada seca, es decir, si el tipo de cambio tiene una mayor depreciación en estos meses siguientes, el efecto acumulado para todo el año podría generar una ligera depreciación; si por el contrario el tipo de cambio no sube tanto entre septiembre y noviembre, entonces el efecto acumulado para todo el 2024 podría registrar una nueva apreciación respecto al año anterior”, menciona.
Al 4 de setiembre el valor del dólar está prácticamente igual al que tenía cuando inició el año: ¢521 versus ¢523.
En lo que va de este 2024 se ha visto una oferta de dólares ligeramente menor a la del año pasado, pero muy por encima del promedio prepandémico. Esto es observable a través del superávit en las ventanillas privadas (la diferencia entre las compras y ventas de divisas con el público), el cual, a agosto, fue un 8,44% menor al registrado en el mismo mes del 2023, pero 280% superior al de, por ejemplo, el 2019.
Condiciones diferentes
El tipo de cambio lleva desde finales de abril atrapado en una estabilidad relativa, un fenómeno similar al que se vivió en estos mismos meses pero del 2023, cuando el dólar se mantuvo entre los ¢540 y los ¢530 hasta diciembre, cuando empezó una apreciación del colón.
Si bien se espera que se pueda repetir cierta apreciación hacia finales de este año, Fernando Naranjo, presidente de Cefsa, considera que hay condiciones diferentes a las del año pasado que podrían propiciar un comportamiento ligeramente distinto.
Naranjo es de la tesis que la oferta de dólares puede ser menor debido a que la disminución de tasas en colones ha reducido el premio por apostar en la moneda local, lo cual merma las presiones a la baja en el precio del dólar provenientes de la colonización de inversiones.
Esta fue una variable importante durante la apreciación de la moneda costarricense entre 2022 y 2023. En dichos años, las tasas en colones estuvieron en un nivel muy superior a las de los dólares. Sumado a la tendencia a la baja en el tipo de cambio, causó que existiese un incentivo para realizar arbitraje entre monedas a favor de la costarricense. En marzo, El Financiero calculó que un inversor podía generar ganancias hasta un 50% por hacer arbitraje entre monedas.
Arce coincide en que probablemente ya no se verán fuerzas a la baja provenientes de la inversión en colones, sin embargo, cree que una eventual —y esperada— reducción de tasas en dólares desde Estados Unidos balancee el diferencial de tasas al punto de que la dolarización no sea lo suficientemente abrupta como para causar un encarecimiento marcado del dólar.
Ya el país ha visto un incremento en la participación de la divisa en los portafolios de inversión. El componente en moneda extranjera de la riqueza financiera, a agosto, creció en un 4,2% interanual. Ese fue el cuarto mes seguido de crecimiento en dicho apartado después de una contracción que se extendió por todo el 2023.
Naranjo también menciona la posible ausencia emisión de eurobonos como un factor que podría reducir la oferta de dólares y, por ende, restar las presiones a la baja. El Gobierno está buscando, por medio de un proyecto de ley, aplazar para el próximo año los $1.000 millones en deuda externa que en teoría puede emitir en este 2024.
La influencia de eurobonos en el mercado cambiario no es directa, sino que más bien se traducen en que, de ser emitidos, habrá una menor necesidad del Ministerio de Hacienda (a través del Banco Central) de comprar dólares para pagar sus obligaciones, lo cual reduce la demanda y, consecuentemente, quita presiones hacia el alza.
Naranjo dice que, si no se emiten, la expectativa de los mercados es que habrá menos dólares disponibles, lo cual puede sumar algunas presiones hacia el alza.
En líneas generales, qué sucederá con el tipo de cambio dependerá de cómo se balanceen esas variables. De momento la expectativa apunta hacia una temporada alta de dólares con una oferta fuerte, pero con algunos elementos —como el diferencial de tasas a favor de la divisa—, que no se vieron el año pasado y que podrían mermar una eventual baja en la cotización de la moneda extranjera.
Además, eventos internacionales —como un escalamiento en los conflictos en medio oriente— podrían disparar el precio de las materias primas, particularmente el petróleo, y causar un incremento en el tipo de cambio.
A agosto, las expectativas de variación cambiaria a 12 meses, de mercado y de encuestas, ambas medidas por el Banco Central, anticipaban un incremento del 3,02% y del 4,9%, respectivamente.