Uno de los problemas que se le suele achacar al país es que tiene un régimen cambiario de flotación —el precio del dólar es “libre” de subir y bajar según las fuerzas de oferta y demanda—, pero no tiene un sistema amplio de coberturas cambiarias financieras. Es decir, su economía está muy expuesta al riesgo de los vaivenes en el precio del dólar.
Este fenómeno responde en gran parte a una baja cantidad de ofertantes y demandantes producto de un sistema que todavía tiene problemas interiorizando el riesgo cambiario. Sin embargo, los últimos dos años de volatilidad podrían dar el empujón necesario para que por lo menos más empresas consideren adoptar el instrumento.
Del lado de la oferta, ya algunos bancos están empezando a notar una oportunidad más de mercado. Por ejemplo, Federico Odio, gerente del BAC en Costa Rica, le mencionó a este medio en entrevista que la entidad quiere apostarle más a la colocación de coberturas.
Le explicamos qué es una cobertura cambiaría, por qué escasean, cómo podrían popularizarse y qué opciones ofrece el mercado.
¿Qué es una cobertura cambiaria?
Una cobertura cambiaria financiera (o derivado cambiario) es una especie de seguro que una persona o empresa contrata debido a que está expuesta al riesgo cambiario porque transa en dos monedas, ya sea porque recibe ingresos en dólares y tiene gastos en colones o viceversa.
En una cobertura el interesado pacta un contrato con una entidad financiera para comprar o vender dólares en el futuro a un precio determinado. Por ejemplo, un exportador que sabe que va a recibir por ventas en tres meses $30.000 puede contratar una cobertura que le permita vender esas divisas en ese plazo a ¢525 por dólar. De esta manera se asegura cuántos colones va a recibir independientemente de qué pase con el tipo de cambio.
En teoría, una cobertura no es un instrumento especulativo. Es decir, el objetivo no debería ser apostar a que el tipo de cambio vaya a subir o bajar para así ganarse la diferencia, sino que se busca cubrir el flujo de caja y eliminar parte de la incertidumbre que genera la volatilidad cambiaria.
Básicamente, lo que trata es minimizar el riesgo al cual está expuesto. Por ejemplo, si se es un exportador, el riesgo tiende a ser que el tipo de cambio baje, mientras que cuando se es un importador el riesgo es que suba. Cuando se logra pactar un precio de antemano el empresario puede planificar sus necesidades con más certeza.
¿Por qué no se han popularizado?
Actualmente en el país solo hay cuatro entidades que están autorizadas para negociar coberturas cambiarias: el Banco Nacional (BN), BAC, Scotiabank y el banco Davivienda. Además, estos bancos operan únicamente en un mercado de mostrador u Over the Counter (OTC, por sus siglas en inglés). Esto significa que las coberturas se negocian de manera individual para cada demandante.
Los derivados cambiarios también podrían negociarse por medio de futuros estandarizados en bolsa, sin embargo esta modalidad no se usa en el país en parte porque el mercado OTC todavía es muy pequeño. Esto hace que la oferta total del instrumento se concentre únicamente en cuatro instituciones que negocian de tú a tú con los interesados y no en un mercado organizado.
Aquí se genera una especie de dilema del huevo o la gallina: ¿hay poca oferta de coberturas cambiarias porque pocas personas la demandan o hay poca demanda porque la oferta es limitada? La respuesta es un poco de ambas.
Para Héctor Díaz, jefe de Comercio Internacional del Banco Nacional, Costa Rica experimentó un tipo de cambio relativamente predecible bajo el sistema de las minidevaluaciones por muchos años, lo cual dificultó que los ciudadanos percibieran el riesgo cambiario.
Mauricio Castro, analista económico de la Bolsa Nacional de Valores, agrega que los agentes económicos se han acostumbrado a la idea de que cuando el tipo de cambio sube o baja con fuerza, el Banco Central de Costa Rica (BCCR) intercede para atenuar la tendencia. Esto en un régimen de flotación como el que tiene el país debería suceder con poca frecuencia, sin embargo la idea sigue presente.
“Como creemos que todavía existe alguien que eventualmente va a hacer esa cobertura de última instancia en el tema cambiario, entonces evidentemente no hay una necesidad de que sea uno quien la asuma. Mientras ese tipo de concepciones se mantengan, no vamos a desarrollar este tipo de coberturas”, menciona Castro.
El analista lo compara con un seguro de automóviles: si una entidad pública asumiera los gastos de choques o robos por de facto, probablemente nadie compraría un seguro voluntario.
La combinación de poca oferta y demanda tampoco ayuda a su popularización, ya que genera un espacio propicio para que algunos ganen un poder de mercado elevado. “A menos que tengan un cliente muy fuerte, quienes están colocando las reglas de cuáles son las condiciones y características de contrato y eventualmente quienes hacen las valoraciones financieras para saber si toman o no una posición cambiaria, son los bancos”, explica Castro.
Aún así, para los bancos tampoco pareciera ser un negocio demasiado atractivo, de ahí se explica en parte la falta de oferentes. Ante una consulta hecha por este medio, el Banco de Costa Rica (BCR) respondió que el mercado cambiario tiene reglas que desincentivan la incursión por parte de los intermediarios.
“Tenemos restricciones regulatorias muy estrictas (negociar hasta el ± 3 del patrimonio diariamente de los intermediarios cambiarios) y tiempos restringidos en los mercados mayoristas (Monex) de una hora para ‘limpiar’ excesos o escasez en la posición propia en moneda extranjera, esto hace que nuestro apetito al riesgo para esta línea de negocio esté acotado en la no participación del BCR, aún”, mencionó la entidad.
¿El mercado puede crecer?
Para los oferentes la respuesta es sí, especialmente después de uno dos últimos años marcados por fuertes vaivenes en el precio del dólar.
Díaz menciona que el volumen total negociado en estos instrumentos para el 2023 se triplicó con respecto al año anterior. “Una mayor volatilidad del tipo de cambio genera mayor demanda del servicio, ya que los agentes expuestos a los movimientos quieren asegurar sus ingresos o gastos para poder planificar su presupuesto y definir más claramente sus planes de acción”, explica el funcionario del BN.
Max Bolaños, gerente de Mercados Globales de Davivienda en Costa Rica, menciona que en el último año han visto una demanda continua del sector exportador, multinacionales y empresas de zona franca debido a la caída en el tipo de cambio y su vulnerabilidad como vendedores de dólares.
El BAC, por su parte, dice estar en un proceso activo de promoción de la herramienta. “El año pasado visitamos 200 empresas para ofrecer el producto y ya tenemos un grupo importante de clientes que empezaron a utilizarlo”, dijo Odio en marzo.
Díaz agrega que el BN “se mantiene constante en la promoción del servicio”, en especial ahora que más empresas han mostrado preocupación por el comportamiento del tipo de cambio.
El Banco Popular es un intermediario grande que no ofrece coberturas, sin embargo la oficina de comunicación de la entidad mencionó que tiene contemplado revisar nuevamente si las condiciones de mercado y demanda de sus clientes requieren de la apertura del instrumento.
“Este producto ha sido poco ofrecido en Costa Rica; sin embargo, esta situación podría revertirse parcialmente tras el comportamiento que han presentado en su volatilidad algunos macroprecios como el tipo de cambio y las tasas de interés”, dijo el Popular.
Una nueva regulación en materia de pensiones también podría incentivar su uso. A partir de junio del presente año, las operadoras de pensiones complementarias tendrán que adquirir una cobertura cambiaria cuando la suma de las inversiones en moneda extranjera exceda el 50% del valor del activo de los fondos de pensiones denominados en colones.
Además, la tolerancia a la volatilidad que ha mostrado la actual presidencia del Banco Central podría ayudar a que los agentes económicos interioricen el riesgo cambiario dentro de su toma de decisiones y, por ende, se planteen el adquirir una cobertura.
Sin embargo, se trata de un instrumento que tiene un techo relativamente bajo debido a que lleva una cierta complejidad y está enfocado principalmente en participantes grandes. Actualmente no hay ninguna operación activa por un monto menor a los $100.000 ni en un plazo menor a los 458 días. Es decir, son montos altos negociados en un periodo corto. El tiempo máximo que permite la regulación es de tres años.
¿Qué ofrece el mercado?
Hasta el 9 de abril existían 133 operaciones de coberturas cambiarias activas, según el repositorio de información de la Bolsa Nacional de Valores, entidad a la que se le encargó la recopilación del mercado a pesar de que funciona exclusivamente en el ámbito OTC.
En estos contratos se negociaron montos que van desde los $100.000 hasta los $10 millones con tipos de cambio pactados entre los ¢496 y ¢561 por dólar. Evidentemente, cuanto más antiguo es el contrato (el más viejo es de julio del 2023) mayor tiende a ser el precio pactado.
En estos mercados se negocian dos tipos de contratos:
- Cumplimiento efectivo: se pacta un monto y un tipo de cambio a una fecha determinada y, cuando llega la fecha, la totalidad del monto se negocia al tipo de cambio pactado.
- Cumplimiento financiero: se cubre únicamente el monto que genere el diferencial de tipo de cambio pactado y el tipo de cambio vigente del día del vencimiento.
La oferta cambia ligeramente entre cada entidad. Davivienda y Scotiabank mencionaron que el monto mínimo a pactar varía dependiendo de cada cliente, mientras que el BN tiene como política un contrato mínimo de $25.000, sin embargo ofrece, como prueba, las primeras operaciones desde los $1.000 con el fin de incentivar su uso. En general, los plazos mínimos van desde los tres días hasta el máximo de tres años (por regulación).
En el caso de Davivienda y el Banco Nacional, el método para fijar el tipo de cambio se realiza con una fórmula que contempla el tipo de cambio del momento, las tasas de interés en dólares y colones y el plazo a pagar.
Estos instrumentos están enfocados en grandes demandantes u oferentes de dólares que estén expuestos al tipo de cambio como exportadores, importadores, entidades financieras, inversores institucionales y operadoras de pensiones, entre otros.
En el caso del Banco Nacional, se le pide como requisito a los clientes proveer algún tipo de garantía equivalente a un porcentaje del valor nominal de la cobertura cambiaria como un bloqueo en cuenta corriente o electrónica, títulos valores, una línea de crédito o cartas de crédito stand-by emitidas por una entidad financiera.
Tome en cuenta que, por ser un instrumento que lleva una cierta complejidad, se recomienda el acompañamiento de expertos en la materia. Las cuatro entidades autorizadas mencionaron que ofrecen dicho servicio.
De momentos los elementos parecen alinearse hacia una mayor demanda de coberturas, lo cual podría diversificar la oferta a futuro con mejores condiciones.