La recaudación de impuestos sigue su tendencia creciente en el primer bimestre de 2022 y registró un alza del 16,8% en la comparación interanual, trayendo los datos de 2021 a valor presente por inflación. El Ministerio de Hacienda contabilizó ingresos tributarios por ¢543.800 millones en enero y por ¢435.600 millones en febrero, para crecimientos reales de 14,6% y de 20,1%, respectivamente.
Estos resultados son una buena noticia para el Gobierno. La tendencia al alza en la recaudación tributaria se mantiene desde marzo de 2021 (con crecimientos interanuales de más de dos dígitos en todos los meses), a partir de la reapertura económica que permitió la pandemia de covid-19 desde entonces.
El ministro de Hacienda, Elian Villegas, destacó en una reciente entrevista con EF que las cifras fiscales de enero y febrero demuestran que “todavía hay oportunidad de crecimiento” en términos de recaudación, a pesar de la recaudación récord de 2021, que significó ingresos por unos ¢5,6 billones en 12 meses.
Hacienda espera mejores resultados no solo por la recuperación económica general de la economía, sino también porque algunas tasas aprobadas dentro de la reforma fiscal de 2018 siguen en un proceso de crecimiento gradual o de optimización.
Entre ellas, se mantienen con tasas reducidas del 4% por concepto del impuesto sobre el valor agregado (IVA) a los servicios turísticos y los servicios de ingeniería, arquitectura, topografía y construcción; las cuales aumentarán a un 8% a partir de julio y septiembre de este año, respectivamente, y luego a un 13% en los mismos meses de 2023. Asimismo, el cobro sobre los servicios digitales transfronterizos se revisa periódicamente para obtener el mejores rendimientos, según Hacienda.
Por impuesto
El incremento en la recaudación tributaria impacta a los tres principales impuestos que cobra la administración tributaria. En el primer bimestre del año, los aumentos en todos ellos fueron de más de dos dígitos, en comparación con los valores traídos a valor presente del mismo período de 2021.
Hacienda recibió ¢396.800 millones por concepto de IVA, para un incremento real de 15,9% en comparación con el año pasado; ¢286.400 millones del impuesto sobre la renta, para un crecimiento del 12,3%; y ¢112.200 millones por combustibles, para un aumento de 30,9%.
El aumento en la recaudación por concepto de Impuesto Único a los Combustibles se explica, en gran medida, por los mayores niveles de movilidad en los últimos meses; ante la eliminación gradual de restricciones y por la recuperación de diversas actividades en ese mismo sentido.
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Los casi ¢980.000 millones de ingresos por todos los tributos en el primer bimestre del año, en conjunto, representaron un 2,29% del producto interno bruto (PIB): el mayor registro en el mismo período de los últimos 17 años, según informó Hacienda.
El buen desempeño de los ingresos también permitió al país alcanzar su primer superávit primario a febrero (relación positiva entre ingresos y gastos, sin contar el pago de intereses) desde 2008. La relación favorable fue de ¢27.100 millones, aproximadamente; es decir, un 0,06% del PIB, según informó Hacienda.
Los ingresos totales del Gobierno Central (tributarios y no tributarios) fueron de ¢1,1 billón y los egresos, sin contar el pago de intereses, alcanzaron los ¢1,08 billones. Sin embargo, el pago de esos intereses es el lastre que sostiene el déficit fiscal, en términos generales para el país, que pagó unos ¢460.000 millones para honrarlos en el todo el primer bimestre del año.
Ese monto representa un 30% del gasto total del Gobierno en los primeros dos meses de 2022 y representa el grueso del déficit fiscal en ese mismo período, que se estimó en un 1% del PIB.
Para estabilizar las finanzas públicas del país en el corto y mediano plazo, el Gobierno de la República se impuso la meta de alcanzar un superávit primario del 1% del PIB en 2023, como parte de un programa de ajuste fiscal ligado a financiamiento, por tres años, con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Para ello, impulsa una serie de medidas como la puesta en marcha de la recién aprobada reforma al empleo público y otros proyectos para aumentar los ingresos tributarios, como la reforma para aplicar un sistema de renta global y el plan de eliminación de exoneraciones como la que ostenta el salario escolar.
Inicialmente el Ministerio de Hacienda pretendía aumentar la recaudación en un 1,17% del PIB con esas y otras reformas propuestas al Congreso, pero ahora solo estima necesitar un 0,7% adicional, en vista de los mejores resultados tributarios de los últimos meses. Esa relación podría mejorar o empeorar todavía, pero el ministro Villegas considera que los proyectos se deben impulsar, pase lo que pase en ese sentido, por su impacto de “justicia tributaria” y estabilidad a largo plazo.
Cumplir la meta del programa con el FMI, según el Ejecutivo, es esencial para frenar el crecimiento de la deuda pública y reducir progresivamente el pago de intereses que hoy realiza el Gobierno en detrimento de otras necesidades de inversión.
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Impacto de reforma
Una revisión realizada por EF determinó que la reapertura comercial permitida por la pandemia, desde inicios de 2021, permitió alcanzar la recaudación tributaria récord de ¢5,6 billones al finalizar el año pasado.
Esta cifra es históricamente alta, en gran medida gracias al impacto de la reforma fiscal de 2018, cuyo rendimiento había quedado opacado en 2019 y 2018, sus dos primeros años de aplicación.
En 2019, la reforma se aplicó sólo parcialmente –el IVA entró a regir hasta la segunda mitad de ese período– y, en 2020, la pandemia de covid-19 implicó una recesión económica nunca antes vista que más bien hundió la ingresos tributarios en un 12%.
En 2021 las condiciones fueron adversas en los primeros meses del año; sin embargo, la tendencia varió a partir de marzo. Desde entonces, la recaudación de cada mes registró aumentos de más de dos cifras en la comparación interanual con 2020, el año de la mayor afectación por el coronavirus.