Desde sanciones contra los oligarcas, hasta el fin de las “visas doradas”, pasando por una ley contra delitos económicos, la invasión rusa de Ucrania llevó al gobierno británico a arremeter contra un sistema que durante décadas atrajo dinero ruso de origen a veces dudoso.
“Es el fin de una era”, dice a la AFP Dominic Grieve, abogado y expresidente de una comisión parlamentaria que en un informe de 2020 denunció la desconsideración de Londres ante el origen de las enormes cantidades de dinero ruso invertidas en el país.
Los activistas contra el blanqueo de capitales suelen señalar el papel de facilitador que desempeñan el poderoso sector financiero británico y sus ejércitos de abogados, contables y agentes inmobiliarios de Londres.
También, el gobierno conservador por su falta de eficacia e incluso cierta hipocresía en la lucha contra el flujo de dinero dudoso que riega la economía británica.
Pero la invasión rusa de Ucrania obligó al ejecutivo a reaccionar. Grieve denuncia que el afincamiento de ricos rusos también se vio impulsado a partir de 2008 por la introducción de las denominadas "visas doradas", concedidas a cambio de inversiones millonarias.
Polo de atracción
Con estos visados, "Londres y el Reino Unido se han convertido en un polo de atracción innegable", especialmente "para los empresarios rusos que ganaron mucho dinero en circunstancias a menudo muy dudosas con la desintegración de la antigua Unión Soviética", añade.
Veían al Reino Unido como "un buen lugar para hacer negocios (...) y en muchos casos para vivir y educar a sus hijos".
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La oenegé Transparencia Internacional identificó 1.500 millones de libras ($1.975 millones, 1.800 millones de euros) en propiedades de rusos acusados de corrupción o de vínculos con el Kremlin lujosos barrios de Londres.
Y más de 2.000 empresas registradas en el país o en sus territorios fueron utilizadas en casos de blanqueo o corrupción por valor de 82.000 millones de libras de dinero ruso, según esta organización.
Londres anunció a mediados de febrero que dejará de expedir "visas doradas", antes de ampliar la lista de personas objeto de sanciones a una quincena de rusos cercanos al gobierno de Vladimir Putin.
El primer ministro británico, Boris Johnson, afirmó el lunes la necesidad de "hacer más" en materia de sanciones individuales. Y un proyecto de ley presentado en el parlamento pretende evitar el blanqueo de dinero mediante propiedades inmobiliarias, obligando a revelar la identidad de los propietarios finales, que ya no podrán "esconderse" detrás de una empresa.
"Era evidente" que muchos oligarcas rusos en el Reino Unido "tenían vínculos muy estrechos con el Estado ruso", lo que supone un riesgo para la seguridad del país, denuncia Grieve.
Al servicio de los oligarcas
La City londinense "se va a ver muy afectada" por las sanciones a los oligarcas, como la congelación de activos y la prohibición de viajar, "pero el Reino Unido atrae dinero de todo el mundo" y "eso no significa que vaya a ser la quiebra" del sector, asegura.
El sector financiero del Reino Unido ya estaba sujeto a leyes diseñadas para controlar el flujo de dinero negro, pero hasta el momento su aplicación era escasa, en parte debido a la grave falta de recursos en los departamentos gubernamentales de delitos financieros.
"El nuevo paquete de medidas tiene el potencial de ser muy eficaz", en particular para arrojar luz sobre "los propietarios de casi 90.000 inmuebles" mantenidos de forma opaca en el país, defiende Ben Cowdock, jefe de investigaciones de Transparencia Internacional en el Reino Unido.
Pero "estas medidas deberán contar con los recursos adecuados si se quieren aplicar con eficacia", advierte.
Según una investigación de Transparencia Internacional en 2019, las fortunas invertidas en el país provenían en gran medida de Rusia, pero también de Ucrania, China y Nigeria, entre otros.
"Desde el final del imperio británico, Gran Bretaña se ha dedicado a servir a las personas y empresas más ricas del mundo", no sólo a los rusos, coincide Oliver Bullough, autor de un libro sobre el tema que se publica esta semana.
Pese a los recientes anuncios del gobierno, “no parece haber una toma de conciencia de que no deberíamos aceptar dinero” dudoso de nadie, dice a la AFP. Y sin más recursos, considera que los anuncios británicos son “muy decepcionantes”.