La comercialización de autos en Costa Rica está en uno de sus mayores declives de los últimos años por el deterioro de la economía.
A diferencia de otros segmentos, que se aceleraban al menos de forma leve antes de la pandemia, esta actividad le dio la bienvenida a la crisis sumida en una retracción.
Las cifras negativas del sector están lejos de ser una novedad y la crisis le cerró a la industria la posibilidad de alcanzar el crecimiento que tanto esperaba.
Para abril del 2020, esta actividad comercial caía al ritmo de 46,6% y cualquier perspectiva positiva fue más que disipada. Este nivel de contracción es inclusive mayor al registrado en la crisis económica del 2008-2009.
Este comportamiento, también implica una fuerte reducción en la importación de autos, porque las agencias también optan por controlar sus inventarios, y por tanto, generan una menor recaudación de impuestos.
Entre tanto, la industria ve difícil pronosticar cómo será el cierre de año y mientras la incertidumbre apremia, se las ingenian para controlar sus gastos y atraer al público mediante plataformas digitales.
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Cuando la incertidumbre se adueña de las decisiones de compra de los consumidores, la adquisición de un vehículo, y la deuda que esto implica, pasan a un segundo plano.
Este complejo panorama golpea los ingresos de las agencias de vehículos, que se las ingenian para ofrecer promociones que reduzcan el temor de los consumidores de asumir una nueva obligación en tiempos inciertos. Además, han recortado sus gastos para sostenerse.
En el último año, las ventas decrecieron entre 25% y 45%, según reportaron las agencias ante la consulta de EF.
La recaudación de impuestos por la importación de autos también se ve impactada.
A junio, la cantidad de autos nuevos y usados importados (excluyendo los vehículos para el transporte de mercancías) mostró una caída del 28,4% (6.624 autos menos), según datos del Servicio Nacional de Aduanas, suministrados por el Ministerio de Hacienda.
Al separar nuevos y usados, ambos muestran una caída, aunque los usados un tanto más alta.
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Al final, esto generó una contracción en la recaudación de impuestos, por aduanas, de un 21,5% y 35,9%, respectivamente.
Pese al desalentador comportamiento del sector, la caída en la importación de autos fue parte de los elementos que permitieron compensar la contracción de las exportaciones, para que el déficit de la balanza de pagos de Costa Rica sea inclusive menor que hace un año, explicó el Banco Central en la revisión de su programa macroeconómico presentada a finales de julio pasado.
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La recaudación en el renglón del impuesto a la propiedad de vehículos también cayó 10% a junio.
Contracción y respuesta
La demanda interna de productos que no son de primera necesidad es una de las que presenta una reducción a raíz de la crisis, y los autos, al igual que los artículos de línea blanca, son parte de los afectados.
El Índice Mensual de Actividad Comercial de vehículos muestra una desaceleración desde 2016 y se contrae desde finales del 2017. Al término del 2019, dio pasos que abrieron la posibilidad de dejar atrás los números rojos, pero la pandemia disipó la ilusión.
A raíz de las restricciones impuestas por el Gobierno, la visitación a las salas de exhibición ha caído hasta en un 50%, explica Noelia Alfaro, gerente regional de Mercadeo de Hyundai.
Estas medidas, sumadas a la incertidumbre, confluyen para impactar el negocio.
Las agencias de autos admiten una contracción de sus ventas, y con pocas excepciones de algunas marcas que reportan al menos cumplir las metas dispuestas en esta difícil coyuntura.
Al consultar a las agencias, aun aquellas que han logrado sostener cifras que a su criterio son aceptables, afirman que el impacto para la industria es significativo.
“Estimamos que la industria de vehículos ha caído entre 35% y 45%”, afirmó Ana Lucrecia Vargas, directora de Mercadeo de Grupo Danissa-Nissan.
La estimación varía en cada agencia, algunas calculan una caída del 25%, 30% o 45%, pero ninguna agencia reportó un incremento ante la consulta de EF.
Lo que sí podría darse es un movimiento de fichas entre la posición que ocupa cada agencia en el mercado. Audi, por ejemplo, registró un ligero crecimiento en su participación, pero Rogelio Castro, gerente de ventas de la marca, admite que “toda la industria ha sufrido”.
Esta realidad llevó a los negocios a adoptar medidas para controlar sus gastos.
Un control más riguroso de los inventarios y la optimización de la operación son la apuesta de las agencias.
A pesar de que se consultó por despidos en el sector, ninguna agencia indicó si aplicó esta medida. Grupo Q explicó que “debió realizar una reestructuración de la empresa para garantizar la sostenibilidad de la operación en las condiciones actuales”.
Por su parte, Grupo Purdy protegerá los empleos de más de 1.500 colaboradores y evitará realizar despidos como producto de esta situación.
Lo que sí implementó fue el teletrabajo rotativo como una forma de reducir el personal que trabaja desde las instalaciones de la empresa, para mantener la estabilidad laboral y continuidad del negocio, comentó Alex Alens, gerente de Sucursales de Purdy Motor Costa Rica, grupo que distribuye Ford, Volkswagen, Lexus, Toyota e Hino.
Ante la imposibilidad de abrir las sucursales físicas en algunos días, algunas enviaron a parte del personal a trabajar desde casa, lo que también les ha generado un ahorro.
Otra medidas fue la suspensión de las contrataciones temporales que suelen darse con el evento de la Expomóvil, que también se canceló a raíz de las restricciones.
Las agencias se enfocan en mejorar el servicio y apostar por los vehículos de mayor penetración en el mercado.
Por ejemplo, en Danissa la venta de algunos modelos como Qasqai, Frontier y Versa. La agencia ha logrado mantener un nivel de colocaciones bueno en comparación a la caída de la industria.
Isuzu, marca de Grupo Q, muestra un crecimiento en la demanda de pick ups y camiones, lo que ha sido fundamental para el surgimiento de nuevas oportunidades, explicó Ernesto Vieto, gerente regional de Mercadeo de la marca.
Por otro lado, así como los restaurantes que nunca habían ofrecido servicio a domicilio, se vieron obligados a hacerlo con la pandemia, la dinámica del negocio automotriz también cambió con tal de registrar el menor impacto posible.
Ante la menor visitación en las salas de exhibición y las medidas de restricción, las empresas tuvieron que ser más creativas o potenciar servicios que antes ofrecían con menos fuerza.
Una de sus mayores apuestas, con aliados del sistema financiero, es la posibilidad de entregar el vehículo, pero empezar a pagar el crédito hasta en 2021.
Las plataformas digitales se han potenciado, así como otras formas de contacto que forman parte de los cambios y que permiten cumplir con lo dispuesto por el Ministerio de Salud. La negociación o conversación con los clientes a través del call center ha tomado fuerza.
“Debemos ajustarnos y crear nuevas estrategias comerciales que permitan llegar hasta el cliente”, destacó Alex Alens, gerente de Sucursales de Purdy Motor.
Inclusive, las agencias han optado por ofrecer los test drive a domicilio, para que el consumidor no deba presentarse en el punto de venta.
Al igual que en muchas otras sectores, el futuro es incierto. “No tenemos claridad en este momento, hay mucha incertidumbre, el mercado va cambiando así como cambian las condiciones impuestas por el Gobierno”, afirmó Asly Anchia, gerente de Mercadeo Comercial de Chevrolet.
Esta perspectiva también se alinea con la perspectiva del Banco Central de Costa Rica, que espera una contracción del 5% en la producción para el 2020, la más profunda desde 1982.
Pocos son un tanto más optimistas, por ejemplo la agencia Danissa proyecta un repunte en la segunda mitad del año.
Al final, el avance en la tasa de contagios y las medidas de restricción para contenerlos determinarán, como anunció el Central, el desenlace de la economía al término del año.