El pasado 6 de noviembre, el Gobierno de Costa Rica completó la segunda emisión de títulos de deuda externa, popularmente conocidos como “eurobonos”, en lo que va de este 2023 —la primera se realizó en marzo a un plazo de 11 años—, a pesar de que las tasas de interés en los mercados internacionales están elevadas.
No obstante, la ley 10.332 —vigente desde diciembre de 2022— autorizaba hacer dos colocaciones de $1.500 millones en este 2023.
En el artículo 2 de la ley de autorización para emitir títulos valores en el mercado internacional se establece que el Gobierno puede colocar hasta $5.000 millones en un plazo de tres años, distribuidos de la siguiente forma: $1.500 millones en el primer semestre de 2023 y $1.500 millones en la segunda mitad de este año, $1.000 millones a más tardar diciembre de 2024 y $1.000 millones a más tardar el último mes de 2025.
Luis Antonio Molina, viceministro de Egresos de Hacienda, indicó que uno de los aspectos más importantes para realizar una segunda emisión este año fue el vencimiento de deuda en dólares por $2.771 millones que debe afrontar el Ministerio de Hacienda durante el 2024.
“De ese monto, el 62,6% ($1.735 millones) vence durante el primer semestre, por lo que esta colocación libera la tensión que implicaría recolectar dichos recursos en el mercado interno”, comentó Molina.
Al igual que la primera esta segunda emisión forma parte de la gestión responsable de la deuda pública; estamos planificando, no solo para el resto del año, sino previendo para el 2024, que presenta retos importantes en gestión de la deuda.
— Luis Antonio Molina, viceministro de Egresos de Hacienda
De acuerdo con José Luis Arce, economista y director de la firma FCS Capital, la emisión de los eurobonos a 31 años plazo, el pasado lunes 6 de noviembre, se hizo porque en caso de no ejecutarla se perdía la autorización dictada por la Asamblea Legislativa a finales de 2022 y además por la posible reacción que esto generaría en el Congreso, más que por una necesidad financiera.
En esta línea, Freddy Quesada, gerente de INS Valores, consideró que esta segunda emisión por $1.500 millones era impostergable porque la colocación estaba instaurada por ley. “La aprobación de la Asamblea Legislativa dictaba que se debían colocar $3.000 millones en el 2023, entonces ya se habían colocado $1.500 (millones), había que colocar este sí o sí”, agregó.
Douglas Montero, economista y asesor financiero internacional, evaluó que no era necesario hacer esta reciente colocación, sin embargo, también justificó que se tuvo que realizar dada la aprobación de la ley 10.332.
Para el exministro de Hacienda, Fernando Naranjo, tampoco era necesario hacer una segunda emisión de títulos de deuda externa en este 2023, pues a su criterio se pudo haber pospuesto para el primer semestre de 2024.
“El Gobierno no quiso pedir una pequeña enmienda a la ley, prorrogando por seis meses la colocación de la segunda emisión. Vamos a pagar un monto excesivamente alto e innecesario”, comentó Naranjo.
El proceso de colocación inició la mañana del lunes 6 de noviembre con un bono a 31 años plazo, con tres amortizaciones (2052, 2053 y 2054), una captación de $1.421 millones, con un rendimiento final de 7,75% y una tasa cupón de 7,30% (valor que tendrá que pagar el país por la emisión), informó el Ministerio de Hacienda ese día.
A pesar de que el plazo de 31 años sí tiene sentido para Costa Rica porque los vencimientos de deuda externa a largo plazo son escasos, a criterio de expertos consultados por El Financiero no era un buen momento para colocar los eurobonos por razones como las altas tasas de interés que experimentan los mercados internacionales.
De acuerdo con datos disponibles en el sitio web del Banco Central de Costa Rica (BCCR), el pasado 8 de noviembre el rendimiento del bono del Tesoro de Estados Unidos a diez años llegó a 4,5% y el de 30 años se situó en 4,62%. Hace un año, estos mismos bonos estaban en 4,13% y 4,28%, respectivamente.
El 8 de noviembre de 2019, la tasa de interés del bono del Tesoro estadounidense a diez años se encontraba en 1,94% y el de 30 años en 2,43%.
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El Ministerio de Hacienda consideró, por su parte, que el momento sí era el adecuado, luego de dos mejoras seguidas por parte de las calificadoras de riesgo Moody’s y S&P, y las nuevas revisiones exitosas por parte del Fondo Monetario Internacional (FMI) en los dos programas que se tienen con el ente.
“El mercado respondió con bastante apetito (3,4 veces lo ofertado) a esas mejoras. Además, se debe tomar en cuenta que, en esos mismos días de colocación, la Reserva Federal de los EE. UU. mantuvo las tasas de interés en los niveles relativamente altos que han estado durante el año. Para el Ministerio de Hacienda, pero sobre todo para Costa Rica, la colocación fue exitosa”, expresó el viceministro de Egresos de Hacienda.
Un mal momento
El gerente de INS Valores destacó que para Hacienda no fue el mejor momento para emitir los más recientes eurobonos desde el punto de vista de tasas, pues le afectó el ajuste que tuvo el bono del Tesoro en los últimos dos meses. “Pasó de 4% a 4,5% el de diez años, y el de 30 años llegó hasta 4,80% o un poco más (el pasado 6 de noviembre)”, dijo.
Además, el exministro de Hacienda catalogó que la colocación se dio en un mal momento porque las tasas de interés en los mercados internacionales están “sumamente altas” y empezarán a bajar en los próximos meses.
Arce, director de la firma FCS Capital, también consideró que no era el mejor momento para colocar los eurobonos porque se estima que las tasas de interés a nivel global estarán más bajas en los próximos 12 o 18 meses y además si el Gobierno sigue comprometido con el proceso de ajuste fiscal, probablemente, habría mejoras adicionales en las calificaciones crediticias.
Vamos a estar pagando durante 31 años una tasa de interés mucho más alta que las que han conseguido otros países vecinos aquí en Centroamérica y el Caribe.
— Fernando Naranjo, exministro de Hacienda
Aunado a ello, el hecho de que el Gobierno actualmente no está pasando por angustia de financiación, porque “perfectamente” puede refinanciar lo que vence localmente y tiene acceso a préstamos de apoyo presupuestario, también expone, según Arce, que la decisión que habría tenido más sentido era la de posponer la emisión, pero eso implicaba perder la autorización y ocasionar un posible conflicto político.
De acuerdo con datos disponibles en el sitio web del Ministerio de Hacienda al 30 de setiembre pasado, en 2024 Costa Rica tendrá que hacerle frente a un total de ¢2,6 billones ($4.740,13 millones) por vencimientos de deuda interna y externa.
En setiembre pasado, El Financiero informó que, con el fin de cumplir con a las obligaciones que se presentarán durante el 2024, el Ministerio de Hacienda emitiría el segundo tracto de eurobonos correspondiente al 2023, pero se tiene previsto utilizarlo en 2024 para cubrir las necesidades en dólares de ese año, y de esta forma no presionar al tipo de cambio al calzar obligaciones en la moneda extranjera.
“El país se ve obligado a hacer una transacción financiera que no tiene sentido fiscal en este momento. Sale demasiado caro, y le salió caro no por culpa de Hacienda, sale caro por el contexto en el que se está haciendo. Si se puede refinanciar, el momento no era apropiado para extender la maduración de la deuda a tan largo plazo, a un costo tan alto fijo”, dijo el economista Arce.
No me hace sentido lo que se está haciendo, lo atribuyo a un tema político. De que después de que yo prácticamente me inmolo suplicando que me den una autorización porque sino iba a ser el fin del mundo, decir que no la hago porque las condiciones financieras cambian, hubiesen sido muy pesadas para el ministro de Hacienda y para el Gobierno.
— José Luis Arce, economista y director de la firma FCS Capital
Nota: este artículo se actualizó posterior a su publicación original para incorporar la posición del Ministerio de Hacienda.