Una de las habilidades más solicitadas en las organizaciones es el trabajo en equipo, pero, aunque es fundamental, ya no es suficiente. En un mundo en el que estamos más interconectados, es necesario pensar más allá y trabajar en redes de colaboración.
Aunque es un concepto inicialmente utilizado en el mundo de la tecnología, es muy aplicable en los negocios. En forma simple, estamos hablando de diferentes personas o equipos que aportan recursos y conocimientos para un proyecto común y se unen para un mejor resultado. Pueda ser que sigan trabajando juntas, o no, pero lo que interesa es que están juntos procurando un resultado mejor que de manera independiente.
¿Cómo podemos trabajar en redes colaborativas?
Para pasar de trabajar bien con “mi equipo” a trabajar de manera colaborativa, es importante tener presente:
• Poner abajo el ego: al pensar que solo yo hago bien las cosas bien o mejor que el resto, mi ego no me permite recibir y dar a otros, limitando muchas posibilidades.
• Cuando se ponen primero los intereses personales (o los del equipo) por encima de los intereses comunes (toda la empresa, los clientes etc.), nuestra posibilidad de trabajar en redes se limita y surgen los “silos”.
• Confiar es fundamental porque cuando confío comparto, en lugar de ver a los demás como competencia. Ver aliados en lugar de competidores es la clave.
• Hay que plantear el objetivo común, establecerlo como prioridad y establecer las normas de comportamiento y los resultados a obtener (qué y cómo)
• Valorar otros estilos. Las diferencias enriquecen y es parte de lo que hace grande una red de colaboración. Cuando trabajamos solamente con personas parecidas, el resultado seguramente será siempre el mismo.
Las redes colaborativas son para todos: empresas, consultores, coaches , equipos. Al lograrlo, agregamos mayor valor a lo que hacemos y a nuestros clientes.