Cuatro reglas que ayudan a manejar los desacuerdos de su equipo de manera productiva
El conflicto puede ser incómodo, pero no podemos hallar las mejores ideas ni llegar a las mejores soluciones si siempre estamos de acuerdo con los demás. Como gerente, le corresponde ayudar a los miembros del equipo a aprender cómo estar en desacuerdo de manera productiva. Aquí presentamos algunas reglas para que los debates se mantengan en un nivel profesional y no se salgan del tema:
Recuerde que todos forman parte del mismo equipo: El objetivo de una conversación no es que alguien demuestre que está en lo correcto o que “ganó” la discusión. El objetivo es resolver el problema que se presenta… juntos.
Hechos: Asegúrese de que la gente defienda sus ideas con principios claros y firmes, no con estrategias retóricas o por ser el que habla con el volumen más alto.
No lo lleve a nivel personal: Que no haya insultos, ataques personales ni preguntas del tipo “¿Cómo pudo creer eso?” Piense que todos tienen buenas intenciones.
Sea humilde en el aspecto intelectual: Respete el punto de vista de todos, y muéstrese abierto a cambiar de opinión cuando sea necesario.
Adaptado de “How to Debate Ideas Productively at Work”, de Shane Snow.
Cómo hacer que la creatividad sea predecible (y no una grata sorpresa)
Tal vez nunca sepamos exactamente de dónde viene la creatividad, pero podemos generar condiciones que la propicien. Una forma de estimular el pensamiento creativo es pasar un tiempo pensando en el problema que intente resolver y luego distanciarse de él. Dejar que el problema repose le da a su cerebro la oportunidad de establecer conexiones y ordenar las posibles salidas. Para ayudar en este proceso, elabore un diario con ideas que inspiren, ya sean de libros, conferencias o conversaciones al azar. El objetivo es tener algo a lo cual recurrir cuando necesite una descarga mental. También puede obtener inspiración haciendo cosas que no le interesan. ¿Alguna revista tiene un artículo que le aburre? Léalo de todas formas. Nunca se sabe de dónde vendrá su siguiente idea genial. Por último, cuando llegue la inspiración, deje lo que está haciendo y trabaje. No permita que pasen esos momentos sin asentar sus ideas en un papel.
Adaptado de “How to Be Creative on Demand”, de Joseph Grenny.
No permita que sus emociones negativas perjudiquen el ánimo de su equipo
Es normal tener emociones negativas en el trabajo: frustración, enojo, temor. Pero la forma en que las maneja marca toda la diferencia para el ánimo de su equipo. A nadie le ayuda que reprima cómo se siente, pero también puede ser contraproducente ser totalmente abierto al respecto. La estrategia más eficaz es revalorizar o reconsiderar la situación incómoda con un enfoque más positivo. Por ejemplo, si le frustra que un proyecto no esté funcionando, recuerde que hay tiempo para darle la vuelta y que esta es solo una de muchas propuestas en las que está trabajando su equipo. La idea no es aparentar que el problema no existe, sino formular el problema como un reto que puede superar tomando ciertas medidas. La revalorización puede ayudar a ver, por ejemplo, que los miembros de su equipo también están decepcionados con el proyecto y que, en vez de darles más críticas, necesitan apoyo. Intente practicar la revalorización en situaciones de bajo riesgo, lo cual le preparará para hacerlo cuando los riesgos sean altos.
Adaptado de “Handling Negative Emotions in a Way that’s Good for Your Team”, de Emma Seppala y Christina Bradley.
Cómo salir de un punto muerto en una reunión
¿Qué hace cuando el propósito de su reunión es tomar una decisión, pero el grupo no puede llegar a un consenso? A menudo resulta útil reconocer qué está sucediendo. Puede decir algo como: “Bueno, es una conversación difícil, pero tomemos un respiro y sigamos hasta que lleguemos a algún acuerdo”. Luego trace un proceso claro para solucionar el problema; la conversación mejorará si la gente sabe que no se convertirá en una batalla campal. Intente anotar en una pizarra los puntos que se han planteado, lo cual permitirá que todos analicen la conversación hasta ese momento y piensen si se necesita información nueva. Tal vez también pueda pedirles sugerencias para seguir adelante con la conversación. Sin embargo, no solo voten sobre el tema, lo cual casi siempre ocasiona que la mayoría no quede conforme. Sea cual sea el proceso que emplee, recuerde a todos que asuman una actitud positiva, mantengan una conversación amable y respetuosa, y que escuchen lo que los demás tienen que decir.
Adaptado de “When You’ve Reached an Impasse in Your Meeting”, de Paul Axtell.
Integre la empatía a la cultura de su empresa
La empatía puede mejorar la cooperación, el ánimo y los niveles de estrés de los empleados, por lo que es importante integrarla a la cultura de la empresa. A fin de generar una cultura de más empatía, comience por pensar en las normas sociales de su empresa. ¿Cómo se comportan en general los empleados hacia los demás? ¿La empatía chocará con la rutina habitual de la gente? Por ejemplo, si su cultura tiende a recompensar el comportamiento agresivo, quizás sea difícil de vender la empatía. Luego piense en cómo puede hacer hincapié en el comportamiento que desea que prevalezca. Cuando vea ejemplos de empatía en el trabajo, reconózcalos y celébrelos (e incluso recompénselos). Demostrar que apoya la amabilidad –en especial con algo más que palabras– ayudará a que esta se arraigue. También debes identificar a los empleados “conectores”, que son las personas que de forma natural fomentan la cohesión del equipo, y reclutarlos para su causa. Es más probable que se difundan los ideales nuevos cuando existen iniciativas tanto ascendentes como descendentes.
Adaptado de “Making Empathy Central to Your Company Culture”, de Jamil Zaki.