¿Tiene un mal jefe? Considere sus opciones
Para su carrera, tener un mal mando superior se puede sentir como el beso de la muerte, ni qué decir para su felicidad. Sin embargo, hay pasos que puede tomar a fin de sobrellevar la situación. Primero, no intente darle retroalimentación a su jefe sobre su comportamiento frustrante (los malos jefes no suelen ser abiertos a las críticas constructivas de todos modos). Más bien, enfoque su energía en solicitar los recursos y el apoyo necesarios para hacer su trabajo. Sea específica y articule cómo esa petición beneficiará a su jefe y a la organización. Otra táctica es encontrar válvulas de escape fuera del trabajo para socializar y reducir el estrés; una sólida red de apoyo es crucial para enfrentar un entorno que le drena emocionalmente. Si la situación no mejora con el tiempo, considere explorar otras oportunidades en su empresa. Reúnase con colegas y directores para enterarse de puestos que puedan interesar. Además, no cierre la puerta a la posibilidad de renunciar. Si detesta ir a trabajar todos los días y pasa más tiempo pensando en su jefe que en su trabajo, tal vez haya llegado la hora de partir.
Adaptado de What to Do When You Have a Bad Boss, de Mary Abbajay.
Cree una red de contactos que desafía su punto de vista
Cuando su red se conforma en esencia de gente cuyos antecedentes y habilidades son similares a los suyos, es poco probable que sirva para tener nuevas ideas o soluciones creativas. Diversifique su red relacionándose con gente cuyos puntos de vista, percepciones y experiencias difieran de los suyos. Cuando conozca a alguien nuevo, hablen de lo que no tengan en común. Pida a sus amigos que le presenten con sus contactos con un trabajo interesante o que laboren en un ámbito único en su tipo. En particular, intente conocer gente que desafíe sus suposiciones y tendencias. Si le cuesta trabajo construir una red por medio de mecanismos comunes, invente una justificación para juntar a un grupo diverso. Por ejemplo, un club del libro que se reúna una vez al mes puede dar la oportunidad de escuchar diversas perspectivas, así como de leer autores que no habrías escogido normalmente. Al hacer un esfuerzo coordinado, puede desarrollar una red que le inspire y le presione para expandir su pensamiento.
Adaptado de How to Diversify Your Professional Network, de Amy Nauiokas.
Cambie de perspectiva en el trabajo contando una historia diferente
Todos nos contamos a nosotros mismos historias sobre el trabajo, y estas dan forma a la manera en que pensamos, dirigimos o tomamos decisiones. Por ejemplo, si la historia que tiene en la cabeza durante el día es “Todo es una batalla en la oficina”, lo más probable es que le esperen hostilidades y que se prepare para atacar. En general, las historias negativas como esta no sirven, así que considere dar un giro hacia una nueva narrativa. Comience por identificar un desafío que esté enfrentando, y después pregúntese: “¿cuál es la historia de base que me estoy contando sobre este problema?”. Considere de qué manera la historia les está afectando a usted y a su equipo. ¿Le limita o le libera? Para que sea liberadora, reflexione sobre lo que tiene que cambiar y cómo necesita dar un giro a su historia. ¿Qué versión reinventada (y verdadera) de la historia será más útil para buscar alcanzar sus metas o para hacer las cosas de una forma distinta? Reescribir una historia suele ser una cuestión de escoger una perspectiva desde dónde observar una situación de una manera diferente y más positiva.
Adaptado de To Make a Change at Work, Tell Yourself a Different Story, de Monique Valcour y John McNulty.
¿Está bien decir una mentira si tiene buenas intenciones?
La gente suele mentir porque quiere ser amable (“¡Se te ve muy bien!”). ¿Cuándo está bien decir una mentirilla inocua y cuándo la mejor opción es decir la verdad? Antes de lanzar una mentira piadosa, pregúntese si está seguro de que obtendrá un mejor resultado a largo plazo. A veces la respuesta será evidente; en otros casos, podría no serlo tanto. Considere si la otra persona prefiere un consuelo o su honestidad, así como si desea cosas distintas en situaciones diferentes. Si no lo sabe, pregunte. Por ejemplo, cuando se trate de colegas, podría preguntar qué tipo de retroalimentación suelen apreciar y cuándo prefieren escuchar una crítica fuerte pero constructiva. Sin embargo, en la mayoría de las circunstancias, como dice el dicho, la honestidad es la mejor política. Si no está seguro de qué hacer, pida consejo a un grupo de gente… y si no coinciden de forma unánime en que está bien decir una mentira, entonces diga la verdad.
Adaptado de When Is It OK to Tell a Well-Meaning Lie?, de Adam Eric Greenberg et al.
Cuando empieza un segundo trabajo, concéntrese en las cosas adecuadas
Un segundo trabajo puede ser una excelente fuente adicional de ingresos pero, cuando está iniciando uno, es fácil enfocarse en las cosas equivocadas. Por ejemplo, no debería preocuparse por cuánto debe pagar por un logotipo o un sitio web sofisticados, o si debe incorporarse como una SRL o una corporación S. En las primeras etapas, esas cosas no son cruciales. Algo fundamental es determinar si siquiera tiene un negocio: es decir, ¿hay clientes que quieran comprar lo que desea vender? Haga una prueba pequeña y barata para ver si hay un interés preliminar: si quisiera escribir un libro sobre un tema en particular, publíquelo en un blog y vea qué respuesta recibe. Si quiere empezar una práctica de coaching, acepte un cliente sin costo y vea cómo le va. Con el tiempo, los negocios más exitosos necesitan un sitio web atractivo y una estructura legal adecuada, pero esos pasos complejos y caros pueden esperar hasta después de que haya probado su idea.
Adaptado de How to Get Your Side Hustle Off the Ground, de Dorie Clark.