Cree políticas positivas en vez de punitivas en el lugar de trabajo
Hay demasiadas políticas en el lugar de trabajo que enfatizan lo que los empleados no deben hacer. Sin embargo, las reglas exageradamente paternales y punitivas no comunican que tenga confianza en su gente y en que se comportarán como adultos. Cuando redacte las políticas para el personal, enfóquese en transmitir las expectativas positivas de la empresa acerca de los empleados. Por ejemplo, en la política sobre la hora de inicio del día laboral, señala que espera que los empleados se presenten a tiempo, pero no entres en detalles sobre lo que significa “tarde” o “ausente”. Si en su empresa hay un código de vestimenta, expréselo tan sencillamente como pueda —quizá solo “vista adecuadamente”— y deje que los gerentes proporcionen más lineamientos a quienes los requieran. Así mismo, el código de conducta no tiene que ser complicado; un buen punto para comenzar es: “Se espera que todos actúen de la manera más conveniente para los intereses de la empresa y de sus colegas”. Subraye aquello a lo que quiere que sus empleados aspiren, no lo que sucederá si fallan.
Adaptado de “The High Price of Overly Prescriptive HR Policies”, de Sue Bingham.
Si nadie destaca sus contribuciones, hágalo usted mismo
No es divertido esforzarse en un trabajo en el que siente que no le valoran. No se quede sentado esperando a que la gente note el buen trabajo hecho por usted o su equipo. Encuentre maneras de resaltar sus contribuciones. Por ejemplo, pregúntele a tu jefe si puede hablar sobre las responsabilidades de su equipo en una junta de todo el personal. Háblales a los otros departamentos sobre lo que hace su equipo, cuáles son sus objetivos y cómo se está esforzando para mejorar. También puede promocionar sus logros en juntas pequeñas o en reuniones personales con su jefe. Aunque debe ser generosa en halagos hacia los integrantes de su equipo, está bien ser sincera respecto de sus éxitos: “Logré tal y cual, y estoy muy agradecida por el apoyo que recibí”. Cuando agradece y reconoce el trabajo de sus colegas, por lo general ellos le regresarán el favor.
Adaptado de “What to Do When You Don’t Feel Valued at Work”, de Rebecca Knight.
Trabajadores independientes, dejen de cobrar poco por su trabajo
Los peligros de cobrar demasiado por su trabajo son obvios: puede perder el trato y ahuyentar a los clientes. Sin embargo, cobrar barato puede ser una señal de mala calidad que despertará dudas en los clientes acerca de trabajar con usted. Para asegurarse de que no esté vendiendo su trabajo por lo bajo, construya una red de colegas confiables que puedan proporcionarle información honesta sobre las tarifas del momento. Una vez que tenga una idea del precio que debe dar, practique decirlo en voz alta. Presentarle una cotización a un cliente puede ser estresante, en especial si hay un aumento de tarifa, pero ensayarlo le dará confianza. Luego compruebe la demanda en el mercado con su nueva tarifa y ajústela consecuentemente. Aumente tus precios de manera continua hasta que le parezca que está ganando lo que merece. Si comienza a pedir una tarifa que los clientes se muestran reticentes a pagar, considere congelarla o reducirla hasta que haya conseguido otras fuentes de ingresos o haya hecho de una mayor reputación. Pedir lo que merece no solo le brindará más dinero, sino también más respeto.
Adaptado de “Why You Should Charge Clients More Than You Think You’re Worth”, de Dorie Clark.
Cuando su jefe está siendo pasivo-agresivo, confróntelo respetuosamente
Tener un jefe pasivo-agresivo puede ser frustrante. Ya sea que esté limitándote el acceso a información que necesita o que le aplique la ley del hielo cuando lo decepciona, es difícil abordar el comportamiento negativo sin desatar consecuencias. Acérquese a su gerente con una actitud de respeto y resista el deseo de ser usted también pasivo-agresivo. Plantee sus inquietudes de manera objetiva y sin juicios. Por ejemplo, puede decir: “En nuestras últimas juntas he notado que ha hecho comentarios sarcásticos sobre mi trabajo. No sé si solo está siendo gracioso o si en verdad le preocupa la calidad de mi trabajo. Me encantaría escuchar las ideas que tenga sobre cómo puedo mejorar”. Dé a su gerente el beneficio de la duda y no haga que la conversación gire alrededor de sus sentimientos heridos. Puede parecer injusto que tenga que ser usted quien deba buscar la manera de cambiar la conducta inmadura de un superior, pero la mejoría en su relación bien puede valerlo.
Adaptado de “How to Deal with a Passive-Aggressive Boss”, de Ron Carucci.
Si está sobrecalificado para un trabajo que desea, explique por qué lo quiere
Podría parecer fácil conseguir un trabajo si cuenta con todas las credenciales necesarias, pero muchos gerentes se muestran renuentes a contratar a alguien que parece demasiado bueno para el puesto. Así que aclare cualquier cosa que el gerente encargado de la contratación pueda estar presuponiendo.
Por ejemplo, pueden pensar que tal vez pedirá un sueldo muy alto, así que puede decir directamente: “Estoy abierto a hablar sobre el sueldo y dispuesto a aceptar uno dentro del rango de paga para este puesto”.
Al gerente también podría preocuparle que no vaya a quedarse mucho tiempo en el puesto. Aborde esta inquietud expresando lo mucho que le emociona la idea de trabajar en su empresa y señalando sus experiencias de larga duración previas como ejemplos de su compromiso y lealtad.
A algunos gerentes encargados de las contrataciones les puede preocupar que haya en usted una falla que no sea evidente (¿por qué otra razón aceptaría un empleo por debajo de sus credenciales?). Aplaque su temor pidiendo a una referencia —un antiguo jefe o alguien que ya esté dentro de la empresa— que dé fe de usted y de lo calificado que está.
Adaptado de “How to Apply for a Job You’re Overqualified For”, de Rebecca Knight.