Cuando estamos inspirados, nuestro trabajo resuena. Tenemos un sentido de propósito, alentado por el sentimiento de que nuestros talentos se están usando bien. Y entonces, de repente, la inspiración se evapora. Quizá un comentario negativo de su jefe lo desanimó, o no está emocionado acerca de una asignación en particular.
La inspiración puede ser frustrantemente volátil y difícil de recuperar. Incluso si cuenta con la suerte de tener un trabajo que ama, es común pasar largos periodos en los que necesita escarbar a fondo para sentirse emocionado sobre su trabajo.
He instruido a muchos ejecutivos sumidos en ese pantano, y suelen tener problemas para entender la causa: ¿es la empresa? ¿una serie particular de circunstancias? ¿son ellos?
Los psicólogos Todd Thrash y Andrew Elliot han estudiado la inspiración durante décadas. Han identificado tres elementos que suceden cuando estamos inspirados: Vemos nuevas posibilidades, estamos receptivos a influencias externas y nos sentimos energizados y motivados. Afortunadamente, la inspiración no es un estado estático, sino un proceso que podemos cultivar. Aunque no podemos forzarla, sí podemos crear un entorno que lleve a la inspiración.
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He aquí lo que he visto funcionar para mis clientes:
— No espere a que la positividad llegue. Cuando no se siente inspirado es normal sentirse atorado. Sin embargo, la inacción es su enemigo: La inspiración no sucede de imprevisto mientras estamos contestando correos electrónicos en nuestros escritorios. El campo de la terapia cognitivo-conductual muestra que nuestro comportamiento afecta el cómo pensamos y sentimos. Cuando hacemos cosas distintas, tenemos sentimientos diferentes.
El esperar refuerza la inmovilidad. Tenga presente que cada movimiento que haga abrirá nuevas posibilidades y revelará emociones que todavía no puede ver. Recuerde que suele tener más control de lo que piensa sobre su entorno laboral.
— Desarrolle una rutina de inspiración. Cuando se ha destacado en su campo, es natural salirse del modo de aprendizaje. Sin embargo, cuando las personas creen que son expertas, se vuelven de mentalidad más cerrada, un concepto llamado “dogmatismo ganado”. Tenemos más probabilidades de conseguir y mantener la inspiración cuando tenemos experiencias frescas y descubrimos nueva información que puede detonar conocimientos.
Hay varias formas de hacer que esto pase: tome una clase, lea un libro, asista a conferencias, viaje. Es mejor elegir uno o dos métodos que funcionen para usted y a continuación estructurar su tiempo para integrar esas acciones en su rutina. Podría comprometerse a viajar una vez cada seis meses, tomar algunas horas libres los viernes en la mañana para leer libros y artículos o definir la meta de conocer a tres nuevas personas de su ámbito cada trimestre. Bill Gates era conocido por comprometerse con “semanas de pensamiento” semestrales, en las que dejaba su oficina para leer y mapear nuevas ideas. Para la mayoría de los profesionales esto no es posible, pero dedicar incluso un par de horas a la semana para actividades que expandan perspectivas lo ayudará a mantenerse involucrado e interesado.
— Encuentre nuevos amigos. Las personas con quienes pasamos tiempo afectan nuestra energía y humor. También tienden a reforzar nuestras creencias. Podemos llegar fácilmente a una situación en la que hablemos con las mismas personas sobre temas similares, una semana tras otra.
Salga y conozca nuevas personas. Esfuércese en encontrar compañeros y guías de pensamiento que estén haciendo cosas distintas a las de usted. Los modelos a seguir son inspiracionales porque nos permiten aprender a través de sus experiencias. Ellos estimulan nuevas ideas y brindan un vistazo hacia el futuro.
Tener modelos a seguir que tengan algunos años o niveles de carrera más que usted puede ayudarlo a repensar su propia situación. Haga una lista de personas que tengan cualidades que admire, y luche para desarrollar algunas de esas cualidades. No necesita establecer una relación formal con esos modelos a seguir. Está bien observarlos y aprender de ellos a distancia. Ni siquiera necesitan saber que están haciendo esa función.
— Reduzca sus elecciones. Algunas veces carecemos de motivación porque no estamos seguros de lo que queremos hacer: seguir en un trabajo, dejarlo por otro, probar una nueva carrera, cambiar de área, pedir un ascenso. Tener demasiadas opciones puede ser paralizante; muchas veces nos sentimos abrumados y no hacemos nada.
Podemos elevar nuestra motivación al reducir nuestras opciones, facilitando el actuar respecto a ellas. Se siente bien saber que tenemos un plan y estamos trabajando en él. Si se siente atorado, trate de escribir todas sus opciones y seleccione en orden las tres que más le emocionan. A continuación, destine tiempo para trabajar en sus principales opciones.
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Estas no son solo acciones a tomar cuando está en un bache. Es importante hacerlas incluso cuando se siente inspirado, de forma que pueda mantenerse así.
* Kristi Hedges es instructora de liderazgo y autora de “The Inspiration Code: How the Best Leaders Energize People Every Day".