Cuando pregunto a los líderes del área de talento, como les gustaría ser vistos en la organización, la respuesta más frecuente que obtengo es: aliado estratégico, lo cual suena muchas veces trillado, por lo que deberíamos pensar qué significa para identificar cómo lograrlo. Pareciera que existe una discrepancia entre cómo queremos ser vistos y cómo nos ven.
Recordemos que con solo tener un plan estratégico, no nos hace estratégicos: la estrategia implica tomar decisiones y ejecutar acciones que aporten valor a los colaboradores, a los clientes y al negocio. La pregunta es ¿cómo sabemos que estamos aportando valor? Y aquí podemos tomar de referencia a Simon Sinek, con su Círculo de Oro, el cual nos invita a preguntarnos:
¿Porqué? ¿Cuál es el propósito del área de talento? ¿Para qué estamos? ¿Este propósito es inspirador y de forma individual estamos alineados con este?
¿Cómo lo hacemos? Aquí está la propuesta de valor: ¿Cómo sabemos qué les agregamos a nuestros clientes? ¿Les preguntamos lo que necesitan y piensan? ¿Somos innovadores en nuestras propuestas? ¿Somos proactivos o reactivos?¿Conocemos las tendencias de negocios y lo que sucede fuera de nuestra empresa? ¿Nos enfocamos primero en los procesos o en las personas?
¿Qué hacemos? ¿Qué servicios brindamos? Están alineados con la población que se tiene y con el mundo cambiante en que vivimos?
Deloitte acaba de publicar su estudio de Tendencias de Capital Humano 2021, entre las cuales destaca que hay un mensaje muy claro para el área de talento: hoy más que nunca está llamado no solo a re-imaginar el futuro del trabajo, sino también a reconfigurarlo, lo cual es un fuerte llamado a la acción. El estudio muestra que si bien la confianza en las áreas de talento humano creció, siempre está enfocada en las funciones tradicionales de estandarizar y apoyar, en lugar de liderar y crear nuevas formas de hacer las cosas.
Los procesos y prácticas de talento tienen muchos años de ser las mismas, sin embargo muchas veces la resistencia viene de estas mismas áreas, olvidando que el mundo ha cambiado. No es que las nuevas generaciones no se adaptan, es que debemos adaptarnos porque el mundo y las necesidades humanas han cambiado radicalmente. ¿Entonces porque seguimos haciendo lo mismo?
Debemos cuestionarnos hasta el nombre de “Recursos Humanos”, porque los humanos no son recursos como el dinero o los activos, son seres con motivaciones y aspiraciones que buscan un lugar donde puedan aportar valor y sentir que contribuyen.