Programe su trabajo más importante para cuando está más enfocado
Si es como la mayoría de las personas, batalla para mantener la concentración a lo largo del día. Quizá le distrae el teléfono que suena en su escritorio, o parece que no puede evitar ingresar a su correo electrónico o a Facebook durante las juntas. En lugar de darse por vencido, tome medidas para comprender mejor su comportamiento. Durante una semana procure notar cuándo aumenta o disminuye su concentración. ¿En qué momentos del día eres capaz de concentrarse? ¿Cuándo flaquea su concentración? En la mayoría de las personas el punto álgido de concentración se da en las mañanas, y luego esta cae a su nivel más bajo después de la comida. El patrón varía de una persona a otra, así que aprenda cuál es tu patrón específico y use ese conocimiento para planear su día. Asegúrese de que sus actividades y reuniones más importantes estén programadas para los momentos en que su concentración es mayor. Encárguese de asuntos no tan prioritarios cuando su concentración es menor. No ceda a las distracciones: note qué tipo de cosas le desvían y haga todo lo posible por evitarlas.
Adaptado de “Are you having trouble focusing? These simple strategies will help”, de Rasmus Hougaard y Jacqueline Carter.
No, de verdad, no mande correos electrónicos a su equipo en fin de semana
En teoría, debería poder ponerse al corriente con el trabajo cuando quisiera. Sin embargo, como gerente, debe estar consciente de las señales que envía cuando manda correos electrónicos a sus empleados en horas no laborales o cuando pregunta cómo van los proyectos durante el fin de semana. Muchas personas verán esto y pensarán: “Si mi jefe está trabajando, yo también debo hacerlo”. Así que, si decide revisar el correo electrónico la noche del domingo, por ejemplo, no les envíes un mensaje a sus empleados sino hasta el lunes. O, si de verdad necesita enviar algunos correos, aclárale a su equipo que no espera que los lean o respondan durante el fin de semana. También puede escribir los correos, pero dejarlos en la carpeta de borrador hasta la mañana siguiente, o programar que se envíen después (si su programa de correo electrónico lo permite). De esa manera puede ser productivo sin interferir con el tiempo que su equipo aprovecha para recargar pilas.
Adaptado de “If you multitask during meetings, your team will, too”, de Ryan Fuller, et al.
Para sentirse más cómodo con los conflictos, deje de tomarlos como algo personal
El conflicto es normal, una parte saludable de trabajar con otras personas. Sin embargo, muchos lo evitamos a toda costa: a menudo porque lo experimentamos como algo personal. Para sentirse más cómodo con los desacuerdos y cosechar los beneficios de los conflictos productivos, olvídese de la idea de que tienen que ver con usted. Si modela su comodidad con el conflicto productivo, estará mostrándole a su equipo que está bien discrepar, animando así a la gente a presentar sus ideas. Para alejar el conflicto de lo personal, piensa en el panorama completo y en las necesidades de la empresa. A menudo surgen desacuerdos respecto de objetivos y procesos, por ejemplo. Cuando usted y un compañero tienen opiniones distintas sobre algo, pregúntese: ¿por qué esta diferencia de opinión es algo importante que debamos discutir? ¿Cómo ayudará a la empresa o al proyecto en el que está trabajando? Mientras más pueda mantener un conflicto enfocado en la empresa, más probabilidades tendrá de resolverlo de una manera benéfica para todos.
Adaptado de “Why we should be disagreeing more at work”, de Amy Gallo.
No deje que hablar en público se arruine por miedos irracionales
A mucha gente le angustia hablar frente a un grupo, pero recuerde que algunos miedos son reales y otros no (que se le acabe el tiempo debe preocupar; que el público le abuchee no). Para enfocarse en inquietudes realistas, trace tres columnas sobre una hoja de papel. En la primera enliste tus temores. En la segunda escriba lo peor que puede pasar si esos miedos se hacen realidad. En la tercera apunte lo mejor que podría suceder. Por ejemplo, puede tener miedo de tropezarte en el estrado mientras habla. Lo peor que podría pasar sería que alguien lo grabe, lo suba a YouTube y se haga viral. Pero lo mejor podría ser que les recuerde a sus colegas que todos somos humanos, y que más gente descubra su trabajo por todo el alboroto adicional. Use esta herramienta para asegurarse de que es realista respecto de sus miedos.
Adaptado de “5 Ways to Get Over Your Fear of Public Speaking”, de Mark Bonchek y Mandy Gonzalez.
Tome el control del desarrollo de su carrera
Todos queremos mejorar en el trabajo, pero a veces parece que es el único que invierte en su desarrollo. Si ni su jefe ni el departamento de Recursos Humanos le están dando lo que necesita, ¿qué puede hacer? Una opción es usar la retroalimentación para descubrir en qué necesita mejorar. Por ejemplo, después de una presentación o una junta importante, diga a su jefe una cosa que cree que salió bien y pídale consejo sobre algo que pueda mejorar. Lleva una bitácora para dar seguimiento a aquello en lo que debe trabajar. Enliste las competencias que requiere desarrollar y califíquese en ellas de acuerdo con la retroalimentación que reciba. Por ejemplo, si es un mercadólogo de marcas, podría ponerse una calificación excelente en desarrollo publicitario, una buena en análisis de precios y una regular en comercialización. Enfóquese en las calificaciones regulares para cerrar las brechas de sus habilidades y monitoree su progreso con el paso del tiempo conforme reciba más retroalimentación.
Adaptado de “6 Ways to Take Control of your career development if your company doesn’t care about it”, de Carter Cast.