Conforme los incendios, inundaciones y sequías amenazan cada vez más a los hogares, negocios y otras instituciones, el riesgo climático se ha convertido en un riesgo financiero. Una investigación del National Bureau of Economic Research de los Estados Unidos concluyó recientemente que las hipotecas de los hogares en ubicaciones riesgosas están siendo abandonadas por bancos y avales hipotecarios respaldados por el gobierno. Esto implica que propietarios e inversionistas no han estado tomando en cuenta el costo del peligro potencial de una ubicación, y el gobierno ha estado permitiendo esa omisión.
No solo los propietarios de viviendas están invirtiendo imprudentemente, muchas empresas han sido igualmente miopes en cuanto al lugar donde colocan nuevos activos, incluyendo fábricas, y lo que hacen con activos existentes en áreas que solían ser seguras y ahora están amenazadas por estos peligros. Necesitamos descubrir qué activos reforzar y qué cursos de acción están disponibles.
Mi investigación y la de otros indican que hay cinco opciones básicas al invertir en resiliencia: reforzar, reconstruir, recuperar, restringir y retirarse. En conjunto, pueden usarse como una herramienta para respaldar la toma de decisiones en cuanto a los activos que están expuestos al riesgo climático.
Reforzar: Esta es la recomendación más común frente a los riesgos relacionados con el clima. Sin embargo, sólo en algunas circunstancias es la reacción correcta. Un buen ejemplo es el Texas Medical Center en Houston. Tras los severos daños del huracán Allison en 2001, TMC invirtió cientos de millones de dólares en mejoras de resiliencia, incluyendo barreras contra inundaciones, pasos elevados, elevación del equipo eléctrico y más. Cuando el huracán Harvey golpeó en 2017, la inundación regional se mantuvo durante semanas. Sin embargo, ya con sus intervenciones de resiliencia, el TMC se mantuvo en operaciones. Invertir en refuerzos tenía sentido en este caso, principalmente debido a que los costos directos e indirectos de sufrir el impacto de una tormenta eran enormes, y el hospital podía obtener el capital necesario. En segundo lugar, el gasto de capital era manejable en relación al balance general. Sin embargo, no toda potencial inversión en resiliencia tiene sentido económicamente. ¿Cuándo debería tomarse una ruta diferente?
Retirar: Considere el escenario opuesto. Después de varios años de verse abrumados por las inundaciones debido al río, múltiples pequeñas tiendas y restaurantes en Ellicott City, Maryland, abandonaron colectivamente el histórico centro de la ciudad desplazándose a tierra más alta y seca. Este fue el curso de acción adecuado para ellos: la inundación acumulada tenía un substancial costo respecto a sus balances generales, el precio de reforzar (elevando los pisos o construyendo barreras) era demasiado alto, y los recursos eran escasos.
Recuperar: En Miami y en Miami Beach, la mayoría de los nuevos edificios comerciales o de condominios cerca del agua son construidos con primeros pisos más altos de lo normal. Además, a nivel de piso y en los sótanos colocan muebles y materiales que pueden sobrevivir una inundación temporal de agua salada, mientras que ubican el equipamiento costoso fuera de peligro, en el segundo piso o más arriba. En la plaza de San Marcos, en Venecia, los pasillos hechos con tablas de madera son similares: En lugar de optar por reforzar o retirarse, se enfocan en “vivir con el agua” cómo recuperarse en una forma efectiva en cuanto a costos.
Reconstruir: Este es el camino elegido por los dueños de casas en Houston y el área de Hampton Roads en Virginia, donde la Federal Emergency Management Agency ha pagado para reconstruir miles de viviendas. Reconstruir es una gran opción, particularmente si tiene los recursos. Sin embargo, las preguntas de largo plazo son: ¿Siempre estará disponible todo ese dinero? ¿A quién irá?
Restringir: Esta es una estrategia que ya parecen estar siguiendo las compañías privadas de seguros e hipotecas no están invirtiendo en el camino del peligro y parecen estar invirtiendo con menos frecuencia. Otros grandes dueños de activos, como los fondos de inversiones en bienes raíces están evitando adquirir o construir propiedades en áreas de alto riesgo. En cuanto a las políticas públicas podría plantearse un sólido argumento respecto a que los gobiernos locales deberían dar un paso adelante y restringir la construcción de estructuras en áreas peligrosas.
En los próximos años, la presión para desarrollar en muchas ubicaciones atractivas (incluyendo ciudades costeras) se incrementará. Los estadounidenses se verán obligados a tomar algunas decisiones difíciles. Para evitar las consecuencias económicas de construir en áreas vulnerables a los efectos del cambio climático, todos los dueños de activos en ubicaciones potencialmente expuestas necesitarán elegir uno de los cinco caminos previamente delineados. En cada situación la respuesta correcta depende de las circunstancias, los costos de los daños potenciales y los recursos disponibles. El desafío para la sociedad es tomar estas decisiones en forma razonada, antes de que las circunstancias nos quiten la decisión de las manos.