Acusado de opacidad sobre sus proyectos y el estado de sus finanzas, hasta el punto de hacer perder los nervios a dirigentes de clubes en los que invirtió, el fondo estadounidense 777 Partners suscita polémica y una vigilancia especial por parte de las instancias del fútbol.
El miércoles, en Brasil, este fondo fue apartado del control del Vasco da Gama tras la decisión de un juez, que dio la razón a los dirigentes del célebre club carioca.
Estos habían trasladado sus “preocupaciones sobre la capacidad financiera” del accionista mayoritario y pedían retomar el control para evitar que 777 cediera sus acciones a otros inversores “externos”.
777 Partners había comprado el 70% de las acciones del Vasco da Gama en septiembre de 2022 por 700 millones de reales (unos $135 millones la época). Pero las relaciones han sido malas y en el plano deportivo el equipo tuvo decepcionantes resultados, salvándose del descenso a la Serie B en la última jornada de la pasada temporada y empezando mal en la nueva campaña, lo que enfadó a los hinchas.
En varios países, 777 ha lanzado sus redes: Se hizo en Alemania con el control del Hertha de Berlín, en Italia con el Génova, en Bélgica con el Standard de Lieja y en Francia con el Red Star (campeón de la tercera categoría).
En el caso del Lieja también se produjo un caso de resistencia.
El 10 de mayo, hinchas del Standard impidieron al autocar de los jugadores acceder al estadio para un partido en casa del campeonato de la Pro League (1ª división). En las pancartas se podía leer “Standard en huelga” y “777 Go Home”. El partido no pudo disputarse.
Dos días antes, este club, que está entre los más laureados de Bélgica, había anunciado que se le prohibía temporalmente fichar por parte de la federación de su país “al no poder suministrar en los plazos debidos todas las pruebas solicitadas sobre los pagos”.
El fondo 777 tiene también participaciones minoritarias en el Sevilla español o el Melbourne Victory australiano.
“Pirámide de Ponzi”
Las dudas crecientes sobre la solvencia se dispararon con la reciente revelación en la prensa de una cascada de procesos judiciales contra 777 en Estados Unidos.
Uno de ellos, emprendido a principios de mayo, es por un préstamo de $350 millones que se sustenta en garantías financieras “inexistentes” según el denunciante, el gestionador de activos británico Leadenhall Capital Partners.
Ese último acusa al fondo de comportamientos fraudulentes comparables a una “Pirámide de Ponzi”, es decir, a realizar compras de activos endeudándose antes de utilizar los mismos activos como garantía para comprar otros.
Según Leadenhall Capital Partners, es así cómo 777 Partners pretendía adquirir el club inglés del Everton. El proyecto fue anunciado el pasado septiembre pero finalmente se topó con el sistema de supervisión de las autoridades británicas sobre la solvencia del comprador.
“En Inglaterra, las sumas de dinero invertidas en el fútbol son tan grandes que las autoridades están obligadas a tener cuidado y ejercer un control estricto del sector”, señala el politólogo belga Jean-Michel De Waele, que es también sociólogo del deporte en la Universidad Libre de Bruselas (ULB).
En su opinión, Bélgica, donde el fútbol está “muy poco regulado”, debería inspirarse de ese modelo para evitar en el futuro situaciones como la que vive el Standard, donde las pérdidas se cuentan por decenas de millones de euros en los últimos años.
“Cada uno es independiente”
En descargo de 777, las dificultades en el Standard de Lieja no empezaron con su llegada. No es excepcional “encontrar fantasmas en el armario” cuando se compra un club belga, subraya De Waele.
“Pero es curioso que un fondo así, que invierte absolutamente en todo, desde las aerolíneas a las compañías de seguros, quiera estar presente en el fútbol sin competencia para ello”, añade este experto.
En Lieja, el director del Standard, Pierre Locht, intentó tranquilizar afirmando que el club “no está al borde de la bancarrota”. Pero el futuro del club será sin él, ya que Locht y otro administrador dimitieron de su puesto “para no ser cómplices de 777″, reveló el jueves el diario Le Soir.
En Francia, la dirección del Red Star muestra su optimismo. Tras el ascenso a la segunda división (Ligue 2), las expectativas son elevadas.
“Cada club es independiente. La situación económica del Standard no es la del Red Star. A todos se les ha pagado” y el accionista “ha cumplido con todas las obligaciones”, declaró a la AFP un portavoz de ese histórico club de la periferia parisina.