Miles de personas se manifestaron este sábado 6 de julio en Barcelona contra la masificación turística y sus efectos para los habitantes de esta ciudad que cada año recibe millones de visitantes, uniéndose así a marchas similares en distintos puntos de España.
Bajo el lema "¡Basta! Pongamos límites al turismo", unos 2.800 manifestantes -según la Guardia Urbana- marcharon por la concurrida zona litoral de Barcelona y reclamaron un cambio de modelo económico que reduzca la afluencia turística a la ciudad con más visitantes extranjeros de España, de acuerdo con datos municipales.
"Contra el turismo no tengo nada, pero con el exceso de turismo que estamos sufriendo en Barcelona, sí, porque eso hace invivible la ciudad", afirmó Jordi Guiu, un sociólogo de 70 años, cuando arrancaba la marcha.
Tras una pancarta en la que se leía "¡Decrecimiento turístico ya!", los manifestantes corearon consignas como "fuera turistas de nuestros barrios" y se detuvieron frente algunos hoteles, para sorpresa de los visitantes.
El aumento del precio de la vivienda -cuyos alquileres subieron un 68% en la última década en Barcelona, según el Ayuntamiento- es uno de los efectos que más preocupan a estos colectivos, así como los efectos del turismo en el tejido comercial local, en el medio ambiente o en las condiciones laborales de sus 1,6 millones de habitantes.
"Los negocios de toda la vida cierran para dar paso a un modelo de negocio que no es lo que necesita el barrio. La gente (...) no puede pagar los alquileres, se tienen que marchar", explicó Isa Miralles, una música de 35 años, que vive en el barrio de la Barceloneta.
Situada en la costa noreste española, y con puntos de atracción internacional como la Sagrada Familia, más de 12 millones de turistas se alojaron en los hoteles, viviendas de uso turístico y albergues de Barcelona el año pasado, según cifras municipales.
Para luchar contra "los efectos negativos de la masificación turística", el Ayuntamiento que dirige el socialista Jaume Collboni anunció hace unos días que pretende eliminar los pisos turísticos -en la actualidad más de 10.000- a finales de 2028 para que vuelvan al mercado y aumente la oferta.
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La medida ya generó críticas de algunos sectores como la asociación de Apartamentos Turísticos, que considera que tendrá por efecto aumentará el mercado ilegal.
La de Barcelona sigue la estela de otras protestas celebradas recientemente en otros puntos turísticos como Málaga, Palma de Mallorca o las Islas Canarias, que congregaron a miles de personas.
Segundo destino turístico mundial después de Francia, España recibió 85 millones de visitantes extranjeros en 2023, un 18,7% más que el año anterior, según el Instituto Nacional de Estadística (INE).
La región más visitada fue Cataluña -cuya capital es Barcelona- con 18 millones de visitantes, seguida por las Islas Baleares (14,4 millones) y las Islas Canarias (13,9 millones).