Donald Trump regresó este viernes al juicio penal en Nueva York donde es juzgado por falsificar documentos contables para ocultar noticias comprometedoras, al término de una semana en la que se diseccionaron las prácticas poco escrupulosas de la prensa sensacionalista.
La fiscalía acusa a Trump de incurrir en “fraude electoral” tras el pago por su entonces abogado personal, Michael Cohen, de $130.000 a la exactriz de cine porno Stormy Daniels para comprar su silencio en la recta final de las elecciones que ganó ante la demócrata Hillary Clinton.
El primer testigo de la fiscalía, el exeditor del diario sensacionalista National Enquirer, David Pecker, de 72 años, describió a lo largo de la semana las prácticas de uno de los tabloides más populares del país para publicar solo cosas positivas sobre el magnate y negativas sobre sus rivales políticos.
El objetivo de Pecker, según dijo, era “proteger” al magnate inmobiliario neoyorquino para que este tipo de noticias negativas no interfirieran en su campaña electoral, lo que beneficiaba tanto al periódico, que aumentaba las ventas, como al candidato.
Los seguidores del republicano, así como los lectores de la publicación, "adoraban leer cosas positivas sobre Donald Trump", entonces figura principal del programa de telerrealidad "El Aprendiz", dijo Pecker.
“Y cuando anunció que se presentaba a la presidencia (...) nuestras ventas aumentaron”, dijo.
“Atrapar y matar”
Pecker declaró que estuvo implicado en un pago a un portero de la Torre Trump que vendía una información aparentemente falsa de que Trump tenía un hijo fuera del matrimonio y otro pago a Karen McDougal, una modelo de Playboy que afirmaba haber tenido una aventura de un año con Trump.
En una práctica que la prensa anglosajona denomina “atrapar y matar”, Pecker desgranó el pago de $150.000 por la empresa editora del National Enquirer a McDougal para que no saliera a la luz su supuesta aventura.
“Compramos la historia para que no la publicara ningún otro medio”, reconoció Pecker a la fiscalía. “No queríamos que perjudicase a Trump o dañase su campaña”, afirmó.
Como los potenciales escándalos parecían acumularse en la recta final de los comicios de 2016, Pecker habría sugerido al abogado personal del magnate, Michael Cohen, que se ocupara del pago a Stormy Daniels. “No soy un banco”, le dijo.
Encubierto como gastos legales del abogado, este pago es el que ha sentado al magnate en el banquillo, en plena campaña electoral para su eventual revancha contra el presidente Joe Biden, en las elecciones del 5 de noviembre próximo.
Ante los 12 miembros del jurado y los seis suplentes que sellarán la suerte del magnate, el abogado de la defensa pretendió desbaratar la idea de la fiscalía de que fue un plan orquestado para ayudar a Trump, y dijo que era una práctica habitual del diario sensacionalista.
La fiscalía acusa a Trump de 34 falsificaciones de documentos para encubrir el pago a Daniels por un supuesta relación que habrían tenido en 2006 y que el magnate siempre ha negado.
Cumpleaños de Melania
Tras el interrogatorio de Pecker, otros dos testigos subieron al estrado: Rhona Graff, mano derecha de Trump durante décadas, que confirmó que los números de teléfonos McDougal y Daniels estaban registrados entre sus contactos; y Gary Farro, quien habría ayudado a Cohen a enviar el dinero a Daniels. Su interrogatorio proseguirá el martes ya que el lunes no hay audiencia.
Al llegar al tribunal, el expresidente republicano felicitó a su esposa Melania por su cumpleaños y dijo que se reuniría con ella al término de la audiencia de este juicio “horrible e inconstitucional”.
El magnate se queja de que mientras que él está obligado a pasarse el día entero en la corte, su posible rival Joe Biden está haciendo campaña.