La cotización de la tonelada de cobre superó este viernes 26 de abril los $10.000 por primera vez desde abril de 2022 en la Bolsa de Metales de Londres (LME), impulsada por el aumento de la demanda.
Desde finales de febrero, el precio del cobre subió casi un 18%, debido al temor de un gran déficit en el mercado mundial.
El cobre, un metal de alta conductividad y muy dúctil, tiene muchos usos en la transición energética y la demanda ha crecido.
La oferta está bajo presión igualmente por varias huelgas, las tensiones geopolíticas y la disminución de la cantidad de metal que se puede extraer en algunos yacimientos en declive.
En este contexto floreciente, la minera británica Anglo American rechazó una oferta de compra de su rival australiana BHP, por $38.800 millones, por considerarla demasiado baja y “muy poco atractiva”.
El metal rojo alcanzó un máximo histórico de $10.845 por tonelada en marzo de 2022 por la escalada de los precios de las materias primas tras la invasión rusa de Ucrania.
Los principales productores mundiales de cobre son Chile, seguido por Perú, República Democrática del Congo, China y Estados Unidos, según Statista.
“El nuevo petróleo”
“Si el mundo se orienta hacia un futuro más verde, el cobre se convierte en el nuevo petróleo”, explica Kathleen Brooks, analista de XBT.
El cobre, un metal de alta conductividad y muy dúctil, tiene muchos usos en la transición energética. Antes, era utilizado en la construcción, el cableado eléctrico y la fabricación de instrumentos de cocina.
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Para Ole Hansen, analista de Saxobank, este metal es “crucial” para la transición verde y para “las infraestructuras de energías renovables, debido a su uso en el cableado y los conductores de paneles solares, las turbinas eólicas y otros equipos”.
El cobre también es una materia prima fundamental para los vehículos eléctricos.
Otros factores que contribuyen a la demanda en alza es la necesidad de modernizar las redes eléctricas debido al aumento del consumo de energía y su uso para el almacenamiento de energía en las baterías.
Un auge de la demanda
“La transición mundial hacia la energía eléctrica actúa como un catalizador adicional (para la demanda) ya que las fuentes de energía renovables como las eólicas y los paneles solares y los vehículos eléctricos necesitan cantidades significativas de cobre”, indica a la AFP Dan Coatsworth, analista de AJ Bell.
El uso del cobre en la industria llevó a que la demanda de este metal se conozca desde hace tiempo como un indicador llamado “Doctor Cobre” (Dr Copper en inglés), que sirve como barómetro del estado de salud de la economía mundial.
Según la Agencia Internacional de Energía (AIE), el mercado del cobre creció en un 50% entre 2017 y 2022 y roza los $200.000 millones.
La cantidad de cobre consumida en el mundo se ha duplicado en los últimos 20 años.
Una oferta en tensión
La oferta está bajo presión por varias huelgas, las tensiones geopolíticas, las nuevas reglamentaciones y la disminución de la cantidad de metal que se puede extraer en algunos yacimientos en declive.
“La exploración minera es un proceso increíblemente costoso”, afirma Coatsworth. “Muchas veces pasan diez años entre el descubrimiento de una fuente de cobre hasta su extracción comercial”.
Además el experto señala que es difícil encontrar yacimientos con suficiente material en la roca, para que la extracción sea “viable económicamente”.