El país anfitrión de la conferencia anual de la ONU sobre el clima (COP28), los Emiratos Árabes Unidos, depende en gran medida de los hidrocarburos para su prosperidad, un caso similar al de Catar, que albergó la COP18 de 2012.
Esta es la contribución de los Emiratos Árabes Unidos al calentamiento global y sus acciones concretas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
¿Cuál es su huella de carbono?
Aunque los Emiratos Árabes Unidos solo cuentan con nueve millones de habitantes, emitió 237 millones de toneladas de CO2 en 2021, en comparación con los 305 millones de España y sus 47 millones de habitantes, según datos oficiales, sin contar el metano y otros gases de efecto invernadero.
Esto equivale a 25 toneladas de CO2 por habitante, ciertamente menos que el récord de Catar (40 toneladas), pero considerablemente más que Arabia Saudita (18 toneladas).
Estas emisiones no incluyen el petróleo y el gas exportados por el país, solo reflejan el CO2 emitido directamente por sus habitantes y empresas, lo que indica una economía y un estilo de vida aún basados principalmente en la combustión de petróleo y gas.
Las actividades con un alto consumo de energía son prósperas: rascacielos brillantes surgen del desierto y el aire acondicionado está omnipresente en el calor abrasador.
La electricidad en Emiratos se produce casi en su totalidad quemando gas (82,5% en 2022), lo que libera CO2. La energía solar representa solo el 5%, y la nuclear, en pleno auge, el 13%, según la consultora de expertos Ember.
¿Cuál es su ambición climática?
En julio, el país presentó un nuevo plan climático. Los Emiratos Árabes Unidos se unieron al objetivo común de muchos países de triplicar la producción de energías renovables de aquí a 2030.
El gobierno acaba de inaugurar su primer parque eólico y, dos semanas antes de la COP28, inauguró la planta solar de Al Dhafra, una de las más grandes del mundo.
También ha anunciado planes para reducir las emisiones en todos los sectores, desde la industria hasta el transporte, con un enfoque particular en los vehículos eléctricos.
Sin embargo, en julio, la organización Climate Action Tracker (CAT) calificó la estrategia global como “insuficiente” e incluso “altamente insuficiente”.
La CAT analiza los planes nacionales y los compara con la trayectoria que cada país debería seguir para contribuir al esfuerzo colectivo de limitar el calentamiento global a 1,5°C en comparación con la era preindustrial.
El motivo de esas críticas es que se calcula que las emisiones de los Emiratos seguirán aumentando hasta 2030 y el gas mantendrá una posición importante hasta 2050, mientras que su objetivo de emisiones netas cero en 2050 sigue siendo demasiado vago.
Sin embargo, los Emiratos destacan la diversificación anticipada de su economía durante décadas: la industria petrolera y del gas sigue siendo dominante pero ahora representa solo alrededor del 30% del PIB, en comparación con el 42% de su vecino saudita.
El papel de Adnoc
Los Emiratos son el séptimo productor mundial de petróleo, por delante de Irán y Kuwait, a través de la compañía nacional Abu Dhabi National Oil Company (Adnoc).
Adnoc planea invertir 150.000 millones de dólares (2023-2027) para aumentar su capacidad de producción de hidrocarburos.
En octubre anunció un nuevo proyecto de gas offshore (campos de Hail y Ghasha).
Al igual que la empresa de energías renovables Masdar, Adnoc está dirigida por Sultan Al Jaber, designado por el gobierno de los Emiratos para presidir la COP28, lo que alimenta las acusaciones de doble juego.
Jaber argumenta que su petróleo es más barato y con menos impacto en términos de emisiones debido a una extracción más sencilla que en otras regiones del mundo.
El presidente de la COP28 afirma que Adnoc solo está aumentando la capacidad de extracción, no la producción de petróleo en sí, para prepararse para satisfacer la demanda futura con un tipo de petróleo mejorado.
A su juicio, los combustibles fósiles solo se podrán abandonar cuando las energías renovables puedan reemplazarlos adecuadamente.
Paralelamente, el país respalda la captura y almacenamiento de carbono (CSC), técnicas que aún están lejos de poder almacenar las miles de millones de toneladas de CO2 necesarias para mantener los objetivos climáticos.
Según la ONG Global Witness, las emisiones totales de Adnoc, incluidas las generadas por la combustión de los hidrocarburos exportados, seguirán aumentando hasta 2030, alcanzando 684 millones de toneladas de CO2, el equivalente al triple de las emisiones territoriales actuales de los Emiratos.