España, Irlanda y Noruega anunciaron este miércoles su decisión de reconocer a Palestina como Estado a final de mes, un paso que evidencia la división en la Unión Europea, que ha luchado sin éxito por encontrar una posición común desde el inicio de la guerra en Gaza.
"Ha costado muchos, muchos meses" que los 27 Estados miembros pidieran "un alto el fuego en Gaza", y reiteraran "su apoyo la solución de los dos Estados", el israelí y el palestino, pero "debemos ser sinceros y reconocer que no es suficiente", declaró ante el Parlamento el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez.
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Sánchez, que por meses negoció con otras capitales europeas para tomar este paso, anunció que España reconocerá el Estado palestino el 28 de mayo, lo que también harán Irlanda y Noruega, este último país europeo, pero no de la UE.
Israel respondió llamando a consultas a sus embajadores en los tres países.
“Ha llegado la hora de pasar de las palabras a la acción”, lanzó Sánchez, quien aseveró que la política de “dolor y tanta destrucción” del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, pone “en peligro” la solución de dos Estados.
Y esta última es el "único camino creíble hacia la paz y la seguridad para Israel y Palestina, y para sus pueblos", afirmó desde Dublín el primer ministro irlandés, Simon Harris.
Francia y Alemania, reacios
Madrid, Dublín y Oslo esperan ser imitados por otros países europeos.
En marzo, los líderes de Eslovenia y Malta firmaron en Bruselas un comunicado conjunto con Madrid y Dublín, expresando su deseo de dar el mismo paso.
El gobierno esloveno adoptó un decreto en ese sentido el 9 de mayo, con la intención de enviarlo al Parlamento para su aprobación antes del 13 de junio.
Hasta ahora, Suecia, que hizo el gesto en 2014, era el único país que reconoció a Palestina como Estado, siendo miembro de la UE.
República Checa, Hungría, Polonia, Bulgaria, Rumanía y Chipre lo habían hecho, pero antes de unirse al bloque.
Pero la cuestión del Estado palestino, reconocido por 142 de los 193 Estados miembros de la ONU según la Autoridad Palestina, divide a la UE.
Ello quedó patente en las palabras del canciller francés, Stéphane Séjourné, quien este miércoles aseguró a la AFP que el reconocimiento de Palestina “no es un tabú para Francia”, pero que este no era un buen momento. La decisión debe ser “una herramienta diplomática al servicio de la solución de dos Estados que convivan en paz y seguridad”, dijo.
Alemania, que también defiende la solución de los dos Estados, considera que un reconocimiento de Palestina debe ser resultado de negociaciones directas entre las partes en conflicto.
Arabia Saudita en cambio elogió la iniciativa de Madrid, Dublín y Oslo, que calificó de “decisión positiva”.
“Consecuencias graves”
La iniciativa de Madrid, Dublín y Oslo fue saludada como el inicio de una “etapa importante” por el movimiento islamista palestino de Hamás y de hecho “histórico” por la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), considerada internacionalmente como la única representante legítima del pueblo palestino.
Afirmando que no se “quedará callado”, Israel llamó a consultas a sus embajadores en Noruega, Irlanda y España. “Los pasos precipitados” de estos países “tendrán más consecuencias graves”, afirmó en un comunicado el canciller israelí, Israel Katz.
El ministro añadió que los embajadores de estos tres países europeos serían convocados además en la cancillería israelí, para una conversación de amonestación.
Noruega desempeñó un papel clave en el proceso de paz de Oriente Medio en la década de 1990, al albergar las primeras conversaciones que condujeron a los Acuerdos de Oslo y al histórico apretón de manos de 1993 en la Casa Blanca entre el israelí Yitzhak Rabin y el palestino Yasser Arafat.
Este proceso se inició en Madrid con una Conferencia de Paz árabe-israelí en octubre de 1991.
La guerra en Gaza estalló por el ataque sin precedentes de Hamás el 7 de octubre, que se saldó con la muerte de más de 1.170 personas, en su mayoría civiles, según un informe de la AFP elaborado a partir de fuentes oficiales israelíes.
Desde entonces, más de 35.000 palestinos, la mayoría de ellos civiles, han muerto en la Franja de Gaza por bombardeos y operaciones militares israelíes, según el Ministerio de Salud de Hamás, que gobierna Gaza.