El ejército israelí bombardeó este domingo 20 de octubre decenas de posiciones de Hezbolá en Beirut y el sur de Líbano, al tiempo que prosiguió su ofensiva contra Hamás en Gaza, donde los rescatistas reportaron más de 70 muertos en un ataque la víspera.
Los bombardeos contra la periferia sur de Beirut, bastión del movimiento chiita libanés, se producen al día siguiente de que el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, acusara al grupo proiraní Hezbolá de tratar de asesinarlo.
Israel anunció el sábado 19 de octubre que un dron había sido lanzado desde Líbano hacia la residencia del dirigente, que no se encontraba en el recinto situado en Cesarea, una ciudad del litoral central del país.
Hezbolá no reivindicó el disparo, pero la misión iraní ante Naciones Unidas afirmó que el grupo chiita estaba detrás del ataque.
“Les digo a los iraníes y a sus aliados en el Eje del Mal: cualquiera que perjudique a los ciudadanos del Estado de Israel pagará caro por ello”, afirmó Netanyahu en un comunicado.
El ejército israelí afirmó que bombardeó un “centro de mando” de Hezbolá y una planta subterránea de armas en Beirut.
Poco después reportó 70 “proyectiles” disparados desde Líbano en cuestión de minutos, algunos de los cuales fueron interceptados.
Además de la ofensiva que lleva a cabo en Líbano desde mediados de septiembre, el ejército israelí sigue bombardeando Gaza, donde lucha contra el movimiento islamista palestino Hamás, aliado de Hezbolá.
Más de 50 localidades bombardeadas en Líbano
“Cerca de 175 objetivos terroristas en la Franja de Gaza y Líbano” fueron bombardeados el sábado, indicó el ejército israelí.
“No solamente estamos venciendo al enemigo sino que le estamos destruyendo en todos los pueblos a lo largo de la frontera”, declaró el domingo el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, durante una visita en el norte de Israel.
En Líbano, más de 50 localidades del sur del país fueron bombardeadas el domingo, según la agencia de prensa libanesa ANI, que reportó “14 ataques consecutivos” en solo 15 minutos contra el pueblo fronterizo de Khiam.
ANI reportó también que el ejército israelí dinamitó varias casas en tres pueblos fronterizos con Israel.
En Beirut, la capital, uno de los bombardeos alcanzó un edificio residencial cerca de “una mezquita y de un hospital”, según la misma fuente.
El ejército libanés anunció la muerte de tres de sus soldados por disparos israelíes contra uno de sus vehículos en el sur.
Hezbolá reivindicó por su parte disparos de cohetes contra la ciudad israelí de Haifa y contra tres bases militares en el norte, así como contra tropas israelíes en el sur de Líbano.
Tras debilitar a Hamás en Gaza, Israel desplazó el grueso de sus operaciones en Líbano, intensificando sus bombardeos el 23 de septiembre e iniciando incursiones terrestres una semana después.
El objetivo, según las autoridades israelíes, es permitir el regreso al norte del país de unos 60.000 desplazados desde hace un año por el lanzamiento de cohetes del movimiento islamista.
Al menos 1.454 personas han muerto en Líbano desde el 23 de septiembre, según un recuento de AFP basado en datos oficiales. La ONU contabiliza alrededor de 700.000 personas desplazadas en el país.
Las guerras en Gaza y Líbano se producen, además, en un contexto de creciente tensión entre Israel e Irán, que lanzó el 1 de octubre 200 misiles contra territorio israelí.
Israel amenaza con responder a la agresión de Teherán.
“Horrores indescriptibles”
En tanto, el ejército israelí anunció que prosigue sus operaciones en “el norte, el centro y el sur” de la Franja de Gaza, y que eliminó a “decenas de terroristas”.
Tanto Israel, Estados Unidos y la Unión Europea consideran a Hamás como una organización “terrorista”.
Al menos 73 personas murieron el sábado en Beit Lahia, en el norte de la Franja, en un bombardeo israelí, indicó la Defensa Civil. La oficina de prensa del gobierno de Gaza, bajo el mando de Hamás, confirmó el saldo de víctimas.
Los palestinos de esa región soportan “horrores indescriptibles”, afirmó la jefa interina de la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios, Joyce Msuya.
“Estamos atrapados, sin comida, agua ni medicamentos, amenazados de hambre en medio de las ruinas”, declaró a AFP Ahmad Saleh, un palestino de 36 años.
La guerra en Gaza estalló tras la incursión ese día de milicianos de Hamás que mataron en el sur de Israel a 1.206 personas, en su mayoría civiles, y tomaron 251 rehenes, 97 de los cuales siguen cautivos, según recuentos basados en datos oficiales israelíes.
En la ofensiva de represalias israelíes contra Gaza murieron 42.603 palestinos, según datos del Ministerio de Salud de Gaza, considerados fiables por la ONU.