El whisky japonés, de fama mundial y, a menudo, precios exorbitantes, tendrá desde el lunes una definición más estricta, en un esfuerzo de la industria por frenar a los impostores foráneos.
La demanda internacional por los whiskys japoneses se ha disparado en los últimos años, encareciendo especialmente las variedades más añejas.
Pero también han crecido la preocupación y la confusión con bebidas fabricadas en otros sitios que aparecen comercializadas como "whisky japonés".
Ante ello, la Asociación Japonesa de Productores de Licores y Bebidas Espirituosas creó una nueva definición para su whisky, la cual entró en vigor el lunes después de un período de gracia de tres años.
Para ser llamado whisky japonés, el producto debe contener agua procedente de Japón y que las barricas hayan estado almacenadas al menos tres años en el país asiático, entre otras reglas.
Aunque no se contemplan sanciones por el incumplimiento, los fabricantes exaltaron las nuevas reglas como una forma de resguardar la imagen de su whisky en el mundo.
"Creemos que esto mejorará la reputación (del whisky japonés) porque hará más fácil que el cliente internacional lo distinga de otros productos", dijo a AFP el fabricante Suntory.
Japón exportó en 2022 56.000 millones de yenes ($370 millones) en 2022, 14 veces más que una década antes. En 2023 las exportaciones cayeron a 50.00 millones de yenes.