La vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris, inició este domingo 18 de agosto, una gira en autobús en Pensilvania, estado clave para las presidenciales de noviembre, antes de dirigirse a Chicago para una convención partidaria que tendrá altas medidas de seguridad.
La demócrata de 59 años, que tras la retirada de Joe Biden revivió en su bando las esperanzas de una victoria contra Donald Trump, visitará pequeños poblados de este estado bisagra donde el actual presidente ganó solo por un pelo en 2020.
Harris, su compañero de fórmula, el gobernador de Minnesota Tim Walz, y sus respectivas parejas llegaron al aeropuerto de Pittsburgh y saludaron a sus simpatizantes, antes de subir al autobús en el que realizarán la gira con la intención de mostrar su apoyo a la clase trabajadora.
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El viernes, Harris presentó un programa económico centrado en apoyar a la clase media, por ejemplo con créditos fiscales para familias con recién nacidos o ayuda para la compra de vivienda.
Trump, consciente de lo que está en juego, regresó el sábado a Pensilvania, estado donde en julio fue objeto de un intento de asesinato.
“Está loca”, dijo sobre su rival el multimillonario de 78 años, privado de su mejor enemigo desde la retirada de Biden.
Contraofensiva republicana
El equipo republicano anunció este domingo una contraofensiva, con eventos de campaña planeados en estados clave cada día de la convención demócrata.
Trump hablará sobre economía el lunes en Pensilvania, y luego sobre criminalidad y seguridad nacional los dos días siguientes, en Michigan y Carolina del Norte. Al día siguiente viajará a Arizona, en la frontera con México, para hablar sobre inmigración.
Según el Partido Demócrata, se espera que al menos 50.000 personas (delegados, voluntarios, simpatizantes, etc.) acudan a la tercera ciudad más grande de Estados Unidos para celebrar a su candidata hasta el jueves por la noche.
Todo ello con un extenso dispositivo de seguridad, movilizando a 2.500 policías locales.
Grupos propalestinos han planeado manifestaciones, mientras que el intento de asesinato de Trump el 13 de julio sigue en la mente de todos.
“La gran mayoría de los manifestantes (...) son pacíficos” y “quieren que sus voces sean escuchadas, y vamos a proteger eso”, dijo el gobernador de Illinois, J.B. Pritzker, el domingo por la mañana en CNN. Pero “si hay alborotadores, serán arrestados y condenados”.
Los Obama
Una nueva encuesta de opinión del Washington Post/ABC News/Ipsos difundida este domingo mostró que la vicepresidenta estaba ligeramente por delante en intenciones de voto a nivel nacional.
A orillas del lago Michigan, los pesos pesados del partido acudirán a apoyar a Harris, empezando por el expresidente Barack Obama y su esposa Michelle.
En su bastión de Chicago, el carismático orador movilizará aún más a los demócratas, muchos de los cuales dicen encontrar, en este inicio de campaña de la vicepresidenta, una euforia que recuerda a la marcha hacia la Casa Blanca del primer presidente negro de Estados Unidos, en 2008.
Pero le corresponderá a Biden, el lunes por la noche, pronunciar lo que será a la vez el primer discurso importante de la convención y una especie de mensaje de despedida.
El equipo de campaña promete que este último vals, que marca el final de medio siglo en la política, no será en modo alguno melancólico.
El fantasma de 2016
El presidente, según un comunicado de prensa, presumirá de los resultados de su mandato, que concluye con “la economía más fuerte del mundo”.
Sobre todo, pedirá apoyo para la vicepresidenta “poniendo de relieve” la importancia de la elección frente a un presidente que ha sido condenado penalmente y que no se ha comprometido a admitir una posible derrota.
Según CNN, Biden podría incluso estar acompañado en el escenario por Harris, en una actuación emotiva.
El acto en Chicago pretende ser una demostración de unidad y entusiasmo frente a Trump, hasta ahora único amo del Partido Republicano y todavía adorado por sus bases.
Todas las encuestas, aunque dan una ligera ventaja a la demócrata, auguran una votación muy reñida.
La presencia en la convención de Hillary Clinton, a quien el republicano derrotó para sorpresa general en 2016, tal vez recuerde a los eufóricos demócratas que deben ser cautelosos.