Arrollada por la competencia china, Huachipato, la mayor acería de Chile, apagará el lunes 16 de septiembre su horno después de 74 años y una ciudad entera perderá su motor económico, un golpe “terrible” para miles de trabajadores que se quedarán sin empleo.
Al mismo tiempo, el país dejará de producir acero no reciclado. La medida afecta a 2.700 trabajadores directos y contratistas asociados a la siderúrgica.
“Trabajé en Huachipato; mi padre trabajó en Huachipato, mi esposa también fue trabajadora de Huachipato, y tuvimos un nivel de vida bonito”, señala Fernando Orellana, de 62 años, que ingresó a trabajar a la firma en aseo a los 25, y escaló a jefe de sección.
Para Orellana, que dirige el Sindicato 2 de la siderúrgica, Huachipato era garantía de jubilación. “Era una empresa que te daba seguridad para el futuro”, lamenta.
Con unos 160.000 habitantes, Talcahuano, una ciudad a 500 km al sur de Santiago donde se encuentra el corazón de la empresa, también sufrirá con el cierre de uno de sus principales empleadores.
Son alrededor de 20.000 personas vinculadas de alguna forma a Huachipato que se verán también afectadas por el cierre de una compañía que dio origen al club de fútbol “Huachipato” -campeón vigente del torneo chileno-, además de a varias asociaciones sociales y culturales, o que levantó miles de casas para los trabajadores.
“Hicimos todo”
Huachipato producía 800.000 toneladas de acero al año y abastecía principalmente a la minería, motor de la economía chilena.
Creada en 1950, la empresa decidió cerrar agobiada por la competencia del acero chino que inunda los mercados mundiales, y que a Chile llega un 40% más barato.
Intentó sobrevivir, exigiendo sobretasas a las importaciones chinas, las que fueron aprobadas en abril pasado por una Comisión Antidistorsiones que comprobó la “competencia desleal” del gigante asiático.
Pero la medida no fue suficiente para afrontar pérdidas por $700 millones acumuladas desde 2019.
“Esta decisión nos duele profundamente. Pero estamos convencidos de que hicimos todo lo que estaba a nuestro alcance”, dijo en agosto el gerente de Huachipato, Julio Bertrand, al anunciar el cese de operaciones.
China escaló en las últimas dos décadas su participación en el mercado mundial del acero, desde un 15% al 54%, según la Asociación Latinoamericana del Acero.
En América Latina, las importaciones crecieron en 2023 un récord de 44%, para superar los 10 millones de toneladas.
Difícil reinserción laboral
A las puertas del cierre, que se inicia el lunes con el apagado del Alto Horno 2, los trabajadores de planta sellaron un beneficioso plan de salida, que de todos modos no alivia la desazón.
“Tengo 47 años en la empresa, y nunca se me pasó por la mente que yo iba a ser uno de los que iba a ayudar a cerrarla”, afirma Héctor Medina, presidente del Sindicato 1.
“Ha sido una fuente de trabajo tan regular, tan intensa y tan justa”, agrega.
El acuerdo con los empleados incluye el pago adicional de cerca de 30% sobre las indemnizaciones obligatorias, más otros beneficios. Pero no incluye a los trabajadores tercerizados, que quedarán desprotegidos.
“Es terrible quedar sin trabajo de la noche a la mañana”, lamenta Roberto Hernández, un obrero tercerizado. “¿Dónde voy a encontrar trabajo a esta edad?”, se pregunta este trabajador de 54 años del área de montajes.
Estimaciones de los sindicatos calculan que más de la mitad de los trabajadores despedidos son mayores de 50 años.
Un estudio de la Universidad Católica de la Santísima Concepción estimó que el cierre de Huachipato afectará a 1.090 pequeñas y medianas empresas.
Otro estudio del Observatorio laboral de Biobío proyecta que el desempleo escalará 2,5 puntos porcentuales, para llegar a 11% en la zona.
“Son personas que toda su vida se lo han pasado acá adentro, trabajando. No saben hacer nada más. Y cuando salgan al mundo, a la realidad, no van a saber hacer nada”, expresa con tristeza el mecánico Hugo Mendoza, de 58 años.
El gobierno anunciará el lunes un plan para fortalecer la industria e impulsar el empleo en la región.
La empresa, en tanto, afirmó que mantendrá las operaciones “no siderúrgicas”, como la extracción y comercialización de caliza, uno de los materiales con los que se fabrica el acero, y que estudia desarrollar en el futuro otras iniciativas de producción.