El LVIII Super Bowl de la NFL, el gran espectáculo del deporte estadounidense, deparará este domingo 11 de febrero en Las Vegas (Nevada) mucho más que la pugna entre los Kansas City Chiefs, listos para instaurar su dinastía, y unos San Francisco 49ers hambrientos de revancha.
El interés por la primera final de la NFL en la capital del juego ha traspasado las fronteras del deporte con el sonado romance entre la superestrella del pop Taylor Swift y el carismático Travis Kelce, figura de los Chiefs, un auténtico premio gordo para las arcas de la liga de football americano.
El fenómeno Swift-Kelce disparó las audiencias de la temporada y mañana podría ayudar a pulverizar el récord de 115,1 millones de espectadores que siguieron el último Super Bowl, en el que los Chiefs vencieron a los Philadelphia Eagles.
Se espera que la cantante, que actúa el sábado en Japón, pueda llegar a tiempo de apoyar a su pareja en el Allegiant Stadium (65.000 asientos), donde acaparará buena parte de los focos.
Además de Swift, una colección de famosos presenciará el intento de los Chiefs de ser la primera franquicia en revalidar el título en dos décadas, la que sería su tercera corona de las últimas cinco temporadas.
Las Vegas, un escenario vedado hasta hace poco por la NFL y ahora convertido en capital deportiva de Estados Unidos, rebosa de expectación en los días previos al juego.
El costo de un anuncio de medio tiempo en esta edición del 2024 es el mismo que en 2023: $7 millones por un comercial de 30 segundos. Pero para las marcas que quieran más tiempo, el costo se duplica a $15 millones.
Las grandes marcas (como State Farm, Oreo, Popeyes, Uber Eats, Doritos, Hellmann’s o Pringles) quieren aprovechar el impacto que tiene promocionar sus productos frente a los más de 100 millones de espectadores que, en promedio, registra el Super Bowl cada año.
Sus millonarias inversiones incluyen el espacio durante el evento deportivo y también la contratación de estrellas del cine y del deporte como protagonistas de sus comerciales.
Según Los Angeles Times hay 50 anunciantes apuntados para aprovechar diferentes momentos: los días previos y el antes y el después del juego, aparte del intermedio.
Ya se difunden varios de ellos, como un anuncio de Uber Eats con dos de los protagonistas de la famosa serie Friends, aprovechando su 20 aniversario.
“Budweiser se centra en sus icónicos Clydesdales, Michelob Ultra capitaliza el poder estelar icónico de la leyenda del fútbol Lionel Messi, y Uber Eats se ríe con un anuncio en el que Jennifer Aniston olvida que protagonizó Friends con David Schwimmer”, indicó el Times.
La Administración Federal de Aviación calculó que unos 500 jets privados aterrizarán en esta urbe del desierto de Nevada con motivo del partido, mientras las autoridades locales auguran una afluencia de más de 300.000 visitantes durante este fin de semana.
La horda de turistas llenará casinos, clubes nocturnos y fiestas organizadas por celebridades, además de los conciertos de estrellas instaladas en la ciudad como U2, Adele, Christina Aguilera y Green Day.
Los afortunados que hayan conseguido una entrada para el Super Bowl, cuyo espectáculo del medio tiempo estará a cargo de la estrella del R&B Usher, habrán tenido que invertir una buena cantidad de dinero.
En el sitio web de venta de entradas Stubhub los asientos más baratos disponibles costaban $5.542 y los más caros ascendían a $56.700. La NFL también ofrece verlo en línea por $0,99.
La Asociación Estadounidense del Juego espera que unos 67 millones de estadounidenses —aproximadamente una cuarta parte de la población adulta del país— hagan apuestas relacionadas con el Super Bowl, generando un monto estimado de $23.100 millones.
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El juego
En medio de toda esta vorágine, Chiefs y 49ers se volverán a encontrar en un Super Bowl que tiene todos los ingredientes para convertirse en un clásico.
A pesar de que ha vivido un año irregular, Kansas City ha impuesto su jerarquía en los playoffs y está decidido a consolidarse como dinastía con un tercer trofeo Vince Lombardi tras sus victorias en 2020 y 2023.
Su líder absoluto, Patrick Mahomes, puede unirse a Tom Brady, Terry Bradshaw y Troy Aikman como los únicos quarterbacks en ganar tres o más Super Bowls.
La franquicia también sería la primera en revalidar título desde que lo hicieron los New England Patriots de Brady entre 2003 y 2004.
“Ese grupo de equipos que han repetido título han pasado a la historia como algunos de los grandes”, recordó Kelce esta semana. “Y yo he buscado esto más de lo que he querido ganar un Super Bowl en mi vida”.
La final será una repetición del Super Bowl de 2020, cuando Mahomes lideró una remontada en el último cuarto para vencer a San Francisco por 31-20.
Por su parte, los 49ers son uno de los equipos más emblemáticos de la NFL, con cinco Super Bowls en su vitrina, pero atraviesan por una sequía de títulos que se alarga desde 1995.
San Francisco fue mejor que Kansas City en la fase regular, terminando como líder de la Conferencia Nacional, pero en los playoffs ha mostrado graves fisuras, necesitando de triunfos muy sufridos para batir a los Green Bay Packers y los Detroit Lions.
Su mariscal de campo, Brock Purdy, se encuentra apenas en su segunda temporada en la liga después de ser elegido por los 49ers con la última selección del Draft de 2022.
Ese puesto le valió el despectivo apodo de Mr. Irrelevante, pero Purdy fue capaz de ganarse primero el puesto de titular y luego el respeto de toda la liga.
A sus 24 años, el quarterback carece de la experiencia de Mahomes, aunque tendrá un arsenal ofensivo mayor a su disposición que incluye al running back Christian McCaffrey, escogido el jueves como mejor jugador ofensivo del año, y otras grandes amenazas como George Kittle, Deebo Samuel y Brandon Aiyuk.
‘Capital deportiva’
Territorio vedado hasta hace poco por las ligas estadounidenses, Las Vegas reluce esta semana como nunca para recibir el Super Bowl de la NFL, punto álgido de su evolución de meca de las apuestas a gran escenario deportivo.
Durante años, la National Football League (NFL) y otros grandes deportes profesionales, con la notable excepción del boxeo, mantuvieron distancia con Las Vegas, recelosos de que se les asociara con el juego y la imagen desenfrenada de la llamada “ciudad del pecado”.
En 2002, cuando la Autoridad de Convenciones y Visitantes de Las Vegas quiso destinar $2 millones a un anuncio en el Super Bowl, que promocionaba la ciudad con el eslogan Lo que pasa aquí, se queda aquí, pero la NFL se negó a emitirlo.
Los responsables de la liga más poderosa de Estados Unidos adujeron normas que prohibían anuncios relacionados con el juego, aunque el comercial en cuestión nunca mencionaba las apuestas.
Pasado el tiempo el panorama dio un vuelco y, una tras otra, la mayoría de competiciones comenzaron a aterrizar en Las Vegas.
La NHL (hockey sobre hielo) fue la primera de las grandes ligas norteamericanas en establecer una franquicia en el desierto de Nevada con el debut de Las Vegas Golden Knights a finales de 2017.
Ese mismo año, la NFL dio luz verde a la llegada de los Raiders, hasta entonces emplazados en Oakland (California).
El futurista Allegiant Stadium de los Raiders, enclavado al otro lado del Strip, la célebre avenida de los casinos, hospedó su primer partido en 2020 y el domingo será el escenario del Super Bowl entre Kansas City Chiefs y San Francisco 49ers.
La Fórmula 1 regresó a la ciudad el pasado noviembre con un acuerdo por 10 años con una inversión de $500 millones.
En cuanto al fútbol, el Allegiant Stadium ya ha albergado competencias como la final a cuatro de la Liga de Naciones de Concacaf del año pasado y este verano (boreal) será una de las sedes de la Copa América.
Los motores del cambio
Y más deportes preparan su aterrizaje. También desde Oakland, los Atléticos de béisbol recibieron la aprobación para trasladarse a Las Vegas el pasado noviembre y se espera que empiecen a jugar en un nuevo estadio en 2028.
Por su parte, el comisionado de la NBA, Adam Silver, ha avanzado que Las Vegas será una de las ciudades que tendrán en cuenta cuando llegue la esperada expansión de la liga.
Steve Hill, director ejecutivo de la Autoridad de Convenciones y Visitantes de Las Vegas, considera que este cambio de tendencia responde a un cambio de actitud ante las apuestas deportivas y al aumento de la población.
“Cuando me mudé a Las Vegas hace 36 años, había dos lugares en Estados Unidos donde se podía apostar en un evento deportivo: aquí y en Atlantic City”, señaló Hil. “Ahora puedes hacer una apuesta con tu teléfono”.
Los drásticos cambios demográficos de Las Vegas en las dos últimas décadas, que han aumentado la base potencial de aficionados, pasó a hacerla viable como hogar de franquicias deportivas.
“Hemos crecido hasta convertirnos en una ciudad de buen tamaño”, expone Hill.
El otro motor del cambio es la popularidad de Las Vegas como destino turístico, atrayendo a unos 40 millones de visitantes en los últimos 12 meses, según las autoridades locales.
“La ciudad está básicamente construida para organizar eventos”, afirma Hill. “Es lo que hacemos. La ciudad ha hecho un trabajo fantástico al estructurarse de esa manera: tenemos ofertas a una escala que ninguna otra ciudad tiene”.
“Las Vegas es la única ciudad del mundo que puede tratar un estadio de 65.000 personas como si todas fueran VIP”, asegura.
La NFL, por su parte, no podría estar más satisfecha con su decisión de unirse a Las Vegas.
Su cambio de postura se aceleró a raíz de una sentencia de la Corte Suprema estadounidense en 2018 que anuló la prohibición federal de las apuestas deportivas fuera de Nevada.
El comisionado Roger Goodell declaró en 2012: “No creo que las apuestas sean buenas para el deporte profesional”. Sin embargo, hace tiempo que dejó de lado esas reticencias y sostiene que Las Vegas ya se ha convertido en una “ciudad deportiva”.
“La gente solía decir que esto es sólo una ciudad de juego, una ciudad de entretenimiento”, dijo Goodell a principios de la semana. “Pero esta es una ciudad deportiva. Es una ciudad de eventos, y lo estamos viendo con el Super Bowl”.