Sin un gran árbol navideño ni un pesebre deslumbrante, un ambiente triste predomina este año en Belén, la ciudad donde nació Jesús según la tradición cristiana, en la víspera de una Navidad marcada por la guerra de Gaza.
Este domingo a medianoche se espera que haya pocos fieles y turistas en la tradicional misa de Navidad en esta localidad, ubicada en el enclave palestino ocupado de Cisjordania.
Los turistas huyeron de la región desde el inicio de la guerra entre Israel y Hamás el 7 de octubre.
Los cristianos palestinos no tienen el ánimo para festejar la Navidad al mismo tiempo que bombardean a sus compatriotas en Gaza.
Las autoridades municipales de Belén cancelaron la mayoría de los actos navideños.
"Es difícil de celebrar algo en un momento en que nuestro pueblo está muriendo", dijo a AFP Nicole Najjar, una estudiante de 18 años entrevistada en una plaza del Pesebre desierta. "Muchos están muriendo por esta tierra", lamenta.
En la plaza de la Natividad, en el lugar en que solían poner un gran árbol de Navidad y un pesebre de talla humana, han instalado una obra de arte que representa a María y José en medio de los escombros y detrás de un alambre de espinos. Es una referencia evidente a la tragedia en Gaza.
En uno de los inmuebles de la plaza, hay colgada una gran pancarta con el mensaje: "Detengan el genocidio, los desplazamientos forzados y levanten el bloqueo".
El Ministerio de Salud de Gaza, gobernada por Hamás, anunció el domingo que los bombardeos e incursiones terrestres de Israel en ese territorio palestino provocaron 20.424 muertos, la mayoría de ellos mujeres y menores, desde el 7 de octubre.
Cerca de 1.140 personas murieron en territorio israelí en el ataque sin precedentes de Hamás que desató la ofensiva israelí.
Los bombardeos del ejército de Israel también afectaron las iglesias, donde se refugiaron unos 1.000 palestinos cristianos.
El Patriarcado Latino de Jerusalén denunció la semana pasada la muerte de una madre y su hija, debido a disparos del ejército israelí, en la única iglesia católica en la Ciudad de Gaza.
”Nadie vendrá”
El Patriarca de Jerusalén, Pierbattista Pizzaballa, dijo este domingo en su llegada a Belén que "hace falta acabar con las hostilidades, ya que la violencia solo engendra más violencia".
"El mensaje de Navidad no es la violencia, sino la paz. Queremos la paz, sobre todo para los palestinos que la esperan desde hace demasiado tiempo", añadió.
Durante la mañana, habitantes de Belén, tanto cristianos como musulmanes, ondearon una grande bandera palestina en la plaza del Pesebre.
“Nadie vendrá. Hemos abierto porque es Navidad y teníamos que hacerlo”, asegura Amir Giacaman, de 29 años, propietario de una tienda de pesebres y otros objetos de arte litúrgico.
Giacaman lamenta una caída en el número de turistas más pronunciada que durante la pandemia: “Con el covid-19, tuvimos unos años malos, pero nada que ver con esto”.
“No tenemos el ánimo para celebraciones al mismo tiempo que en Gaza se produce un genocidio y en Cisjordania lloramos a jóvenes abatidos por Israel y detenidos todos los días”, reconoce Mitri Raheb, pastor de una iglesia luterana en esta localidad palestina.
"Belén trajo Jesús al mundo. Ha llegado el momento en que el mundo traiga la paz a Belén y Gaza", añade Raheb.