Desde estadios a hoteles, pasando por nuevas redes de transportes: a una década del Mundial de fútbol en Arabia Saudita, este reino del Golfo toma consciencia del enorme desafío que tiene por delante.
Las infraestructuras son la principal preocupación de la monarquía petrolera, única candidata a la organización del Mundial-2034, que apuesta por organizar eventos deportivos de alcance mundial para mejorar la imagen de país ultraconservador y atraer inversiones extranjeras.
El primer país exportador de bruto no carece de medios, pero la tarea es colosal, con varios megaproyectos en construcción, como NEOM, la ciudad futurista de 500.000 millones de dólares, dentro del ambicioso plan de diversificación económica diseñado por el príncipe heredero, Mohammed bin Salmán.
De los 14 estadios con capacidad para 40.000 espectadores exigidos para poder recibir a los 48 equipos que disputarán el torneo, el país solo tiene dos por ahora: el King Abdullah Sports City Stadium de Yedá y el King Fahd International Stadium, que está siendo renovado, en la capital Riad.
El país, que dispone de una liga de fútbol bien establecida, cuenta con una treintena de estadios, pero la mayoría son antiguos, pequeños o rodeados por pistas de atletismo.
"Tenemos aún diez años por delante en los que el estado de los estadios en Arabia Saudita va a cambiar radicalmente", aseguró a la AFP un responsable de la Federación Saudita de Fútbol.
"Es un enorme desafío, pero lo superaremos", añadió esta fuente, que requirió el anonimato al no estar autorizado a hablar con la prensa.
Alojamiento y transporte
Además del Mundial de fútbol, este país desértico de 32 millones de habitantes organizará la Copa de Asia en 2027, los Juegos Asiáticos de Invierno en 2029 pese a las críticas de los defensores del medio ambiente, y los Juegos Asiáticos en 2034, un evento polideportivo.
Catar, país vecino que albergó el primer Mundial en Oriente Medio (en 2022), invirtió 220.000 millones de dólares en el evento, incluyendo el monto de las infraestructuras anexas.
Arabia Saudita ya ha iniciado la construcción de dos nuevos estadios: el King Fahd International Stadium, en la cima de un acantilado en Qiddiya, un megaproyecto en las afueras de la capital, y otro en la ciudad de Dammam, al este del país. La inauguración de ambos está prevista para dentro de dos años.
También ha sido ya aprobado inicialmente el diseño del nuevo estadio en Diriyah, según el responsable saudita, mientras que medios locales han informado que pronto se abrirán los procesos de licitación de obras para la construcción y ampliación de otros recinto, por un monto total de 2.690 millones de dólares.
Pero el país no solo necesita estadios, teniendo en cuenta que los partidos se disputarán en Riad, Yedá, Dammam y Abha, además de en Qiddiya y NEOM.
"Aún falta por desarrollar el alojamiento y los transportes públicos en el interior de estas ciudades y entre las ciudades", aseguró a la AFP el arquitecto Hussein Mahran durante una conferencia el mes pasado en la capital.
"Lo que está claro es que el reino está absolutamente comprometido en esta vía", añadió.
“El camino no será fácil”
El calor en un país donde las temperaturas sobrepasan los 40 grados en verano es otro de los desafíos a superar, pese a que el patrón del fútbol saudita, Yasser Al Misehal, aseguró el año pasado que el país estaba listo para organizar el torneo tanto en periodo estival como en invierno.
Ya existen proyectos de climatización en tres estadios utilizados por la liga local, un campeonato que en los últimos meses ha atraído a estrellas mundiales como Cristiano Ronaldo o Neymar.
"Tratar de trasladar el éxito del fútbol europeo al reino es difícilmente realista sin adaptar los estadios", declaró a la AFP el responsable de la empresa de climatización Greenaire, Radwan Darwish.
Más allá de las estructuras físicas, el país debe también dotarse de recursos humanos para todas las tareas organizativas, desde la seguridad a la limpieza, pasando por la billetería y la restauración.
"Es un desafío de talla", dice Lee Collier, del grupo de consultores STRI, añadiendo que el país tratará de formar a talentos nacionales más que contentarse con importar mano de obra.
“El camino no será fácil”, indicó por su parte el representante de una empresa de césped híbrido, Sophocles Sophocleous. “Pero lo que da esperanzas es el compromiso al máximo nivel y el capital financiero, por supuesto”.