Durante gran parte de las más de dos décadas de Vladimir Putin en el poder, los líderes occidentales creyeron entender la estrategia del presidente ruso y defendieron su lugar como socio internacional, pero esta visión saltó por los aires hace dos años.
El 24 de febrero de 2022, Putin ordenó invadir Ucrania, dejando relegadas al pasado imágenes como las del sonriente líder ruso ofreciendo flores en agosto de 2019 a la esposa de su par francés, Emmanuel Macron, quien lo invitó a su residencia de verano.
Aunque el mandatario ruso fracasó en su objetivo inicial de tomar ciudades ucranianas clave en una ofensiva relámpago ese invierno, ahora parece cada vez más satisfecho, al controlar territorios en el sur y en el este del país.
"Es cierto que el presidente Putin confía en que puede sobrevivir a Occidente, por lo que nos corresponde mostrar determinación para demostrarle que se equivoca", declaró un alto funcionario de un país occidental, que pidió el anonimato.
LEA MÁS: ¿En qué país se sentiría más rico o más pobre con sus ingresos actuales? Descúbralo aquí
El hombre fuerte del Kremlin considera no obstante que una derrota estratégica de Rusia es "imposible por definición", como aseguró recientemente durante una entrevista al polémico tertuliano de derechas estadounidense Tucker Carlson.
Los líderes occidentales han respondido insistiendo en que la derrota de Rusia en su guerra contra Ucrania es la única opción, y Macron declaró en enero que la prioridad de Europa debe ser “no dejar que Rusia gane”.
Los analistas consideran que sólo un drástico aumento del apoyo occidental a Ucrania a medida que se queda sin municiones puede cambiar la situación, pero incluso eso no es seguro. En Estados Unidos los legisladores dudan sobre un nuevo paquete de ayuda.
Putin espera una posible victoria de Donald Trump en las elecciones estadounidenses de este año y, en Europa, surgen grietas. Los partidos de extrema derecha, vistos como menos duros con Rusia, están en alza en Francia y Alemania.
"Es una carrera a ambos bandos por reconstruir su capacidad ofensiva. Si la financiación occidental no llega, si Rusia obtiene algún tipo de ventaja, entonces tiene la posibilidad de conseguir algunos avances más" , dijo la experta Andrea Kendall Taylor.
Si Ucrania puede mantener sus líneas en 2024, podría presionar más a Rusia en 2025 si llegan nuevos recursos. "Desde la perspectiva de Putin, 2024 es bastante crucial", abundó esta investigadora del Center for New American Security (CNAS), con sede en Washington.
La perspectiva de una segunda presidencia de Trump, que declaró en 2023 que resolvería la guerra en “24 horas” si volvía a ser elegido, inquieta profundamente a Ucrania.
“Exceso de confianza”
Tatiana Stanovaya, fundadora de la consultora R. Politik, aseguró que Putin veía 2024 como una "ventana de oportunidad" para cambiar el curso de la guerra a favor de Rusia, en parte debido a la debilidad de Occidente.
El presidente ruso "anticipa una brecha temporal en el apoyo militar occidental, con una producción de municiones que no aumentaría hasta principios de 2025", escribió Stanovaya en su canal Telegram.
“El ciclo electoral en Estados Unidos podría llevar a una estrategia geopolítica estadounidense menos decidida sobre su apoyo a Kiev y es poco probable que la Unión Europea, que se enfrenta a sus propios desacuerdos internos, compense este apoyo por sí sola”, abundó.
Pero las propias debilidades internas de Rusia pueden dar cierto optimismo a Occidente: situación económica, signos de fatiga pública por la duración de la guerra y número de bajas entre sus filas, que fuentes occidentales cifran en unos 350.000 heridos o muertos.
El alto funcionario occidental estimó que hay cosas que "realmente deberían ser motivo de preocupación" para Putin como su gasto en defensa y seguridad, que "acumula algunos problemas reales a largo plazo en la economía rusa".
"Mantener la estabilidad interna centra gran parte de la energía de Putin", dijo Dara Massicot, investigadora sobre Rusia en el Fondo Carnegie para la Paz Internacional, para quien el tono actual de los oficiales rusos muestra un "exceso de confianza".
Pero sin un apoyo occidental significativo, “no sé en qué posición negociadora se encontrarían los ucranianos. Sería terrible”, advirtió.