Un llamado a boicotear los cafés y los restaurantes para denunciar sus “precios excesivos” movilizó a numerosos turcos este fin de semana, en un país que sufre una espiral inflacionaria desde hace varios años.
"Es un movimiento popular. El pueblo está harto y muestra su reacción", afirmó Iris Cibre, una experta en finanzas que empezó este llamado al boicot, compartido cientos de miles de veces en redes sociales.
La frecuentación de cafés y restaurantes disminuyó en algunos barrios de Estambul y Ankara a lo largo del fin de semana, mientras que otros se llenaron principalmente de turistas, constató la AFP.
"Con mis amigos, decidimos reunirnos en un parque y no en un café como siempre", contó Ceren, una estudiante de Ankara que se sumó al boicot. "De todos modos, cada vez que salimos nos arruinamos, así que nos hará bien", añadió.
Para Iris Cibre, la gota que colmó el vaso fue cuando se vio obligada a pagar en abril 880 libras turcas [unos 27 dólares] por un plato y un café en Estambul.
“Hace diez meses, pagué 345 libras (cerca de $10)para el mismo plato y café (...)”, criticó.
Indignada, decidió lanzar en la red social X un llamado a boicotear cafés y restaurantes los 20 y 21 de abril, para protestar contra "los precios excesivos".
Como ella, cientos de miles de usuarios se quejaron de “una sopa de 200 libras” [cerca de seis dólares], de un kebab de 300 libras ($9) y de comerciantes “oportunistas” que “estafan” a los consumidores.
El salario mínimo neto en el país es de 17.000 libras turcas ($520 dólares).
”Chivos expiatorios”
Las subidas de precios denunciadas por Cibre superan no sólo las ya elevadas cifras oficiales de inflación (68,5% en marzo en un año), sino también las de economistas independientes, que la estimaron en un 124,6% en marzo.
A pesar de que los salarios son mucho más bajos que en la mayoría de los países europeos, los precios de muchos productos y servicios en Turquía se han acercado recientemente a los de Europa y a veces los han superado.
"Soy consciente de los altos costes y de las malas políticas del Gobierno que han llevado a esta situación. Pero no hay justificación para estos precios, que superan la inflación", insiste Cibre.
Su llamado no tuvo el apoyo de ningún partido político ni de ninguna oenegé. Y no todos estuvieron de acuerdo. "No creo que este tipo de iniciativas cambiará las cosas. También entiendo a los comerciantes, deben enfrentar el alza de los alquileres", reflexionó Sabit Gul, empleado de una empresa farmacéutica en Ankara.
"Este boicot, al final, sirve para limpiar la acción del gobierno y convertir a los comerciantes en chivos expiatorios", criticó Ömer Kuran, un pensionista de Ankara.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, defendió durante mucho tiempo la bajada de los tipos de interés incluso durante los picos inflacionistas, lo que, según los analistas, provocó la subida de los precios y la devaluación de la moneda local.