En medio de una coyuntura global que la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) define como una “nueva era de interdependencia instrumentalizada”, donde la geopolítica reconfigura los flujos de mercancías, la región centroamericana se prepara para un año de dinamismo particular en su sector externo.
Mientras el comercio mundial navega entre la incertidumbre y el giro proteccionista de grandes potencias, las proyecciones para 2025-2026 señalan un comportamiento heterogéneo en el istmo, donde una nación romperá la tendencia promedio con una tasa de expansión que duplica a la de sus socios comerciales más cercanos.
Este liderazgo en las cifras no responde a una transformación estructural de la matriz productiva ni a un auge repentino en la demanda de servicios, sino a una situación administrativa excepcional que impacta las cuentas nacionales. Según las estimaciones del informe “Perspectivas del Comercio Internacional de América Latina y el Caribe 2025”, Panamá se perfila como el país de Centroamérica que registrará el mayor aumento en el valor de sus exportaciones de bienes, con una proyección de crecimiento del 36%.
Este dato coloca a la economía panameña sustancialmente por encima del promedio proyectado para América Latina y el Caribe, cuya expansión del valor exportado se estima en un 5% para el mismo periodo.

El organismo regional explica la naturaleza de este repunte técnico. El crecimiento proyectado para Panamá está “impulsado por (...) la exportación de inventarios de cobre acumulados tras el cierre de la mina de Cobre Panamá”. Esta particularidad obedece a la autorización para gestionar el concentrado de mineral que permanecía almacenado tras el cese de operaciones en 2023, generando un efecto base significativo en las estadísticas de comercio exterior del país para el próximo ciclo.
Aunque el caso panameño constituye una excepción estadística por la liquidación de stock (existencias), el resto de Centroamérica también muestra proyecciones de crecimiento robustas. A modo de contraste, los datos de la Cepal indican que los países vecinos mantendrán un dinamismo de “aumentos de dos dígitos”, atribuidos a los “mayores volúmenes enviados, principalmente a los Estados Unidos”.
En este escalafón regional, Honduras se ubica en la segunda posición con un aumento proyectado del 25% en el valor de sus exportaciones, seguido por Nicaragua con un 21%. Costa Rica, por su parte, proyecta un crecimiento del 16%, mientras que Guatemala y El Salvador cerrarían la lista con expansiones del 15% y 10% respectivamente.

El informe destaca que este desempeño se da en un contexto donde las exportaciones de la región enfrentan, en promedio, aranceles efectivos más bajos en el mercado estadounidense (alrededor del 10%) en comparación con competidores extrarregionales como China o Vietnam. Esta diferencia arancelaria abre oportunidades de cuota de mercado para productos como “textiles, confecciones y calzado” y “dispositivos médicos”.
Es relevante notar que, al ampliar el análisis al Caribe, Guyana supera la proyección panameña con un incremento estimado del 38%, impulsado por “los envíos de petróleo”. Sin embargo, en el bloque centroamericano, el repunte de Panamá y la solidez de sus vecinos sugieren un 2025 de reactivación exportadora, condicionada a la evolución de la política comercial de su principal socio del norte.
