Según la firma McKinsey, cada dólar que las empresas invierten en la salud mental de sus colaboradores genera un retorno de hasta cuatro en productividad y otros beneficios, entre ellos la retención de empleados y la reducción del ausentismo.
Por su parte, investigaciones de Gallup revelan que las compañías que priorizan el bienestar de su personal alcanzan hasta un 21% más de rentabilidad y un 59% más de compromiso laboral.
Por eso, afirma Josymar Chacín, directora de Avantem y especialista en psiconeuroinmunología y bienestar corporativo, es fundamental que la salud mental corporativa se convierta en un pilar dentro de las organizaciones:
“Corporativamente hablando, cuando yo estoy bien puedo tomar mejores decisiones, estoy más concentrada y tengo mejor actitud y la mente más abierta, creativa y capaz de buscar nuevas alternativas; por otro lado, si no estoy bien voy a presentar alteraciones físicas y emocionales como problemas de sueño o de atención y eso, por supuesto, va a perjudicar mi desempeño y mis relaciones interpersonales en la oficina”, explicó Chacín en una entrevista con El Financiero.
La experta advirtió que cuando no se cuida la salud mental ni el bienestar de los colaboradores, inevitablemente el rendimiento de la organización se ve afectado:
“Las nuevas generaciones, además, lo exigen, y por eso las empresas han comenzado a reconocer que invertir en salud mental genera productividad, menor rotación y resultados claros. Hoy se entiende que el bienestar no es solo físico, sino también emocional, mental y relacional, y que debe estar vinculado al propósito. Antes las personas trabajaban solo por tener un empleo, aunque no les gustara. Ahora las nuevas generaciones buscan trabajos con propósito y donde encuentren bienestar y por eso las políticas organizacionales tienen que cambiar y adaptarse”, agregó.
Para alcanzarlo dentro de una compañía, Chacín subraya que se requieren acciones claras para fomentar salud y equilibrio, líderes convencidos e involucrados en el tema, así como ambientes con comunicación abierta y apoyo mutuo.
En este sentido, ofreció diez consejos para orientar a las empresas en ese camino. Tome nota ellos, aquí.

- Diagnóstico real: Para Avantem, es indispensable mapear cómo están los colaboradores mediante un diagnóstico real. La firma ofrece una encuesta gratuita para ello, aquí.
- Definir una visión de bienestar: Establecer con claridad qué se busca lograr con los colaboradores. “¿Cómo imagino a mi gente entrando por la puerta? ¿Qué tipo de ambiente quiero lograr?”, planteó la especialista.
- El tercer paso es conseguir un compromiso por parte de la alta dirección: “Si el líder no está convencido de que la salud mental es importante y entiende qué es lo que no está bien, no lo va a promover en los otros”.
- A partir de lo anterior se debe diseñar una estrategia integral de bienestar que, dice la experta, “no necesariamente requiere de invertir grandes sumas de dinero. Tengo el caso de una empresa que organizó un maratón anual y con eso comprometió y motivó a su gente a hacer equipo”.
- El quinto elemento es comunicar con propósito: “No es lo que tengo que hacer, sino para qué lo hago. La gente debe sentir que lo que aporta tiene un sentido”.
- Para ello es importante capacitar a líderes y a mandos medios para que sean cercanos, capaces de escuchar y de reconocer a sus equipos.
- También se deben celebrar los logros y generar rituales para ello entre los colaboradores, pues “eso fortalece el crecimiento”.
- Integrar el bienestar en todos los procesos: Incluir esta visión en la gestión diaria de la empresa.
- Y, aunado al punto anterior, se debe alinear esa concepción de bienestar con la estrategia del negocio: “si yo no estoy alineada con mi propósito, eso va a afectar mi bienestar y, por ende, mi ejecución. Hay que unir estrategia, un cultura y un propósito”.
- Finalmente, todas estas acciones deben medirse continuamente para evaluar los resultados y modificar lo que sea necesario.
En síntesis, Chacín destaca que la clave está en alinear el bienestar con la estrategia organizacional, involucrar a los líderes y crear entornos donde el trabajo tenga propósito y equilibrio:
“La actitud es esencial para enfrentar las tareas con motivación y propósito. Un colaborador motivado siente que su trabajo lo hace útil, seguro y capaz de aportar al mundo, transformándolo a través de su ejecución; y si además cuenta con líder que también lo hace, su equipo será mejor y eso se traducirá en mayor éxito empresarial”, concluyó la experta.