En los supermercados se encuentran distintos tamaños y colores de cáscara de huevos, pero algunas marcas aseguran que los producen bajo un modelo que es imposible verificar oficialmente: el pastoreo. Hasta el momento no existe ninguna norma nacional que regule dicha práctica.
Según el Servicio Nacional de Salud Animal (Senasa), la institución está trabajando en una propuesta para regular los sistemas de la producción diferenciada de aves que contempla la producción en pastoreo y que brinde el visto bueno a la granja avícola para realizar dicha actividad.
La producción de pastoreo o campero se distingue por la libertad que tienen las gallinas de acceder diariamente al exterior con vegetación, áreas de sombra y gallineros móviles o fijos que garanticen una zona seca con protección ante el viento y depredadores, entre otros requisitos que respaldan el bienestar animal.
“Al implementarse un sistema de pastoreo las gallinas manifiestan su comportamiento más natural. Normalmente hay más espacio por animal, arbustos en los que pueden estar, y esto las hace más felices”, explicó Gabriela Coto, veterinaria con experiencia en aves de pastoreo.
La veracidad del estilo de producción recae sobre cada empresa, pero el nivel de rigurosidad de pastoreo entre una marca y otra pueden ser distintos por la falta de regulación nacional sobre estos productores. Además, quienes apelan a certificaciones internacionales se enfrentan a altos costos para llevar a cabo el proceso.
Pastoreo por la libre
Con el fin de implementar una normativa que logre alinear a todas las producciones que se autodenominan de huevos de pastoreo, Senasa remitió a la Asociación de Profesionales Promotores de las Ciencias Avícolas (APPCA) y a la Cámara Nacional de Avicultores de Costa Rica (Canavi), el primer borrador de propuesta para la redacción de una directriz y así normar la obtención del Certificado Veterinario de Operación (CVO) para llevar a cabo la producción diferenciada del sistema de pastoreo.
“El objetivo es lograr sacar a consulta pública en setiembre una primera versión y tener una primera directriz a fin de año”, indicó Ronaldo Chaves Ledezma, coordinador del Programa Nacional de Salud Aviar de Senasa.
Para avanzar en el desarrollo de la directriz, Chaves manifestó que tendrán reuniones mensuales para concluir el 2022 con una guía para estas producciones. De momento, la propuesta contempla los siguientes puntos:
- Tamaño de la granja o población de aves.
- Definición de los diferentes sistemas de la producción diferenciada y sus características.
- Medidas sanitarias a cumplir en caso de riesgo sanitario.
- Normativa de trazabilidad en el etiquetado de sus productos, mediante la cual se permita verificar por medio de la página web del SENASA, que la granja tiene un CVO vigente para desarrollar dicho sistema productivo.
- Buenas prácticas pecuarias y normas de bioseguridad.
- Distancias con colindancias.
- Inspecciones periódicas de médicos veterinarios oficializados.
- Guía de inspección para verificar el cumplimiento de la normativa y determinar la elegibilidad para optar por la subactividad de la producción diferenciada en el CVO.
- Sanciones.
“Esto obligará a todos a trabajar de la misma manera. Esta directriz hace que todos los que estamos en esta producción trabajemos con las mismas reglas, lo cual es beneficio porque con más propiedad se le dice al consumidor que se está produciendo de manera supervisada por Senasa”, señaló José Luis Fernández, miembro de la Junta Directiva de Canavi.
El tarifa para obtener la certificación todavía no se tiene establecida, pero desde Senasa informaron que “dependerá de la definición que se establezca en la directriz de una granja pequeña, mediana o grande”.
El costo es uno de los temas más importantes para quienes producen bajo dicha modalidad, porque las certificaciones internacionales tienen un valor elevado difícil de cubrir.
Opción internacional
Para algunos productores contar con un respaldo sobre sus prácticas de pastoreo es una necesidad que lleva mucho tiempo en espera, pero recurrir a una certificación internacional no es una opción viable para las pequeñas empresas.
“Las certificaciones andan entre los $1.000 más los gastos de traer al inspector, la estadía, los viáticos; esto serían como $2.000 anuales. Además de eso hay que actualizar todos los años con un costo aproximado del mismo o de la mitad, así que para una operación pequeña de 300 a 1.000 gallinas eso es complicado”, comentó Diego Trejos, fundador de Grass Fed CR, empresa dedicada a la producción de pastoreo.
Sin embargo, los montos dichos por Trejos se quedan cortos comparado a la inversión que realizó la empresa productora de huevo Innovo, que apoyaron a tres granjas con la certificación de Bienestar Animal Cage Free o libre de jaula por parte de Certified Humane.
“Para la primer certificación hubo que traer una auditora de Chile. Los costos van a depender de los tiquetes, hospedaje, cantidad de días de la visita requeridos y honorarios; fue superior a los $4.000″, puntualizó Ricardo Rojas, gerente general de Innovo, quien resalta que entre más granjas deban visitar los inspectores, es mayor el costo que implica esta visita anual.
Aunque el pastoreo y libre de jaula respetan el bienestar del ave, la diferencia radica en que las gallinas de pastoreo pasan en exterior y deben contar con un espacio amplio en el que puedan desplazarse con libertad y a la vez consumen lombrices e insectos que encuentren en la tierra; por otra parte, los que están libres de jaula habitan en galpones (edificaciones altas y amplias) en las que se puedan desplazar y tienen contacto con el suelo, no existe jaula de por medio, pero no salen del galpón y consumen alimento específico.
“La principal diferencia —entre las certificaciones— que nosotros veíamos era que en pastoreo las gallinas eran menos productivas, entonces el costo del producto terminado sería mayor. Y por otra parte, a las familias productoras que nosotros seleccionamos iban a ocupar más terreno para ser de pastoreo y van a tener menos cantidad de producto”, resaltó Rojas, acerca de la decisión que tomaron para elegir el sistema libre de jaula.
Rojas añade que debido al estilo de alimentación del pastoreo (insectos en la tierra) pueden contraer parásitos y eso provoca que tengan que descartar huevos; lo cual puede incrementar hasta en un 45% los costos.
En el mercado se encuentran cartones de huevos de pastoreo con 30 unidades en precios que oscilan entre los ¢2.500 y ¢4.000; mientras que los que no pertenecen a este sistema rondan los ¢1.650 y ¢3.200.
Respaldo propio
Los productores no se detienen ante la falta de una certificación al sistema de huevos de pastoreo, por lo que recurren a técnicas de difusión de sus prácticas para que los clientes verifiquen que efectivamente trabajan bajo dicha línea.
“Nosotros en la etiqueta de pastoreo que ponemos viene un código QR que lo direcciona a un vídeo donde se muestra una de nuestras granjas y nuestra forma de producción”, explicó José Luis Fernández, gerente de la empresa Huevo Criollo y miembro de la Junta Directiva de Canavi.
Por su parte, en Grass Fed CR también aplican métodos para que los clientes puedan revisar si verdaderamente trabajan la producción de pastoreo con las aves.
“Constantemente estamos publicando los procesos con fotos, vídeos y tenemos una política para que cualquier persona pueda visitar la finca en cualquier momento”, subrayó Diego Trejos, fundador de Grass Fed CR. Trejos también admite que lo abordan “a pura palabra”.
En el pastoreo las aves tienen mayor libertad y complementan su dieta con la ingesta de insectos, pero especialistas indican que el producto final cumplirá con los estándares de calidad sea o no de pastoreo. La diferencia radica en el aspecto que tendrá ante el consumidor.
“En pastoreo pueden complementar su dieta con la ingesta de insectos. Pero todos los sistemas se rigen por normativas, y siempre van a tener profesionales responsables y asesores que los analiza”, aclaró Karina Arias, veterinaria.
Por su parte, la veterinaria Gabriela Coto comentó que a nivel de imagen sí hay diferencias entre el pastoreo y los demás sistemas, porque es estilo de vida que tienen las aves “se manifiesta en la coloración de la yema, lo que no significa tengan más nutrientes que un huevo comercial, pero sí al ojo de quien consume el producto lo hace más atractivo”.
De momento, la creación de una directriz que regule este estilo de producción no existe en el país y deja a opinión de cada empresa las reglas a seguir para el pastoreo.