A pesar de los años, Escalante se mantiene vigente. El histórico barrio, que empezó a tomar forma en la década de 1930, permaneció casi exclusivamente residencial por siete décadas hasta que a inicios del siglo XXI dio un giro hacia la apertura comercial que ahora parece imparable.
El barrio se ha convertido en una especie de “zona rosa” de otras ciudades, especialmente reconocido por su oferta gastronómica. Pero Escalante vive un nuevo proceso de transformación con la llegada de una diversidad de comercios y edificios que cincelan un contorno urbano más moderno.
Este auge, sin embargo, ha suscitado roces con los vecinos más antiguos. La asociación vecinal se muestra abierta al comercio, pero la pugna se mantiene con algunos locales del barrio.
LEA MÁS: La Sabana se renovará: Icoder visualiza cambios en el lago, canchas y senderos
Escalante no pasa de moda
Barrio Escalante se ha convertido en un imán de restaurantes. Los pioneros aparecieron entre finales del siglo XX y los primeros años de este milenio. Desde entonces, y especialmente a partir del 2010, la oferta no ha hecho sino crecer.
Los datos de patentes comerciales de la Municipalidad de San José dejan ver un crecimiento notorio que se percibe en las calles. Según la Sección de Patentes, antes del 2018 se concedieron 22 licencias para restaurantes, pero esa cifra se multiplicó en los años posteriores.
Solo en 2022 se entregaron 22 nuevas licencias y 20 en 2023, los periodos con más patentes entregadas en Escalante, todas ellas a restaurantes.
Los nuevos negocios gastronómicos llegan porque el barrio se mantiene atractivo, a pesar de la competencia alrededor; es algo así como the place to be. De hecho, la premisa de algunos de ellos es que la oferta genera demanda: entre más restaurantes, más clientela llegará.
En el último año han abierto varios locales, entre ellos Terraza97, Amana, Faena, Santo Pecado, Fyah To Go, Molto y otros.
Santo Pecado está a punto de cumplir un año en Escalante. Llegaron al barrio con su concepto de restaurante coctelero con ambiente alegre y, luego de más de un año de búsqueda, lograron alquilar un local de 750 metros cuadrados (m²) en plena calle 33. Los precios de alquiler que encontraron en esa búsqueda rondaban entre los $20 y $25 por m².
La marca, que cuenta con locales en otras zonas como Heredia, Sabana y Pinares, escogió expandirse a Escalante por considerarlo el destino gastronómico de San José.
“Que haya tantos restaurantes, que haya tanto que hacer en el barrio, lo veo positivo. Al final todo es competencia, pero es un destino gastronómico”, comentó Cristian Jiménez, gerente de Marketing.
Un comercio más reciente es Gitana, que abrió en mayo con un enfoque en pizzas. Al igual que el caso anterior, encontrar un sitio para alquilar les tomó ocho meses, pues hay escasez de locales, dijo Aarón Montero, socio de Gitana.
La afluencia de gente en el barrio, el poder adquisitivo de quienes lo visitan y la seguridad fueron factores que motivaron a Montero y su socio a abrir en Escalante.
Estos nuevos negocios gastronómicos conviven con otros experimentados de la zona. Olio, por ejemplo, es el restaurante más antiguo de Escalante aún en funcionamiento, desde 2002. En años posteriores llegaron Beer Factory, Cafeoteca, Agüizotes o Casa Piemonte.
Olio ha sido testigo de la transformación del barrio. Aunque no fue el primer restaurante, sí es el único que sobrevive de aquellos pioneros.
“Desde que abrimos Olio fue un éxito. Era obvio. Y cuando eso pasa la gente con negocios similares quiere estar a la par”, comentó Fernando Chaves, cofundador de Olio.
Chaves recordó que la expansión gastronómica se dio a partir del 2009 y 2010. Una oferta que ahora no solo crece, sino que se diversifica.
LEA MÁS: 45 años después de su aparición, el cine Magaly afianza su lugar ‘sui géneris’ en la escena local
Barrio en evolución
Barrio Escalante está atrayendo nuevas inversiones: no solo negocios de distintos ámbitos más allá del gastronómico, sino también está creciendo verticalmente con dos nuevas torres de apartamentos que se construyen actualmente en torno al parque Francia.
Alguien que conoce bien la zona es William Muñoz, corredor de bienes raíces de Del Escalante Real Estate, una agencia especializada en ese barrio y otros del este de San José, que trabaja no solo en vender propiedades sino también en colocar nuevos comercios en locales disponibles.
Muñoz opina que el barrio está evolucionando hacia un centro urbano por sí solo. Así lo cree por la diversificación en servicios que está teniendo y la existencia de clientela para diversos negocios.
“Escalante es un caso único. Creo que vienen unos próximos 10 años de evolución hacia otro tipo de centro urbano donde va a haber de todo”, aseguró.
Uno de los comercios nuevos en el barrio es Patrimonio, inaugurado a principios de junio en una propiedad sobre la calle 33. Este espacio se identifica como una tienda de retail progresiva y tiene en su oferta artículos como calzado y vestimenta. Así también han abierto otro tipo de negocios como salones de belleza o dedicados a mascotas.
“En Escalante hay que venir con una inversión buena para hacer algo bonito”.
— William Muñoz, agente de bienes raíces.
Esta ebullición comercial está elevando la competencia por encontrar locales para alquilar. Muñoz confirmó que Escalante sufre una escasez de disponibilidad de locales y, los que se abren, se colocan rápidamente.
Lo que está disponible actualmente son en su mayoría casas grandes por encima de 500 m² que requieren remodelaciones. En un recorrido por el barrio, este medio constató que existen, al menos, seis propiedades a la venta.
Estas propiedades tienen otra ventaja: se encuentran en un área de uso mixto residencial-comercial, según los Reglamentos de Desarrollo Urbano de la Municipalidad de San José, actualizados en 2023. Este uso predomina en el barrio, a excepción de la Antigua Aduana y de una sección en el noreste del barrio que tiene uso residencial solamente.
Predomina uso mixto en Escalante
La mayor parte del barrio Escalante tiene la categoría de zona de uso mixto residencial-comercial.
FUENTE: Municipalidad de San José. || INFOGRAFÍA / LA NACIÓN.
Otro tema paralelo es que los precios de venta y alquiler de inmuebles se coticen al alza, a veces hasta cifras caprichosas, según Muñoz. En su página de Facebook, Del Escalante promociona la venta una casa de 750 m² a un precio de $995.000. También se vende un lugar llamado La Casona de Escalante, con un terreno de 792 m² por $850.000. Asimismo, otro terreno de 2.726 m² cercano al parque Francia se vende por $1,9 millones. El costo por m² en esos casos es de $1.327, $1.073 y $697, respectivamente.
Otra característica del barrio en este momento es que los precios varían ampliamente con tan solo pasar de cuadra o de calle: el precio del m² puede subir y bajar varios cientos de dólares según la ubicación dentro del mismo vecindario. La calle 33 suele ser el lugar más disputado, pero tiene una oferta de locales disponibles escasa, por lo que la nueva “zona caliente” es alrededor del parque Francia.
Precisamente en el entorno de ese parque se construyen dos torres de apartamentos que traerán más vecinos al barrio, pero también comercios. El edificio Bo Escalante, de 21 pisos, contará con un negocio a nivel de calle, el cual se diseñó desde el principio dirigido a ser una alternativa gastronómica. El inquilino de este local ya está confirmado pero Citizen, desarrolladora del edificio, se reservó el nombre.
Por otra parte, la torre Ser Escalante, que ya alcanzó sus 18 pisos, tendrá dos espacios comerciales frente al parque, ambos responden a la dinámica natural de un distrito gastronómico, mencionó Denia Rosich, gerente comercial de Civitar, desarrollador del edificio. Estos dos locales fueron vendidos y ya hay una cadena confirmada, pero su nombre tampoco fue revelado.
Ambas empresas coincidieron en que el barrio está en pleno desarrollo y que la variedad de opciones gastronómicas obliga a los comerciantes a diferenciarse y ofrecer mejores experiencias.
“La zona está en desarrollo, esto implica que los negocios existentes deben repensarse y adaptarse a las demandas de su exigente público, pero implica además una agresiva oportunidad de negocio en el corto y mediano plazo”, aseguró Verny Campos, gerente de Citizen.
El crecimiento vertical apenas inicia. Ya se anunció otra torre de apartamentos en el norte de Escalante y en el vecino barrio Aranjuez, a solo 100 metros de la Antigua Aduana, se está promocionando otra más de 23 pisos.
Persiste pugna de vecinos y comercios
Desde fuera los visitantes externos disfrutan del buen ambiente de Escalante por algunas horas y elogian la actividad comercial. Sin embargo, dentro del barrio aún persisten roces entre vecinos antiguos y algunos comercios, una relación que ha tenido momentos de más tensión en años anteriores, especialmente durante la pandemia.
Barrio Escalante ha pasado por un recambio generacional: vecinos originales por diferentes motivos han abandonado o vendido sus propiedades en busca de un sitio más tranquilo, pero se está llenando de nuevos habitantes, especialmente jóvenes con un estilo de vida distinto que buscan cercanía de comercios.
Cada vez se ven menos casas, lo que deja espacio a más comercios. Pero no todos los vecinos se quieren ir.
María Catalina Mora, una abogada cuya familia ha estado afincada en ese barrio por más de 20 años, es miembro de la asociación de vecinos de Escalante. Mora enfatizó en que los vecinos no están opuestos al desarrollo comercial, pues más bien esto eleva el costo de sus propiedades, peró sí reconoció que han existido conflictos con unos pocos locales.
La asociación ha puesto resistencia anteriormente a eventos como el festival gastronómico, el cual, en sus últimas ediciones, los disgustó por enfocarse en licor y por la llegada de organizadores externos al barrio. Ahora, la asociación tiene identificados a unos ocho negocios a los que reclaman malas prácticas.
A pesar de ser un barrio con uso de suelo mixto, hay ciertas restricciones de comercios que no se permiten, entre ellos los bares. La Municipalidad confirmó que en Escalante todas las patentes activas corresponden a restaurantes y no a bares, pero los vecinos que aún residen en el barrio se quejan de que algunos locales han dado un giro ilegal a sus patentes.
“La policía municipal tiene la facultad de ingresar a un local y revisar que el lugar tenga patentes y, si es patente de restaurante, puede volver a ver y darse cuenta que no hay un solo plato de comida. Si la facturación en su mayoría proviene de venta de licor podría decirse que hay algo raro”, explicó Mora, quien es además asesora legal del partido cantonal Más San José.
La misma abogada comentó que ha sufrido en primera persona consecuencias de estos comercios, especialmente debido al alto ruido, por lo que optó por insonorizar su casa. Pero, incluso así, se niega a irse del barrio con el que mantiene un vínculo afectivo. Los vecinos también se muestran molestos ante actitudes de algunos visitantes que colocan música fuerte en plena calle o que ensucian el barrio.
“Vengan a pasarla bien, pero no orinen nuestros jardines, no bloqueen nuestras salidas, no maten nuestros árboles, no ensucien nuestra fuente”.
— María Catalina Mora, miembro de la asociación de vecinos de Escalante.
Por otra parte, la asociación reclama la débil reacción del Ministerio de Salud y la Municipalidad de San José ante estas situaciones, que han denunciado. EF consultó a ambas entidades sobre las acciones que llevan a cabo en Escalante, pero ninguna contestó al cierre de esta nota.
A pesar de esta realidad, la asociación de vecinos se muestra complacida con los otros comercios que cumplen la normativa y están abiertos a recibir más negocios y nuevos vecinos en formato de torres de apartamentos.
La agrupación sueña con que Escalante se transforme en una zona rosa, con restaurantes y comercios tranquilos y responsables. Un proyecto para hacer un bulevar en la calle 33 ayudaría a acercar esta meta, pero Mora afirmó que la iniciativa tiene algunos inconvenientes y la nueva administración municipal podría no ejecutarlo.
Entretanto, con nuevos vecinos y un auge comercial, el barrio se encamina a cumplir 100 años desde que se empezó a urbanizar la otrora finca que nada tenía que ver con el Escalante actual.