El conglomerado estadounidense General Electric (GE) anunció este martes 9 de noviembre que va a separar sus actividades en tres compañías diferentes, todas presentes en Bolsa y que se especializarán respectivamente en la aviación, la atención sanitaria y la energía.
En Wall Street, la acción de GE subía casi un 11%, a $120, en los intercambios electrónicos previos a la apertura.
"Con la creación de tres empresas internacionales, líderes, cada una se puede beneficiar de una mayor especialización, de una redirección de recursos bien adaptada y de una flexibilidad estratégica que permita obtener un crecimiento a largo plazo y valor para los consumidores, los inversionistas y los empleados", declaró Lawrence Culp, el director ejecutivo de GE, citado en un comunicado.
Concretamente, GE prevé crear a comienzos de 2023 una nueva entidad a partir de su división de salud, en la cual mantendrá una participación de 19,9%.
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Las actividades vinculadas a las energías renovables y a las turbinas eólicas, al gas y el vapor, serán reagrupadas en el seno de una compañía única a partir del comienzo de 2024.
Tras todos esos cambios, el nombre "General Electric" será conservado para una tercera empresa especializada en el sector aeronáutico.
Culp seguirá al frente de GE hasta la finalización de la escisión de la división de energía y luego dirigirá el nuevo grupo de aviación.
Peter Arduini tomará las riendas de la división de atención médica a principios de 2022, Scott Strazik el de la compañía de energía y John Slattery mantendrá su cargo de director gerente de la unidad de aviación.
Empero la agencia calificadora S&P Global dijo que consideraría bajar la nota de GE por estimar que la separación en tres entidades dejaría “menos diversificado” al grupo.
“Podríamos bajar la nota si la pérdida de diversificación no está suficientemente compensada por la reducción de la deuda y la mejora de los resultados financieros”, advirtió S&P.
Para lograr sus fines, GE podría encontrar provecho en la industria nuclear a través de la nueva empresa especializada en energías renovables, cree Peter McNally de la firma Third Bridge.
“En Estados Unidos, la disminución en la cantidad de plantas nucleares se ha estabilizado y las existentes tienen sus ciclos de vida extendidos gracias a una confiabilidad notable y una creciente demanda de energía”, dijo McNally.
“Aunque la energía nuclear sigue siendo controvertida en varios países del mundo, estamos viendo que el número de instalaciones aumenta en lugares como Europa del este o Medio Oriente”, agregó.
Creada al final del siglo XIX por Thomas Edison, GE ha sido desde hace mucho tiempo una de las industrias insignia estadounidenses con presencia en numerosos sectores, pasando del transporte eléctrico a las finanzas, los medios o la informática.
Hasta principios de la década de 2000 y antes de la llegada de gigantes tecnológicos como Apple, Amazon o Google, el conglomerado alcanzó, en varias ocasiones, la mayor capitalización de Wall Street, con un valor de casi $600.000 millones.
Pero la compañía, que tiene su cuartel general en Boston, pagó un alto precio por adquisiciones fallidas, incluida la de la compañía hipotecaria WMC en 2004 o la división de energía de la multinacional francesa Alstom en 2015.
El área financiera de GE sufrió mucho el impacto de la llamada crisis de las hipotecas subprime de 2008 debido a sus riesgosas inversiones en inmuebles comerciales.
En 2018 salió del Dow Jones Industrial Average, índice de referencia en Wall Street, al que había pertenecido por 111 años.
Culp fue nombrado director de GE en octubre de 2018 en un intento por reorientar al conglomerado y aliviar su deuda.
GE recordó el martes su objetivo de reducir la carga de la deuda en $75.000 millones entre finales de 2018 y finales de 2021.
Ya en octubre 2021 presentó resultados trimestrales más satisfactorios, beneficiándose especialmente del fuerte aumento de beneficios en el sector de la aviación.