Francella Chaves siempre ha sentido un intenso interés por la gastronomía, incluso suele adquirir libros de cocina, aunque admite que, por facilidad, es común repetir las mismas recetas sin explorar más allá.
Con esta inquietud, Francella escuchó a una amiga que le contó sobre un club de cocineros aficionados al que había ido. Entonces, su interés la llevó a asistir a una reunión y ahora encontró un espacio en el que desarrollar su curiosidad culinaria.
“Me pareció como una actividad para distraerse, salir de la rutina y algo que me gustó es que uno no tiene que ser experto en cocinar, sino solo tener un interés o pasión por la cocina”, expresó.
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Francella y su amiga son parte del Cookbook Club CR, un club que, como su nombre lo dice, reúne a entusiastas de los libros de cocina y de cocinar, con el ingrediente extra de socializar y conocer personas con el mismo gusto.
Aunque hay poca claridad de su origen, este formato de evento social es un fenómeno relativamente reciente, a pesar de que se basa en la tradición histórica de reunirse en torno a la comida. Distintas fuentes citan el inicio de su popularidad en ciudades estadounidenses como San Francisco, Los Ángeles o Nueva York especialmente en la década de los años 2010.
Esa última ciudad inspiró a una costarricense para crear un cookbook club a la tica.
El nacimiento del club
Mauren Molina trabaja en el área financiera de una compañía tecnológica, pero cocinar, experimentar y comer es su pasión. Tiene una marca de galletas llamada Lunada Mode y, a raíz de publicaciones que veía en redes de un cookbook club en Nueva York, se decidió a replicar el formato en Costa Rica.
Molina reconoció que su club no es el primero en Costa Rica, pero aseguró que lo que lo diferencia es que es abierto a cualquier persona entusiasta de la comida.
La fundadora empezó el club con un grupo de seguidores de su marca de galletas en octubre del 2024. Desde entonces, la comunidad ha crecido hasta unas 160 personas inscritas y se han realizado cinco reuniones, una por mes; la de mayo será la sexta convocatoria.
“En Europa es común que algunos restaurantes tengan su club de libros de cocina”.
— Mauren Molina, fundadora del Cookbook Club.
La previa
Cada reunión requiere de una logística y planeación previa. Lo primero es que cada una tiene una temática determinada que se escoge entre tres modalidades: un tema general (como un tipo de comida, por ejemplo, asiática, francesa, etc.), un libro en específico o un autor de libros de cocina (en este caso cada persona es libre de escoger cualquier libro de ese autor). Esta decisión la toma el comité que dirige el club.
Una vez escogido, el tema se comunica a los miembros del club por medio de un chat de WhatsApp y se les comparte un documento en el que deben colocar qué platillo llevarán, sea dulce o salado, con el fin de evitar la repetición de platos.
Por cuenta del participante corre la compra del libro que inspira la reunión, sea físico o digital, además de los ingredientes y la preparación del platillo con base en la receta. El club no permite platillos caseros o recetas de Internet sacadas de reels, pues justamente se trata de un club de libros de cocina.
Las reuniones se llevan a cabo usualmente en restaurantes con los que el club establece alianzas para que sean sede. Esto hace que los eventos tengan una capacidad máxima y no pueden asistir todos los miembros del club.
Por cada reunión se debe pagar una cuota que oscila entre los ¢6.000 y ¢10.000, con una bebida incluida. Los primeros miembros en cancelar la cuota aseguran su cupo en la reunión.
Cuando no se encuentra un restaurante aliado, se busca un sitio distinto, como puede ser una casa club de un condominio.
Las reuniones se avisan solamente a los miembros del club a inicio de cada mes. La de mayo ya tiene tema y lugar: será de comida francesa en el restaurante Le Chandelier para 60 personas.
El día de la reunión
Llega el día de la reunión. Los cocineros entusiastas deben asistir y llevar los platos que cocinaron.
Las reuniones suelen tardar una tres horas y la dinámica acontece en tres partes. En primer lugar, la sesión inicia con un round table, un lapso en el que cada participante debe exponer, en pocos minutos, cuál platillo trajo y de cuál libro
“La mesa es el eje principal porque queremos llenar una mesa tipo banquete”, contó Molina.
La segunda fase es lúdica. En ocasiones se hacen rifas de libros u otros artículos; otras veces se dedica a escuchar a un invitado especial, como puede ser un chef reconocido. Entre los invitados anteriores han estado Adriana Sánchez, de Manos en la Masa, y Pablo Bonilla, del restaurante Sikwa.
El tercer acto de la reunión consiste en comer. Los participantes prueban, socializan y comparten al tiempo que degustan los platillos de otras personas. Lo usual es que la comida sobre, por lo que este es el momento para llenar tuppers y llevarse comida extra.
“El club te invita a cocinar más allá de lo de siempre”.
— Francella Chaves, participante del Cookbook Club.
Molina recalcó que no se trata de una competencia. Siempre puede pasar que el plato no salga como se esperaba, pero recalcó que es un espacio de aficionados y no profesionales necesariamente.
El objetivo del club, dijo su fundadora, va más allá de cocinar y comer: es construir una comunidad gastronómica, formar criterio, despertar la curiosidad y servir como un espacio creativo de socialización.
A futuro, el club espera consolidar acuerdos con restaurantes y marcas, así como crear mercadería para financiar nuevos eventos.

¿Cómo entrar?
Aunque el club está abierto a cualquier persona, hay ciertos requisitos que se esperan de los miembros.
Por ejemplo, se pide que la persona tenga libros de cocina y le guste coleccionar, que pueda adquirir nuevos libros por su cuenta y estar dispuesta a pagar la cuota de las reuniones a las que asista.
Molina comentó que idealmente la persona no debería tener alergias alimentarias, pues es difícil garantizar que todos los platillos cumplan con requerimientos individuales, aunque siempre puede ir si asume este riesgo.
Para pedir la incorporación al club, se debe llenar un formulario disponible en este link, el cual los encargados del club revisan a finales de cada mes y sirve de filtro para decidir quiénes entran. También se puede hacer la solicitud por medio del Instagram Cookbooclub.cr.
La fundadora puntualizó que las actividades son para personas mayores de 18 años, con el fin de crear un espacio tranquilo para los participantes, sin que haya la responsabilidad de cuidar a un menor.
Hasta el momento, el perfil de los participantes es en su mayoría mujeres, entre 25 y 45 años y del área metropolitana. El club aspira a ampliar su comunidad y servir de ejemplo para otros grupos.
Si aún no está seguro de si el club es para usted, Molina lo resumió en una frase: “Para que usted tome una tarde de su tiempo para cocinar para 30 extraños, es porque a usted le apasiona la cocina”.