La crisis por la escasez de fórmula o leche en polvo para bebés en Estados Unidos tiene entre 40% y 50% del mercado desabastecido, y está protagonizada por las mismas empresas que lideran el mercado de Costa Rica: Reckitt Benckiser (Enfamil, Nutramigen), Abbott (Similac) y Nestlé (NAN, Nido). En nuestro país el suministro de estos productos ha tenido reducciones temporales.
Entre las razones para la relativa calma local destaca que la mayor parte de las importaciones (cerca del 75%) proviene de México, país que no figura, al menos por ahora, entre los proveedores estratégicos de Estados Unidos para esa categoría.
Como en el caso de otros alimentos especiales, la presión global sobre las cadenas de suministro —derivada de la pandemia— dificultó el abastecimiento regular de ciertos tipos de fórmula en supermercados y farmacias de todo el mundo, pero las particularidades reglamentarias y de concentración de la producción en el mercado estadounidense potenciaron ese efecto.
En febrero se dio el cierre de una de las plantas productoras de Abbott (Similac) en el estado de Michigan, por presunta contaminación bacteriana. La Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) descartó la contaminación, pero señaló decenas de mejoras impostergables, que obligaron al cierre. A mediados de mayo, la empresa y la autoridad llegaron a un acuerdo para la reapertura condicional de la planta, aunque su producción comenzará a llegar de nuevo al mercado en junio y estaría lejos de resolver la escasez.
Según la plataforma de datos sobre consumo Datasembly, citada por la agencia AFP, la tasa de desabastecimiento de leche en polvo para bebés alcanzó el 43% a mediados de mayo, un 10% más que el promedio de abril.
Los comercios de Costa Rica recibieron un impacto indirecto de este cierre, pues Abbott recurrió a su fábrica en Irlanda para paliar la caída de su producción, y este país es el segundo proveedor de fórmula para nuestro mercado.
Mariela Pacheco, subgerente de asuntos corporativos de Walmart aseguró que la cadena no ha experimentado un desabasto “importante” de esta categoría.
“Solo este mes (mayo) tuvimos una afectación de algunos productos por el cierre de la planta de Abbot en Estados Unidos, ya que dependíamos de la producción de Irlanda, así como algunos retrasos por el hackeo que sufrió el ministerio de Hacienda (como parte del ciberataque del grupo Conti al gobierno)”, declaró Pacheco.
La ejecutiva descartó nuevos efectos de la crisis estadounidense, debido a la reactivación de la planta cerrada en Estados Unidos y, como medida preventiva, Walmart preparó un abasto adicional para contrarrestar potenciales faltantes.
En Grupo Gessa, todos los formatos de supermercados comercializan fórmulas de las tres empresas líderes. Heiner Núñez, encargado de la categoría, del departamento Comercial, comentó que el desabasto a corto plazo está descartado.
“De momento no tenemos ningún comunicado de los proveedores respecto a problemas de suplencia, hasta el momento todo está normal”, afirmó Núñez.
Caso complejo
Juan Luis Zúñiga, especialista en Comercio Exterior y profesor de LEAD University, explicó que en el caso de escasez del mercado estadounidense intervienen también las compras de pánico hechas por las familias durante el primer trimestre de 2022, a lo cual se suma la complejidad de las regulaciones de la FDA.
“Una posible salida es que el FDA decida cambiar algunas de sus políticas en materia de restricciones arancelarias aplicadas a las fórmulas de leche importadas, así como los altos aranceles que recaen sobre ese tipo de productos. El mercado de fórmulas para bebés en Estados Unidos es de aproximadamente $4.000 millones dominado, fundamentalmente, por productores locales. Las importaciones de ese producto son residuales pues no superan el 10% del total del consumo. Todo indica que es difícil que se alcance una solución en el corto plazo, en especial cuando el 80% de la producción de leche de fórmula es realizada por dos compañías, Abbott y Enfamil y una de ellas se encuentra suspendida”, comentó Zúñiga.
En caso de flexibilizar importaciones, el escenario podría cambiar para Costa Rica, pues las principales opciones para Estados Unidos serían México, Chile, Irlanda y Países Bajos: todos los proveedores de peso en el mercado local.
La coyuntura ha provocado zozobra en Estados Unidos y ya obligó a la administración del presidente Joe Biden a tomar medidas de emergencia y presión política sobre el mercado. La fórmula es un producto difícil de reemplazar y que se convierte en la fuente principal o única de alimento de menores, cuando se descarta la opción de lactancia materna o se recurre a alimentación mixta (leche materna y fórmula).
Si se presentara un escenario similar en Costa Rica también tendría dimensiones de crisis: datos del Ministerio de Salud para 2018 encontraron que sólo el 27,5% de infantes llega a los seis meses de vida con lactancia materna exclusiva. Si bien la alimentación complementaria comienza a los 6 meses de edad, la leche (materna o de fórmula) sigue siendo la fuente principal de nutrientes al menos hasta los 12 meses.
Mayoría. Según datos de la Organización Mundial de la Salud publicados en febrero de 2022, la lactancia materna durante la primera hora de vida, seguida de la alimentación exclusiva con leche materna durante seis meses y la continuación de la lactancia natural hasta que la persona menor tenga dos años o más, es el escenario ideal de nutrición infantil. Sin embargo, en la mayoría de países los protocolos hospitalarios reducen la posibilidad de alimentar con leche materna a un bebé al momento de nacer, y entre 6% y 8% de neonatos experimenta alergias alimenticias e intolerancia a la lactosa que pueden hacer imposible la lactancia. En el mundo solo se alimenta exclusivamente con leche materna al 44% de los niños menores de 6 meses.Una vez que se establece su consumo, la fórmula carece de sustitutos seguros y su escasez dispara el riesgo de desnutrición, enfermedad y muerte en bebés y niños pequeños.
En Costa Rica
La marca de fórmula más consumida en el país es Enfamil, que en la suma de todas sus presentaciones acapara el 35,9% del mercado. Le siguen la familia Similac y en tercer lugar todas las presentaciones de Nan. (Vea: Mercado local) EF envió consultas a las empresas responsables de cada marca: Reckitt no respondió; Abbott envió una declaración mediante una firma de relaciones públicas en el país: “Los productos de nutrición de Abbott que son distribuidos en Costa Rica, no se ven afectados por la escasez de fórmula infantil en Estados Unidos. Estamos haciendo todo lo posible para abordar la escasez de fórmula infantil en Estados Unidos”.
Nestlé (Nan) sí accedió a proporcionar información. Germán López, director de Nestlé Nutrition para Centroamérica, explicó que en Estados Unidos el aumento de la demanda, producto del retiro de productos Abbott, ha provocado desabastecimientos temporales también en algunas de sus líneas de leche en polvo para niños.
“Para ayudar a solucionar la escasez nacional de leche de fórmula infantil (en Estados Unidos), Nestlé ha aumentado la capacidad de producción, en la medida de lo posible, y está trabajando con los minoristas para ponerla rápidamente en las estanterías para garantizar que los pequeños puedan obtener la leche de fórmula que necesitan. Actualmente Nestlé no presenta desabastecimiento en Costa Rica”, afirmó López.
Las fórmulas infantiles que comercializa Nestlé en Costa Rica provienen de México, Holanda y Alemania.
La importación de fórmula tiene tendencia a la baja en Costa Rica desde 2019, pero su consumo se intensificó en 2020 y se mantiene en aumento. Datos de la Promotora de Comercio Exterior (Procomer) muestran que entre 2019 y 2021 la importación de fórmulas maternizadas se redujo en más de 100 toneladas.
Sin embargo, la firma de estudios de consumo Kantar Division Worldpanel encontró que el 4% de los hogares costarricenses con presencia de bebés hasta los 4 años compra la categoría de fórmulas infantiles a marzo 2022, lo que corresponde a un volumen total de 221.000 kilos comprados, unos 12.000 más que en 2020, con un valor total de $5 millones.
Zúñiga, de Lead University, resaltó que esta es una manifestación de los efectos de la pandemia del COVID-19 sobre los hábitos de consumo.
“Los confinamientos del 2020 condujeron a una sobredemanda de los sustitutos de la leche materna. Después de un año de pandemia, en 2021 hubo una reducción de la producción en vista que las familias aún estaban consumiendo las fórmulas que habían acumulado en sus despensas. En 2022, la demanda se reactivó”, explicó Zúñiga.