El formato del campeonato nacional de la Unión de Clubes de Fútbol de la Primera División (Unafut) en Costa Rica permite que, cuando el ganador de la fase regular del torneo (de 11 jornadas) es distinto del de la fase de eliminación (semifinales y final de segunda ronda), se desarrolle una gran final.
Esa gran final inicialmente se planteó como una forma de brindar mayor justicia deportiva para los equipos más regulares de cada competencia; sin embargo, también ha resultado ser un gran negocio para los clubes.
Saprissa y Alajuelense disputan actualmente una nueva final de este tipo de desempate. Los morados fueron líderes en la fase regular del torneo, pero perdieron la segunda ronda de eliminación ante los manudos.
Dicha situación implicó para ambos equipos acceder a los dos partidos adicionales de la gran final: dos partidos más para intentar convertirse en campeones y, por supuesto, para vender más entradas y abultar sus ingresos.
¿De qué tamaño es el negocio de la gran final para los clubes que la disputan? EF revisó los datos disponibles hasta el momento y le explica.
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Alto ingreso
Según publicó el periódico La Nación, el Deportivo Saprissa se habría embolsado una taquilla de alrededor de ¢200 millones con la venta de entradas para el segundo partido de la gran final, que se desarrollará este domingo 28 de mayo, en el estadio Ricardo Saprissa.
Para poner esa cifra en contexto, los ¢200 millones proyectados para la taquilla saprissista equivalen a un 50% de la recaudación total del equipo tibaseño en los 11 partidos que disputó como local en la fase regular del campeonato.
Los datos sobre el partido de ida de la gran final que se desarrolló este 25 de mayo en el estadio Alejandro Morera Soto, sede de Alajuelense, aún no se han dado a conocer.
Sin embargo, Alajuelense podría recaudar una cifra similar pues ambos equipos colocan cantidades similares de entradas a la venta. Pero para los rojinegros, los ¢200 millones recaudados por Saprissa representarían la totalidad de la recaudación en sus 11 partidos en casa de la primera ronda.
El estadio Ricardo Saprissa cuenta con un aforo para 21.350 espectadores, mientras que el Alejandro Morera Soto para 17.000. No obstante, no todos los espacios se ponen a la venta en cada partido. Algunos están reservados para abonados (socios) y para fines comerciales.
Mucho dinero, con menos aficionados
Datos de la Unafut dan cuenta de que el Deportivo Saprissa registró una asistencia total de 215.086 personas en las primeras 11 jornadas del campeonato; mientras que Alajuelense alcanzó el ingreso de unos 92.909 aficionados. Dichos datos implicaron ingresos por ¢400,8 millones y ¢205,6 millones, respectivamente.
Los datos indican una asistencia promedio de 19.553 personas para los morados y de 8.446 para los manudos; con recaudaciones promedio de ¢36,4 millones para los primeros y ¢18,7 millones para los segundos, respectivamente.
No obstante, los ingresos por concepto de gran final son mucho más altos que el promedio de los de partidos de fase regular.
Esto ocurre porque la gran final suele implicar la venta de todos los boletos disponibles para ambos partidos y a precios mayores pues la demanda es más alta.
Para poner un ejemplo, los precios de las entradas de Saprissa para el partido de este 28 de mayo oscilaron entre los ¢8.040 y los ¢53.620 (sin contar cargos por servicio de eticket.com): casi el doble que en el último partido del equipo morado en la fase regular (ante el Municipal Grecia), cuando los tiquetes se pusieron a la venta con precios de entre ¢3.570 y ¢37.800.
Un efecto similar ocurre con las entradas puestas a la venta por Alajuelense, que para el partido de la gran final de este 25 de mayo rondaron entre los ¢10.000 y los ¢30.000, dependiendo de la localidad del estadio.
Esta diferencia en los precios permite a los clubes recibir más dinero en un solo partido que en la mayoría de encuentros restantes del torneo, a pesar de que su organización no implica costos mucho mayores en materias como apertura del estadio, seguridad y limpieza.
Gran negocio
Jugar una gran final representa un importante ingreso para los equipos que la disputan porque usualmente no están proyectados en sus estados financieros.
Tal es el caso de Alajuelense, según publicó Teletica en febrero pasado. El equipo señaló en dichos documentos que no incluía montos relacionados con esos partidos para dar una perspectiva “conservadora”.
A pesar de que los clubes no suelen contemplar los partidos de gran final en sus proyecciones de ingresos, la mayoría de los torneos cortos que se han disputado desde 2018 se han resuelto por esa vía.
De acuerdo con datos del estadígrafo y periodista deportivo Gerardo Coto Cover, el esquema de final de segunda fase se retomó en el Torneo de Clausura 2018 y desde entonces solamente tres torneos no han llegado a esa instancia.
Es decir, el 72% de los torneos de fútbol de primera división que se han disputado desde entonces se extiendieron a dos partidos más para definir al campeón.
”Este tipo de final de segunda ronda empezó en el torneo de 1991 y se extendió hasta la temporada 97-98; con variaciones en el formato de cada torneo, pero siempre contemplando una final de segunda fase. Se volvió a aplicar en el 2018 hasta la actualidad”, explicó, consultado por EF.
Saprissa y Alajuelense definirán cuál equipo se corona como campeón del torneo de Clausura 2023 este 28 de mayo. La Liga ganó el primer partido 1-0 en su casa, y ahora quedan 90 minutos más para definir al vencedor en el encuentro de vuelta. Lo único seguro es que ambos clubes ganarán mucho dinero y solo uno el título.