Encontrar un talento como el de Pelé o Maradona es una excepción extraordinaria y está fuera del control de los equipos, en cambio, mantener un nivel futbolístico de talla mundial sin ellos sí es un objetivo alcanzable, y así lo asumen las mejores selecciones de fútbol del mundo.
¿Qué hace que año tras año las potencias futbolísticas se destaquen de los demás y que las “sorpresas” en torneos cortos pocas veces repitan sus proezas?
Las diferentes estrategias se pueden resumir en tres pilares: la existencia de una cultura ganadora, la formación rigurosa e incorporación de múltiples disciplinas que enriquezcan los procesos y la disposición de los recursos necesarios para la profesionalización.
Especialistas en fútbol y en formación de equipos ganadores consultados por EF coinciden en que los resultados son fruto de años y procesos, en los que incluso un desempeño pobre –por ejemplo, el de Alemania en el Mundial de Rusia 2018, o el de Italia en las eliminatorias para esa justa– sirven como insumos para el aprendizaje y la corrección de errores.
Los tres pilares
Oscar Milton Rivas, académico de la Universidad Nacional y especialista en fútbol y metodología del entrenamiento deportivo reconoce coincidencias en países reconocidos como potencias futbolísticas, como Alemania, Brasil, Italia, España, Francia o Argentina. Todos cuentan con factores culturales, técnicos y de recursos para potenciar el desempeño futbolístico.
Cultura ganadora
“Lo que hace grande a una organización de seres humanos, sea una empresa o a una selección mundialista que camina rumbo a proclamarse campeona mundial en Rusia, es ante todo su mentalidad, su nivel de pensamiento”, advierte Alexander Aguilar, director de la firma consultora Humano.
Esa cultura ganadora es fruto de una colaboración entre el sector deportivo, el gobierno y la sociedad. Las actitudes que la acompañan se manifiestan en otros campos, como la capacidad colectiva para nunca sentirse menos que nadie.
German Retana, coordinador académico de los Programas de Gerencia con Liderazgo, Integración de Equipos Gerenciales del Incae y consultor de liderazgo para la Selección Nacional del Fútbol en el proceso del mundial Japón y Corea 2002, afirmó que esta cultura se manifiesta en la filosofía del equipo.
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“Sin duda, la sostenibilidad de los procesos a largo plazo crea una identidad ganadora, sólida, sin que falten altibajos, como es normal”, aseguró.
Rivas señaló que en los países con mejores selecciones, el fútbol es el deporte preferido o uno de los principales, eso significa que existe un acervo cultural que permite y facilita el proceso educativo de enseñanza y aprendizaje de este deporte en la población infantil y adolescente
“Se facilita la creación de infraestructura. El nivel de exigencia deportivo y competitivo de los torneos que se realizan en las confederaciones es mucho más alto. Esto hace que los futbolistas siempre estén jugando a su máximo potencial deportivo, por tanto, se va desarrollando en ellos una conducta o comportamiento competitivo de alto nivel”, enfatizó.
Esto redunda en una mentalidad ganadora, en la cual no es suficiente clasificar al Mundial sino que el objetivo es ganarlo y se considera poco exitoso quedar por debajo de los cuatro primeros puestos.
Formación
Las selecciones más ganadoras están a la vanguardia en el paso del culto al talento nato hacia la formación del talento futbolístico, técnico y ejecutivo.
Retana resalta la necesidad de contar con:
1-Jugadores con alta calidad técnica y fortaleza mental.
2-Directores técnicos con visión y que ayudan a los jugadores a ser su mejor versión.
3-Trabajo en equipo multidisciplinario en el cuerpo técnico.
4-Selección con criterios técnicos de quienes realmente sean mejores y estén en óptimas condiciones.
Rivas concuerda y afirma que el personal técnico debe estar altamente calificado y actualizado en sus conocimientos. Además, los jugadores desde las ligas menores deben recibir formación y desarrollar sus habilidades mediante la participación constante en torneos internacionales.
Recursos
El dinero es un favor determinante. En las sociedades que impulsan prácticas de excelencia, el estado entiende que el deporte es una prioridad y genera condiciones mínimas para su práctica en instituciones educativas públicas, con cobertura nacional.
Además, el sector privado aprovecha las condiciones dadas e invierte en programas complementarios a los estatales, para lograr mejores condiciones de infraestructura y competencias.
Finalmente, los clubes administran sus ingresos estratégicamente, para invertir en elementos vanguardistas, en lugar de dedicarlos a campañas de mercadeo o contrataciones costosas.
“Poseen tecnología de punta sobre la rehabilitación de lesiones, evaluación física, software sobre rendimiento técnico-táctico, que facilita el planteamiento de entrenamientos mejor orientados y físicamente mejor dosificados”, explicó Rivas.
En países como Inglaterra, los clubes usan el análisis de datos para individualizar la atención médica, física y táctica de los jugadores que lo necesitan.
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La suma de estos tres pilares resulta en un ecosistema generador de resultados a lo largo del tiempo, que convierte al país y sus selecciones en marcas futbolísticas y hace de la excelencia la norma.
“Producto de ese respaldo psicológico (“mentalidad ganadora”), técnico-táctico dado en su formación futbolística y logística (tecnología de punta para el desarrollo de mejores entrenamientos), las selecciones manifiestan y privilegian en la competencia, modelos tácticos defensivos y ofensivos, muy consistentes y agresivos”, aseguró Rivas.
Cualquier equipo puede dar una sorpresa en un torneo, pero cuando lo que se busca es mantener un alto nivel de calidad competitiva, reconocimiento global y generación de valor para la marca futbolística del país, solamente se logra con la implementación de una estrategia y el desarrollo de los tres pilares fundamentales a lo largo del tiempo.
¿Incentivo perverso?
El papel de la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA) recibe críticas constantes y una es la creación de un incentivo perverso, es decir, el desarrollo de sistemas de premiación, sorteos y logística que favorecen a los poderosos y perpetúa su posición ventajosa.
De estas murmuraciones, se habría comprobado el caso del Mundial de Francia 1998, cuando el comité organizador habría “sembrado” al país sede en un grupo desde el cual no podría encontrarse con Brasil antes de la final, siempre que ambos equipos terminaran la fase de grupos en primer lugar.
En esa ocasión, el exjugador francés y miembros del comité organizador, Michel Platini, habría participado directamete en la manipulación, según sus declaraciones del 19 de mayo de 2018.
Sin embargo, incluso este “truco” fuera de la legalidad era incapaz de asegurar el desempeño de los equipos: para recibir el beneficio debían ser mejores que los demás miembros de sus grupos.
Las investigaciones por corrupción que enfrenta FIFA también han dificultado posibles procesos de favorecimiento, y la ampliación de 32 a 48 cupos planeada para la Copa del Mundo United 2026 (en Canadá, Estados Unidos y México), repartiría los beneficios económicos de la fase final en forma más democrática. Platini es uno de los personajes que están en investigación y suspendidos de todo cargo en FIFA.
Oscar Milton Rivas, académico de la Universidad Nacional y especialista en fútbol y metodología del entrenamiento deportivo, descarta que el modelo de FIFA tenga peso real en los resultados de cada selección.
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“Las reglas de juego están bien descritas desde antes que empiecen las eliminatorias para los mundiales, y a través de los años se ha tratado de ir haciendo más imparciales, neutrales y justos en los procesos”, afirmó.
Cómo se llega al estado ideal
Factores básicos para generar condiciones ideales hacia la práctica de deportes de élite.
Masificar el deporte, sobre todo en poblaciones infantiles. Esto permitiría ampliar la base, para la escogencia en la especialización.
Personal técnico capacitado, es decir, directores deportivos, entrenadores, preparadores físicos especializados, psicopedagogos, médicos deportivos, que laboren en las ligas menores favoreciendo y estimulando el desarrollo de los talentos.
Crear centros o institutos de promoción y desarrollo del talento.
Competencias de alto nivel. Cuando el talento está en su fase o etapa de especialización, deberá participar en torneos internacionales de buen prestigio internacional.
Infraestructura adecuada; canchas, gimnasios, materiales didácticos actualizados
Tecnología de punta relacionada con la evaluación física, rehabilitación de lesiones, software valoración técnica y táctica, GPS, entre otros.
Fuente: Oscar Milton Rivas, UNA.