Grandes potencias ya dan sus primeros pasos en tempranas campañas de vacunación contra la COVID-19. Mientras Reino Unido, Rusia y Estados Unidos trabajan a golpe de tambor en una rápida inmunización, Costa Rica debe apurar el paso para garantizar la llegada de la vacuna.
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EF conversó sobre la logística que rodea a las vacunas contra la COVID-19 con Robin Townley, Director Regional de Proyectos Logísticos de Maersk, quien cuenta con experiencia en operaciones de alto riesgo y cadenas de suministro.
¿Cuáles son los principales retos que se avecinan para transportar millones de dosis de la vacuna contra la COVID-19?
“El desafío de la industria es asegurarse de que exista la capacidad a nivel mundial para asegurar de que a todos se les asigne el nivel correcto de atención de transporte para llevar la vacuna.
No es que a Costa Rica se le va a dejar al final de la lista porque solo tiene 4,5 millones de habitantes, esa no es la respuesta”.
“Para nosotros (el reto) será equilibrar la capacidad global y las tendencias para asegurarnos de que la distribución de la vacuna sea precisa en todo el mundo”.
¿Qué debe hacer Costa Rica para quedar al final de la lista?
“Empezar a hablar con los desarrolladores logísticos ahora mismo. Y la razón por la que digo esto es porque no es suficiente que un gobierno solo trabaje con los desarrolladores de vacunas o las agencias internacionales para priorizar sus necesidades”.
“Cuando se trata de los mercados de vacunas estos se moverán hacia los destinos y los compradores que puedan facilitar la carga de la vacuna.
“Cuanto más fácil el gobierno costarricense pueda hacer la ecuación completa con los fabricantes de vacunas y los proveedores de logística, más rápido y más prioridad obtendrá en comparación con otros (países)”.
¿Las vacunas deberían viajar por aire?
“Va a tener que ser una combinación de transportes y puedo darte una idea de por qué. Todo el mundo está enfocado en el transporte aéreo porque así es como se transportará la primera generación de vacunas, las que se deben mantener más frías”.
“Es realmente importante comprender todos los modos de transporte. No importa si se pueden enviar 5 millones de dosis de vacuna por vía aérea, si el resto de la infraestructura no puede procesarlo con tanta rapidez.
“Realmente tenemos que tener en cuenta que podría no ser apropiado enviar todo por vía aérea. Hay que entender cuánto pueden recibir los hospitales. En Costa Rica tal vez el sistema pueda desplegar medio millón de dosis a la semana, no sé cuál es ese número. Pero ese número, sea el que sea, me debe decir a mí o a alguien en la industria cuántas dosis se deben de poner en un avión y cuántas en un barco. Se debe pensar en la capacidad del país a nivel local”.
Las cadenas de distribución globales están acostumbradas a manejar productos perecederos en congeladores pero no una vacuna que debe mantener la cadena en frío. ¿Cómo se preparan para transportar este medicamento que debe llegar a todos los rincones del mundo?
“Para un país como Costa Rica puedo decir con mucha confianza que tenemos los activos para hacer que suceda, eso no está en duda. La vulnerabilidad en cuestión aquí es cómo se gestionan los activos, el gran riesgo en cualquier cadena de suministro siempre está en los puntos de transición (en la distribución interna)”.
“Las brechas en la transición (barco, contenedor, cliente) son realmente un riesgo. (...) No solo el control de temperatura sino también la seguridad y cuanto menos de esas transiciones podamos hacer, mejor.
“Llevar la vacuna a un barco en un contenedor refrigerado y mantenerlo en ese contenedor refrigerado hasta que ingresemos en un hospital, es el mejor de los casos. Pero la capacidad de hacerlo depende del Gobierno y hasta qué punto quieren que (los desarrolladores logísticos) nos involucremos”.