Dos canales comerciales de vital importancia para el mundo están en problemas: el Canal de Suez quedó envuelto en el conflicto que se extiende por Medio Oriente, mientras que el Canal de Panamá sufre por la insuficiencia de agua.
Los dos conductos son cruciales para la economía mundial. Las estadísticas señalan que por el Mar Rojo se traslada alrededor del 12% del comercio global y por la conexión entre el Océano Pacífico y el Atlántico otro 6% del mismo.
Los problemas en las cadenas de suministro siempre repercuten en mayores tiempos para los traslados y mayores costos de los mismos. Finalmente, eso se traduce en menos comodidad para el comercio y precios más altos, al menos hasta que se reacomodan los procesos de traslado.
Oxford Economics estima que, solo en el caso de que el escenario actual (con el mar Rojo cerrado y los precios del transporte dupliquen sus niveles de diciembre) se mantenga por varios meses, la inflación mundial podría crecer en unos 0,7 puntos porcentuales este 2024.
¿Qué pasa en cada uno de estos canales y qué implicaciones puede tener para el comercio mundial y la economía costarricense? Veamos.
Los casos
La situación que altera el funcionamiento de cada uno de los dos canales es muy distinta.
En el caso del Canal de Suez, este quedó inmerso en los conflictos armados de Medio Oriente. Específicamente, rebeldes hutíes yemeníes iniciaron una serie de asaltos, con misiles y drones, a barcos que pasaban por la zona; lo cual obligó a la instalación de equipos de guerra para contrarrestarlos, específicamente barcos militares que puedan interceptar misiles.
Según los rebeldes, los ataques buscan afectar a Israel, en solidaridad con la organización administradora de Palestina (Hamás).
Desde que iniciaron los problemas en la zona de Suez, múltiples empresas han decidido cambiar de rutas, a pesar de las complejidades logísticas que ello supone. Entre ellas, están navieras como MSC, CMA CGM, Maersk y Hapag-Lloyd; así como la petrolera British Petroleum (BP).
El Canal de Suez es la principal conexión marítima entre Oriente y Occidente, pero se estima que desde mediados de noviembre la cantidad de contenedores que pasa por la zona cayó en un 70%.
Por otra parte, el Canal de Panamá sufre por cuestiones climáticas y no por enfrentamientos geopolíticos. El canal experimenta una reducción en sus caudales, producto del cambio climático y del fenómeno de El Niño, lo cual le ha obligado a limitar los niveles de tránsito por sus instalaciones.
El Canal obtiene su agua delos lagos artificiales de Gatún y Alhajuela, en el norte de Panamá, y por cada barco que pasa se estima que se necesitan unos 200 millones de litros de agua.
Según informaron las autoridades panameñas, el 2023 fue el segundo año más seco en la historia del canal y ello implicó una reducción en el tránsito de barcos, que principalmente corresponden a navíos de Estados Unidos, China y Japón.
El tránsito por la vía pasó de unos 39 barcos diarios a 24 en enero de este año, al mismo tiempo que se aplicaron restricciones de peso que han disminuido los niveles de carga que trasladan.
Ante todos estos problemas, algunas navieras han cambiado de rutas, igual que pasó en el caso del Mar Rojo. La danesa Maersk, por ejemplo, anunció que sus barcos con trayectos de Oceanía hacia América comenzarán a evitar el canal panameño.
Según las autoridades panameñas, cifras citadas por la AFP, el país centroamericano captó unos $3.344 millones este 2023 por el tránsito de embarcaciones, pero este año se estiman unos $500 o $700 millones menos por peajes.
Impactos económicos
Los principales problemas derivados de la crisis en ambos canales son el aumento de los tiempos y de los costos operativos del transporte marítimo, así como posibles atascos en las vías alternativas.
Por ejemplo, dejar la vía del Canal de Suez (si se tienen que transportar productos entre el Océano Índico y el Mediterráneo) implica navegar frente a las costas de Yemen, en el este de África, y bordear a todo ese continente hasta llegar hasta Europa, pasando por el cabo sudafricano de Buena Esperanza.
En el caso del Canal de Panamá, por otro lado, las alternativas implican bordear casi todo el continente americano para pasar por el Estrecho de Magallanes, en el sur de Argentina y Chile.
Este tipo de cuestiones redundan en presiones inflacionarias, pues repercuten directamente sobre los costos que finalmente tienen que pagar los productores para llevar sus bienes a sus mercados finales y, con ello, en los precios finales a los consumidores. También, en muchos casos, obliga a reducir la oferta de algunos bienes que, como los costos de trasladarlos aumenta, se vuelven poco rentables de negociar internacionalmente.
Según explicó el economista de Allianz Trade, Ano Kuhanathan, a la AFP las empresas de bienes de equipo y de electrónica “podrían encontrarse con retrasos”. Y la situación podría ser más problemática para “las que trabajan a un ritmo frenético y con poco stock”.
No se espera que la inflación que generen estos problemas detengan la tendencia decreciente de los precios a nivel mundial. Sin embargo, sí podrían hacerlo si se agravan y si se suman otros problemas como la posibilidad de que las tensiones geopolíticas mundiales aumenten y eleven aún más el costo de la energía y los derivados del petróleo. Así lo analizaron Simon MacAdam y Lily Millard, economistas de Capital Economics, citados por CNN.
¿Y en Costa Rica?
Todos estos problemas tienen un impacto directo sobre Costa Rica, según la exministra de Comercio Exterior, Dyalá Jiménez.
“Al tener nuestros importadores acceso a algunos de los mercados que se atienden mediante esos canales, estamos también expuestos los consumidores a cualquier subida de precio. Ocurre lo mismo con los exportadores, en el sentido de que nuestros productos pueden encarecerse y perder competitividad”, opinó.
También tienen efectos indirectos. En ese sentido, añadió que “cualquier afectación en el transporte marítimo, sobre todo en esos dos canales de paso tan importantes, impacta los costos de los bienes que se transportan”.
Por el momento, se visualizan pocas posibles soluciones a los problemas en el Canal de Suez y en el Canal de Panamá.
La crisis geopolítica en Medio Oriente no parece tener una salida cercana, y en Panamá todo depende de que el Fenómeno de El Niño merme su impacto a partir de la mitad del año.
Ante la sequía que afecta a la zona, las autoridades panameñas analizan opciones como planes de ahorro de agua y más adelante, la construcción de una represa adicional, en las cercanías de Río Indio, al oeste panameño. Sin embargo, existen dudas sobre la viabilidad del proyecto porque afectaría a unos 2.000 pobladores de esa región y, además, se trataría de un proyecto a largo plazo.