El uso de la tecnología del blockchain ha prosperado de manera significativa en los últimos años y con diversas aplicaciones, como las criptomonedas. No obstante, también existen otras opciones de aprovechamiento como los contratos inteligentes (smart contracts), que podrían mejorar la forma en la que se realizan transacciones y negocios actualmente.
Edgar Fernández, uno de los fundadores de EOS Costa Rica, explicó que este tipo de acuerdos que se realizan a través de cadenas de bloques brindan mayor seguridad, transparencia y agilidad en comparación con los contratos tradicionales, tanto para personas como para las empresas.
EOS Costa Rica es una empresa desarrolladora de soluciones en blockchain para mejorar la eficiencia, trazabilidad, transparencia y rendición de cuentas en empresas.
Fernández atendió a EF en entrevista sobre qué son y cómo pueden utilizarse este tipo de contratos; aquí un extracto de lo conversado:
―¿De qué trata un contrato inteligente y cuáles son su ventajas?
Un contrato inteligente es un pedazo de código, de software, que se almacena en un blockchain y por ende es inmutable. Dadas las condiciones o términos de ese contrato, se auto ejecuta. Esos términos pueden ser muy simples o muy complejos.
Algunos de los beneficios es que la lógica de esos términos se definen antes de los eventos y después de que los eventos pasen uno no puede cambiar cuáles eran los términos, que son muy transparentes para que todas las partes interesadas pueden verlo.
Es lógica de negocio que está programada, que es visible y transparente; una vez que se acuerda entre las partes no se puede cambiar y se auto ejecuta.
―Para aterrizar en sus usos, ¿cómo y en qué tipo de empresas podría utilizar un contrato inteligente?
En muy diferentes empresas. El sector más grande en este momento es el de finanzas descentralizadas (...), un contrato inteligente puede prestar otra criptomoneda contra una prenda y al mismo tiempo puede dar una rentabilidad sobre eso. Puede ser hasta una inversión.
Se pueden usar smart contracts para contabilidad, donde hay cierta lógica que se tiene que dar antes de que una transacción entre. La compra y venta de un producto tiene que estar dentro de cierto de margen para estar dentro de la política de tributación o cumplimiento entre dos países, por ejemplo.
También podemos tener contratos inteligentes que son compras de seguros, como la póliza viajera. En un contrato inteligente puedo comprar una póliza que diga que si el vuelo no está demorado no hay que pagar la póliza de viajero, pero que si se reporta que ese vuelo está demorado más de dos horas o que se canceló, la póliza del seguro me pague inmediatamente. Entonces yo como viajero puedo tener mis fondos en minutos y no hay que ir a llamar a la compañía de seguro, a explicar lo que pasó y para que en unos días o semanas me manden el reembolso.
Las compañías de seguros son un excelente sector para contratos inteligentes, porque son complejos y burocráticos, pero normalmente lo que el usuario busca es un pago inmediato de la póliza.
―Ustedes utilizan los contratos ricardianos, ¿estos para qué sirven en medio de un smart contract?
En la plataforma que usamos existe el concepto de la intención del contrato y el concepto de contrato ricardiano, eso lo que significa es que el contacto inteligente es código, se guarda en el blockchain, pero se adjunta un contrato en prosa a dónde se describe las intenciones de cada acción, de cada condición de ese contrato.
Entonces si hay un error o una pulga en el software y el código no hizo lo que se quiso hacer, uno puede decir ‘bueno la intención de este contrato fue este’. Eso no significa que se cambia, pero se puede actualizar. Permite interpretación porque sabemos que el código no es perfecto y en vez de tener que empezar una cadena completamente nueva por un error, se adjunta el contrato ricardiano explicando la intención de cada acción.
En otras plataformas, si se puede cambiar o no depende de la gobernanza definida o de las reglas de esas plataforma. Algunas son tan grandes sumamente difícil, si no imposible, llegar a un consenso y cambiar.
―¿Es posible valerse de ese contrato ricardiano en caso de una disputa?
En el contrato ricardiano se puede definir un arbitraje, una corte de arbitraje, como se ha hecho en comercio internacional por muchos años, por ejemplo. Ambas partes pueden definir que si hay una disputa están de acuerdo en ir a la entidad arbitral.
―¿Cuánta seguridad brinda la tecnología a los usuarios de los smart contracts tanto a nivel de datos como a nivel de cumplimiento?
Mucha más seguridad. No tengo que necesariamente esperar que los resultados de esos contratos se den, no hay riesgo de contraparte básicamente. No hay una contraparte que pueda entrar al contrato y decir ‘ok, te voy a pagar esta cantidad si estas condiciones se dan’ y que no paguen o no tengan los fondos necesarios.
En términos de seguridad para los usuarios, por mucho preferiría un contrato inteligente que tiene los fondos en custodia y que sé que son auto ejecutables, que de un contrato que debo confiar en la segunda parte y en caso de tener que defenderme si la contraparte no la da o cae en bancarrota.
Otro beneficio del blockchain es que no hay este concepto de cliente - servidor. Estos datos no están en un servidor en el que yo como un hacker puedo entrar, hacer un fraude y fingir que soy otro usuario, hacer cambios y después irme. En un blockchain todos tienen una copia actualizada, entonces tendría que cambiar la copia de por lo menos el 51% y hasta más para poder cambiar un dato.
Además, las llaves privadas no están en un servidor. Mucha de la seguridad ahora está en el usuario en sí.